Prohibir la realidad
Son necesarias las reflexiones cinematogr¨¢ficas de Enrique Urbizu y los espejos que el viejo Basilio Mart¨ªn Patino sabe ponernos ante los ojos
Ante un micr¨®fono es l¨®gico explayarse. Enrique Urbizu ha hablado de su pesimismo en el peri¨®dico venezolano El Universal, de pesimismo y de desconcierto respecto a la marcha hacia atr¨¢s que se vive actualmente en Espa?a. A falta de futuro, dice, ¨¦l se propone ¡°seguir contando la realidad¡±, como ha hecho en su ¨²ltimo ¨¦xito No habr¨¢ paz para los malvados¡±, en la que el periodista que le entrevist¨® ha visto ¡°el desasosiego que se ha instalado en la Espa?a actual, esa que convive con grupos extremistas, vaivenes pol¨ªticos y una crisis econ¨®mica de consecuencias imprevisibles¡±. Contar la realidad como se propone Urbizu es lo que tambi¨¦n ha hecho el imbatible Basilio M. Patino, un ejemplo de resistencia y vivacidad a sus 82 a?os, en el documental sobre el 15-M, Libre te quiero, presentado esta semana en la semana de cine de Valladolid.
Son necesarias las reflexiones cinematogr¨¢ficas de Urbizu y los espejos que el viejo Patino sabe ponernos ante los ojos. Pero tambi¨¦n las im¨¢genes de la actualidad que multitud de espont¨¢neos captan con sus tel¨¦fonos m¨®viles, colg¨¢ndolas luego en Internet. Quiz¨¢ por eso la autoridad policial ha propuesto prohibirlas durante el desarrollo de las manifestaciones ciudadanas de protesta e indignaci¨®n que a diario se est¨¢n produciendo. Prohibir la realidad, que no se vea lo que ocurre, como pasaba durante el largo franquismo, que a¨²n colea amenazante. En tal caso no hubi¨¦ramos visto c¨®mo abuchearon al ministro Wert en la inauguraci¨®n del festival de Valladolid, ni sabr¨ªamos c¨®mo tratan a los animales en las granjas ganaderas, algo que ahora se pretende prohibir en algunos lugares de Estados Unidos. En vez de mejorar la realidad, prohibamos su reflejo. Ojos que no ven¡ Pero ya no hay qui¨¦n lo detenga. Las im¨¢genes ¨Cel cine¨C por mucho que desagraden, se han colado por todos los rincones del planeta y su testimonio forma parte de nuestro sost¨¦n. En eso no tiene raz¨®n la estupenda Maribel Verd¨² cuando en el ameno libro que le ha dedicado la periodista Nuria Vidal reclama belleza al tratar la sordidez. A veces las cosas son bellas, y otras simplemente reales y, querida Maribel, hay que testimoniarlas como son. Es lo que hay.
Babelia
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