Puerto Rico suena m¨¢s all¨¢ de Calle 13
La escena de nuevas bandas se mueve entre el ¡®underground¡¯ y la protesta a ritmo de 'hip-hop', cumbia y 'blues'
Visten pantal¨®n ancho, camisetas XXL y gorras de lado. Cantan, a ritmo de hip-hop, cumbia, blues, rap o nova trova letras que reivindican la libertad, los derechos de los j¨®venes puertorrique?os y la independencia de una cultura cuya identidad se esfuerzan en preservar a base de su m¨²sica undergrounden espa?ol. Se re¨²nen en sus propios locales y bares aleda?os a la universidad de R¨ªo Piedras, un lugar emblem¨¢tico donde se sucedieron durante casi cuatro a?os las huelgas estudiantiles de San Juan de Puerto Rico, una zona donde ni se ven taxis, ni turistas, ni yanquis, ni polic¨ªa. Son j¨®venes estudiantes unos; abogados, periodistas o maestros de escuela otros, que se despojan de la careta cuando salen de sus trabajos para lanzar al mundo su mensaje pol¨ªtico. La noche de Puerto Rico esconde la banda sonora de una revoluci¨®n que, en silencio y con la figura del Che Guevara como bandera, va ganando adeptos gracias a los ritmos de grupos independientes boricuas como Intifada, ELLA, Perros de Pavlov o Tr¨¢fico Pesado.
Si la banda Calle 13 allan¨® el camino con sus letras ingeniosas y reivindicativas que inspiraron a muchos j¨®venes para luchar por una causa com¨²n, estos m¨²sicos ni quieren ni pueden tener tal repercusi¨®n mundial (al menos no en Puerto Rico donde, aseguran, el gobierno ni les ofrece subvenciones ni les facilita lugares donde actuar), pero s¨ª transmitir el mensaje a los vecinos, a las universidades y a una sociedad joven y comprometida. "Mi m¨²sica me permite decir lo que yo quiera decir sin que nadie me detenga, difundir mi mensaje sin comprometer el contenido a cambio de dinero", explica Luis D¨ªaz, vocalista del grupo de hip-hop Intifada que, consciente de que no es un l¨ªder de masas, valora la importancia de su m¨²sica: "Me honra el agradecimiento y el respeto de la gente que ha abierto los ojos. No soy una estrella, no deslumbro, pero me relaciono con las personas".
D¨ªaz es profesor de historia en una escuela de j¨®venes adolescentes que han abandonado los estudios prematuramente. "Ese contacto con muchachos dif¨ªciles, retantes, de entre 16 y 21 a?os me hace estar m¨¢s en contacto con los problemas de la sociedad de la que formo parte. Son chicos a quienes les gusta el reggaet¨®n", apunta D¨ªaz, quien reniega de este g¨¦nero a pesar de que Puerto Ricos es, junto con Jamaica y Panam¨¢, donde se gest¨® el ritmo latino m¨¢s comercial en Europa, y del que nutren sus temas los raperos que suenan en discotecas de medio mundo. "Es una m¨²sica que glorifica unos valores no comprometidos, que no representan en absoluto nuestra forma de pensar ni de actuar. Nosotros queremos hacer hip-hop como siempre, con su mensaje pol¨ªtico pero alejado del sexo y la violencia machista que contiene el reggaet¨®n", asegura el profesor.
Cientos de j¨®venes puertorrique?os, a quienes no interesaba la pol¨ªtica ni los sindicatos, de pronto se documentan sobre l¨ªderes como el Che Guevara o Pedro Albizu Campos, principal figura de la lucha por la independencia de Puerto Rico. Tito Ch¨¦vere, miembro del grupo Perros de Pavlov, enfatiza la importancia del papel del artista como altavoz sociopol¨ªtico: ¡°El detalle es que una vez en tarima tenemos una audiencia que escuchar¨¢ lo que digamos. En nuestras canciones hay mensajes, hablamos sobre temas sociales para intentar agitar a las personas y crear conciencia¡±.
La mayor¨ªa de estos grupos no se convertir¨¢n en superventas ni en estrellas millonarias del rap, pero su compromiso seguramente les llevar¨¢ a continuar con la creaci¨®n de esa sutil combinaci¨®n de arte y pol¨ªtica en que se ha convertido el hip-hop. Porque como dice Luis D¨ªaz, "podemos hacer una contracultura, gritar contra el sistema. Nosotros a lo nuestro. Y ya est¨¢".
Babelia
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