Asesinando, que es gerundio
Grandiosa 'Sightseers', de Ben Wheatley y decepcionante 'The lords of Salem', de Rob Zombie en el Festival de Sitges
Empezaba el d¨ªa muy fuerte en Sitges con la grandiosa Sightseers, de Ben Wheatley. El director brit¨¢nico, un se?or de culto gracias a su perturbadora The kill list ha vuelto demostrar que est¨¢ preparado para lidiar con cualquier g¨¦nero, incluyendo la comedia (negr¨ªsima, eso s¨ª) que a muchos se les resiste. Si en The kill list Wheatley se acercaba much¨ªsimo a Polanski, especialmente en esos ¨²ltimos veinte minutos de sublimaci¨®n total del terror que degeneran en un final terrible (por bueno), en Sightseers uno puede encontrar trazos de los hermanos Coen o de Alexander Mackendrick aunque en el fondo de la trama subyazca una huella absolutamente personal. La pel¨ªcula cuenta la historia de una mujer aplastada por una madre dominante que de repente ve una ruta de escape en los brazos de un se?or con pinta de oso que se la lleva de vacaciones. Lamentablemente el oso es m¨¢s bien un chacal y el costumbrismo de un viaje con vistas a la campi?a inglesa acaba convirti¨¦ndose en una masacre a lo The honeymoon killers.
Lo original del filme y la parte m¨¢s memorable es la sequedad absoluta (la tatareada flema brit¨¢nica) con la que los dos amantes se dan al asesinato y el pragmatismo que parece guiar sus acciones hasta que la improvisaci¨®n lo complica todo. Un perro, el se?or maleducado, el moralista, los excursionistas profesionales o un tipo que corr¨ªa por all¨ª: todos ellos acaban embadurnando un fresco imposible, tan racional en su desarrollo que al final el espectador acaba por preguntarse si en realidad todos aquellas v¨ªctimas no ser¨¢n merecedores de su (fatal) destino. La batuta de Wheatley, capaz de combinar una c¨¢mara impecablemente discreta y con momentos de gran belleza (algunos planos parecen pertenecer a alg¨²n tipo de epopeya rom¨¢ntica) con unos di¨¢logos deliciosos es de lo mejor que se ha podido ver en este festival desde que empez¨® su andadura hace ya cinco d¨ªas: divertida, brillante y brutal, esperemos que Sightseers sea la pel¨ªcula que marque el final de la sequ¨ªa a la que se ha sometido al director, que a d¨ªa de hoy sigue sin haber encontrado distribuci¨®n para ninguna de sus obras en nuestro pa¨ªs.
La otra protagonista del d¨ªa era The lords of Salem, la ¨²ltima y esperada pel¨ªcula de Rob Zombie. El se?or Zombie es uno de esos personajes amados por los aficionados al cine de g¨¦nero y sus m¨¦ritos son muchos y variados: desde que en 2003 estrenar¨¢ La casa de los mil cad¨¢veres, el director (y m¨²sico) ha conseguido que se vuelva a hablar del "esp¨ªritu¡± del cine de terror y se ha lucido en filmes como Los renegados del diablo o los reebots de Halloween demostrando que puede ser un director excelente y que conoce ¨Ca la perfecci¨®n- los dimes y diretes del g¨¦nero. Por eso la sala presentaba una entrada excelente trat¨¢ndose de un lunes laborable y las expectativas del respetable estaban por los aires. As¨ª, los primeros pasos del filme confirmaban la reputaci¨®n de Zombie como un gran creador de atm¨®sferas enfermizas y promet¨ªan una pel¨ªcula contundente, en la l¨ªnea de sus anteriores trabajos.
Lamentablemente (el gozo en un pozo) a la media hora de The lords of Salem, y viendo la ¨Cinexistente-progresi¨®n dram¨¢tica, la acumulaci¨®n de t¨®picos (ojo, no homenajes o tributos, t¨®picos) y las carencias del reparto el patio de butacas ya empez¨® a oler a chamusquina. La se?ora Zombie (Sheri Moon) cuya expresividad es comparable a la de un taburete es incapaz de conducir la trama as¨ª que decide ¨Cni corta ni perezosa- arrastrarla. Eso s¨ª, cuenta con la ayuda de dos indocumentados de campeonato para perpetrar su misi¨®n encarnados en un barbudo enamorado (??) y un locutor de color con la credibilidad de un pol¨ªtico. El tr¨ªo, apuntalado por personajes de medio pelo a lo largo de todo el metraje, incluyendo a un Sat¨¢n en miniatura, consiguen que una pel¨ªcula con estupendos hallazgos visuales acabe hablando de la nada utilizando a un mont¨®n de don-nadies.
Esos planos de una puerta que se repiten una y otra vez (efecto dram¨¢tico cero; recurso narrativo cero), el ¨Cpedestre- asesinato de uno de los protagonistas -un historiador que m¨¢s bien parece un concursante de Gran Hermano- a sartenazo limpio, la visualizaci¨®n del mal (de la excelencia de las criaturas de bata blanca al delirio de la pobre Dee Wallace o Meg Foster, de brujas de medio pelo). Todo en la pel¨ªcula parece el trabajo de un hombre cansado en pleno ataque kitsch que necesita a?adir al final una voz en off para que nos explique qu¨¦ demonios ha pasado. Eso por no hablar de la p¨¦sima direcci¨®n de actores (ese rid¨ªculo programa de radio con sus rid¨ªculos invitados) y del nulo inter¨¦s de Zombie por mantener la tensi¨®n, concentrado en las vicisitudes del personaje que interpreta su mujer. Por cierto, la pel¨ªcula va de las brujas de Salem que un buen d¨ªa deciden volver y lo hacen grabando un disco. Suena a cachondeo pero no lo es.
Al final abucheos y aplausos, cabreos y elogios y discusiones encendidas tal y como corresponde a un certamen donde el p¨²blico lo es todo. Alguien deber¨ªa hab¨¦rselo explicado al se?or y a la se?ora Zombie.
Babelia
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