Clases magistrales de N¨¦lida Pi?¨®n
La Residencia de Estudiantes inaugura su programa 'Narrador en residencia' con la escritora brasile?a N¨¦lida Pi?¨®n al frente de los cursos de escritura creativa
N¨¦lida Pi?¨®n viv¨ªa en Nueva York cuando un d¨ªa de 1970 recibi¨® la invitaci¨®n de la Universidad de Columbia para asistir a un curso impartido por Jorge Luis Borges. Pens¨® que, debido a la fama del escritor argentino, al entrar al aula se encontrar¨ªa con muchos alumnos. Pero s¨®lo hab¨ªa ocho personas. ¡°A m¨ª, que lo admiro tanto, me pareci¨® esplendoroso que lo hubieran tra¨ªdo s¨®lo para nosotros. Borges habl¨® sobre narrativa, sobre poes¨ªa, sobre ensayo¡ Despu¨¦s le dieron el Doctorado Honoris Causa de Columbia y me acuerdo muy bien de que en el acto dijeron que era como darle el Honoris Cusa a Cervantes.¡±
Ahora es ella la que est¨¢ al frente de cursos de escritura creativa. La Residencia de Estudiantes de Madrid ha inaugurado con ¡°la Sherezade brasileira¡± su nuevo programa Narrador en residencia que, al estilo de las universidades anglosajonas, se propone acercar durante unos d¨ªas el magisterio de un escritor a las nuevas generaciones literarias. ¡°Estoy encantada de estar en este sitio, con las sombras de Lorca, Dal¨ª y Bu?uel¡±, dice con una sonrisa la autora de Coraz¨®n andariego (Alfagura, 2009).
Antes de protagonizar un coloquio sobre su obra y de comenzar su taller reconoci¨®, en conversaci¨®n con EL PA?S, que no se puede ense?ar a escribir. ¡°Pero s¨ª se puede despertar el apetito y explotar lo mejor del otro, aunque para eso hay que ser un profesor enamorado y capaz de compartir lo que sabes sin miedo a perder lo que tienes.¡±
N¨¦lida Pi?¨®n ha escrito cuentos, novelas y ensayos, reconocidos con premios como el Juan Rulfo en 1995, el Men¨¦ndez Pelayo en 2003 o el Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras en 2005. El mes pasado de agosto se public¨® en Brasil su m¨¢s reciente obra, Libro de las horas, en donde, dice, ¡°confluye la memoria colectiva, entre reflexiones sobre la muerte, el amor, la desilusi¨®n y la historia del pensamiento. He rellenado la imaginaci¨®n con cosas de lo que llamo la ¡°caja com¨²n¡±: la acumulaci¨®n de mis grandes y m¨ªnimas experiencias.¡±
Lo primero que hace N¨¦lida Pi?¨®n cuando se sienta a escribir es tomarle la temperatura a las palabras. ¡°Es como si el lenguaje tuviera fiebre y fuera necesario medirle su intensidad. De esta manera, podemos calcular c¨®mo utilizar las palabras y tomar decisiones est¨¦ticas de acuerdo con la intenci¨®n que queramos darle al texto.¡± Casi siempre escucha m¨²sica cl¨¢sica y as¨ª entra en ¡°estado de gracia¡± porque se siente capaz ¡°de escribir todos los libros del mundo.¡±
Luego, cuando coloca el punto final, deja reposar el texto para tomar distancia. Y entonces comienza su verdadero aprendizaje. ¡°Con las correcciones trato de sacar el rostro aut¨¦ntico de cada frase. Tacho, corto. Corrijo mucho, ?mucho! De La Rep¨²blica de los Sue?os, por ejemplo, una novela de 700 p¨¢ginas, hice siete versiones. Pienso que las oberturas son muy importantes. Las primeras frases han de ser impactantes. Y me encanta el equilibrio entre frases cortas y largas. As¨ª se producen pausas respiratorias que hacen m¨¢s disfrutable la lectura de una historia.¡±
Cuenta que adem¨¢s de la m¨²sica, su prosa se nutre del cine. ¡°Soy una gran aficionada de las pel¨ªculas de aventuras. ?Las veo y es como si estuviera en un spa! Tambi¨¦n soy una enamorada de los westerns americanos. ?Nada me fascina m¨¢s que la soledad del oeste!: esos hombres grandes, mascando pedacitos de carne seca y apagando el fuego con el caf¨¦ viejo. ?Con eso tengo todo!¡±
Ya en el taller, con sus ¡°ojos apretados¡±, la sonrisa estampada en el rostro y el ritmo cadencioso de su habla, recomienda llegar a casa todos los d¨ªas con un buen queso y una buena historia. ¡°De lo contrario, no has vivido ese d¨ªa.¡± Sostiene que a la hora de escribir no piensa en el lector. ¡°El pacto no es con ¨¦l. Es con la literatura, con la creaci¨®n.¡± Y agrega: ¡°para escribir hay que tener la experiencia de la vida, el conocimiento del otro, tener apetito de almas.¡± En el Sal¨®n de Actos de la Residencia de Estudiantes hay una treintena de personas escuchando sus lecciones. Hacen preguntas y plasman las respuestas recibidas en sus cuadernos, como cuando ella, en la Universidad de Columbia, tomaba apuntes de lo que dec¨ªa Borges.
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