¡°Hay que leer con malicia para detectar lo que subsiste¡±
El poeta colombiano Juan Gustavo Cobo Borda publica en un solo volumen su obra po¨¦tica. "En Colombia, el fracaso y la iron¨ªa son la pareja perfecta", asegura
Juan Gustavo Cobo Borda (Bogot¨¢, 1948) es un animal literario que vive entre los veinte mil vol¨²menes de su biblioteca. Un ¡°h¨¢bitat¡± que no le es ajeno porque hace casi medio siglo comenz¨® a ir todos los d¨ªas a la avenida Jim¨¦nez de Quesada con la Carrera Octava, en pleno centro de la capital colombiana, para ponerse al frente de una librer¨ªa de siete pisos. Luego fue editor, enseguida subdirector de la Biblioteca Nacional de su pa¨ªs y durante una d¨¦cada dirigi¨® la revista literaria ECO. Pero de manera paralela, expresa ¨¦l mismo, ha cultivado ¡°el fervor y la pasi¨®n por un arte anacr¨®nico y feliz¡±: la poes¨ªa. ¡°Que ahora, en 2012, Beatriz de Moura re¨²na Poes¨ªa reunida, 1972-2002,? todos mis poemas, en la colecci¨®n Nuevos textos sagrados, de Tusquets, cierra m¨¢gicamente un ciclo¡±.
Son cuatro libros y siete Nuevos Poemas que, en conjunto, dibujan el ¡°mundo equilibrado¡± del autor: amor y lucidez, furia y compasi¨®n, gozo y encanto, emotividad y dicha, fracaso e iron¨ªa. ¡°Porque nos morimos d¨ªa a d¨ªa y siempre subsiste lo inalcanzable: ¡°El reino que estaba para m¨ª", escribe por correo electr¨®nico desde Bogot¨¢. Pero es fascinante intentarlo. Adem¨¢s, a?ade: "?C¨®mo no ironizar sobre un pa¨ªs que tiene m¨¢s pr¨®ceres que h¨¦roes y donde el eterno retorno del anacronismo nos aflige cada d¨ªa? Fracaso e iron¨ªa: la pareja perfecta¡±.
Para escribir un poema, Cobo Borda permanece en estado de alerta y se fija en cosas que, en apariencia, no tienen nada que ver. Entonces, de repente, le llega la inspiraci¨®n. ¡°Viene sola, se concede, asoma y gui?a el ojo. Miro no para ver, sino para contemplar apenas. Y quiz¨¢ de all¨ª surge el poema¡±. Tacha, corrige y ¡°castiga¡± lo que escribe. ¡°El exceso de rigor permite que brote m¨¢s fresca y renovada esa parcela de para¨ªso¡±. As¨ª se esfuerza por alcanzar el ritmo musical, el rigor conceptual y las im¨¢genes luminosas que luego ofrece al lector.
?C¨®mo no ironizar sobre un pa¨ªs que tiene m¨¢s pr¨®ceres que h¨¦roes y donde el eterno retorno del anacronismo nos aflige cada d¨ªa? Fracaso e iron¨ªa: la pareja perfecta
Pero todo esto no le ser¨ªa posible sin nutrirse de ¡°lecturas maliciosas¡± de escritores como Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes. O Jos¨¦ Bianco, Alejandro Rossi y Sergio Pitol. ¡°Una confirmaci¨®n de que el pasado est¨¢ m¨¢s vivo que este escu¨¢lido presente y de que hay que leer con malicia para detectar lo que subsiste¡±. Tampoco sin ir al cine o contemplar calles y paisajes, sin compartir vinos y pescados y sin ¡°querer a distancia y amar con profunda y decantada rabia¡±. O sin ¡°matar¡± a sus ¡°padres literarios.¡± Por ejemplo, a Eduardo Carranza. ¡°Por su grande elocuencia, ret¨®rica bolivariana e hispanismo trasnochado. Con el tiempo aisl¨¦ varios poemas suyos. Pero cuando lo le¨ª por primera vez, a los 16 a?os, qu¨¦ fastidio y qu¨¦ ganas de jugarle una mala pasada¡±.
Juan Gustavo Cobo Borda dice que no tuvo infancia porque su padre fue un republicano espa?ol partidario de Manuel Aza?a y perdi¨® la guerra y no hablaba mucho de ello, ¡°como debe ser¡±. ¡°Por eso tuve que inventarlo todo y convertirme en un simulador que fing¨ªa conocer libros que no entend¨ªa y escrib¨ªa seudo poemas que eran flagrantes plagios de, juzgue usted, Pablo Neruda y sus Veinte poemas de amor. En esa esquizofrenia perd¨ª la infancia que ahora recobro con gran alborozo y dicha. Comienzo a entender lo que mal le¨ª¡±.
Este poeta, que tambi¨¦n es ensayista y editor, se autodefine como un ¡°lector impertinente.¡± Lo ha sido siempre, pero cuando dirig¨ªa ECO se especializ¨® en confeccionar lo mejor de los principales autores latinoamericanos. Recib¨ªa cartas desde La Habana con poemas de Lezama Lima. O desde Par¨ªs, con textos de Julio Cort¨¢zar. O desde Caracas con ensayos de Guillermo Sucre. As¨ª hizo 272 n¨²meros de la revista. Ahora, adem¨¢s de escribir poemas, alimenta su propio magaz¨ªn en Internet con lo que siente y le conmueve. ¡°Una revista es eso: el diario de nuestra vida¡±.
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