Movimientos por la libertad de la cultura
El Teatro Real inaugura la temporada de ballet con 'One of a kind', una coreograf¨ªa de Jir¨ª Kyli¨¢n representada por la compa?¨ªa de danza de la ¨®pera de Lyon
La temporada de danza en el Teatro Real comienza con un grito por la libertad del arte. Como una digresi¨®n que rasga el mundanal caos del d¨ªa a d¨ªa para clamar por la individualidad. One of a kind, la coreograf¨ªa del checo Jir¨ª Kyli¨¢n que interpreta el ballet de la ¨®pera de Lyon, hace verdaderas las palabras sobre el escenario. Tras los micr¨®fonos, frente a la prensa, las materializa Gerard Mortier, el director art¨ªstico del coliseo madrile?o. ¡°La programaci¨®n de danza hasta 2013-14 est¨¢ asegurada. Despu¨¦s, est¨¢ en el aire¡±, profetiza ¨Cy advierte-, en alusi¨®n al mazazo que ha arrancado de cuajo un 30% del presupuesto de la instituci¨®n y que, de haber alcanzado el 50% con que amenazaba el Gobierno, se hubiera llevado tambi¨¦n por delante al siempre controvertido belga, que r¨¢pidamente garantiz¨® su fulminante dimisi¨®n. ¡±Si queremos hacer dinero podemos invitar al ballet imperial de Mosc¨² a que hagan el Cascanueces, pero si queremos hacer un programa interesante, no tiene que ser solo un medio para ganar dinero, sino una propuesta art¨ªstica¡±.
Que la art¨ªstica compa?¨ªa francesa est¨¦ presente en Madrid, donde representar¨¢ cinco funciones entre el 4 y el 9 de octubre, es fruto, dice Mortier ¨Cy asiente el aludido- de la buena amistad que le une con Yorgos Loukos, su hom¨®nimo en la ¨®pera lionesa. No de que ¡°los dineros¡±, los menguantes dineros, alcanzaran para pagar ¨ªntegramente su cach¨¦. Lo que traen en cualquier caso llega en toda su expresi¨®n: una coreograf¨ªa de un gran maestro que se estren¨® en 1998 y que apenas ha cambiado desde sus or¨ªgenes. ¡°Hoy est¨¢ interpretada por bailarines diferentes a los de hace diez a?os, que estaban m¨¢s obsesionados por la t¨¦cnica cl¨¢sica¡±, matiz¨® Loukos, ¨¦l mismo formado acorde a la tradici¨®n pero enfilado cual toro obcecado hacia la modernidad. ¡°Ahora est¨¢n m¨¢s cerca de los actores que de los bailarines, son m¨¢s seres humanos¡±.
A tel¨®n abierto, la protagonista contin¨²a improvisando en los descansos
Sin dar forma a una narraci¨®n, el ballet retrata a trav¨¦s de los solos de la bailarina principal, de duetos y tr¨ªos, la irresoluble pugna a dos bandas del ser humano como individuo y ser social. A tel¨®n abierto, la protagonista contin¨²a improvisando en los descansos, dos, que forman parte del espect¨¢culo de alrededor de dos horas, y en los que se puede ver tambi¨¦n a los t¨¦cnicos cambiar los decorados, casi como una parte m¨¢s del atrezo. Dise?ada por el arquitecto japon¨¦s Atsushi Kitagawara, la escenograf¨ªa da pie a un espacio inquietante, sombr¨ªo y turbulento, en el que la m¨²sica suena como un repique dentro de la cabeza.
Mientras que, en el segundo de los tres actos, penden sobre el escenario desnudo unas enormes y desoladas figuras geom¨¦tricas, estrat¨¦gicamente iluminadas para crear un juego de contrastes, claroscuros y movimiento, un m¨²sico puntea sobre las melod¨ªas electr¨®nicas de Brett Dean, que amalgaman sonidos vocales o de tambores africanos con madrigales de Gesualdo y un violonchelo. ¡°Una composici¨®n que traspasa los l¨ªmites del tiempo y del espacio, haciendo escuchar al p¨²blico cinco siglos de m¨²sica¡±, dijo sobre el que es siempre el punto de partida de sus creaciones Kyli¨¢n, en una cita que proporciona el Real en nota de prensa. Antes, un paisaje perfilado como un origami magnificado e informe, con sus dientes que parecen nacer de las propias tablas, y despu¨¦s una jaula dorada que se levanta ante los bailarines a base de haces de luz, componen el simb¨®lico constructo ideado por Kitagawara, una m¨¢gica y abstracta visi¨®n para encuadrar los virtuosos movimientos de los bailarines, entre los que se encuentra un espa?ol, Fernando Carri¨®n. El artista, aunque ahora no pertenece a la compa?¨ªa -hubo un periodo en que s¨ª- colabora con ellos como freelance.
De cara al resto de la temporada, Mortier tiene preparado en la rec¨¢mara otro tr¨ªo de propuestas para huir de la pesada carga del clasicismo, recalcitrante a su parecer en Espa?a. ¡°Si hacemos La Bella Durmiente, el teatro est¨¢ lleno, pero lo que son los grandes ballets para mi, solo llenan el 60%¡±. Israel Galv¨¢n y Mark Morris Dance Group en diciembre, y la Compa?¨ªa Nacional de Danza en abril son su arma para el contraataque, mientras que una compa?¨ªa residente de la ¨®pera madrile?a es su reivindicaci¨®n m¨¢s acuciante. No es l¨®gico que no la tenga ya, sostiene, muy consciente sabedor de que sus palabras tienen la capacidad casi telequin¨¦tica de levantar cejas all¨¢ donde las lanza. ¡°Lo s¨¦ Ignacio¡±, rio, mir¨® al director general del Real, Garc¨ªa Belenguer, y concluy¨®: ¡°mis declaraciones son siempre pol¨¦micas. Pero es que es el momento de ser pol¨¦mico para ser inventivo¡±.
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