¡°?C¨®mo decirles lo honrado y lo sorprendido que me sent¨ª¡±
El discurso de Rafael Moneo, Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes, en la entrega de los premios
Majestad
Altezas
Excelent¨ªsimas e ilustr¨ªsimas autoridades
Queridos premiados
Se?oras y se?ores
?C¨®mo decirles lo honrado y lo sorprendido que me sent¨ª al conocer que se me hab¨ªa concedido el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes? Honrado como arquitecto, al ver que una vez m¨¢s se reconoc¨ªa cu¨¢nto nuestro trabajo no es ajeno a aquel que hacen pintores, escultores, m¨²sicos, cineastas, fot¨®grafos¡ y tantos otros que contribuyen a configurar el mundo en que vivimos. Sorprendido, al ver que quienes compon¨ªan el jurado valoraban la obra de un arquitecto que ha dedicado su vida profesional a la construcci¨®n de muy diversos edificios y tambi¨¦n a la ense?anza de la arquitectura, a compartir con los estudiantes el inter¨¦s por ella. Y mi gratitud hacia el jurado se desbord¨® al leer que entend¨ªan que mi obra ¡°enriquec¨ªa los espacios urbanos con una arquitectura serena y pulcra¡± ?Cu¨¢nto desear¨ªa que as¨ª fuese!
Hubo un tiempo en el que construir no implicaba la presencia del arquitecto. El oficio del arquitecto no hab¨ªa hecho su aparici¨®n todav¨ªa. Construir era una actividad m¨¢s entre las muchas que reclamaba la supervivencia. Pero la forzosa especializaci¨®n que acompa?¨® a la evoluci¨®n de la especie humana pronto dio paso a quehaceres concretos ligados a la construcci¨®n que culminaron con la aparici¨®n del arquitecto. Y puede que sea la memoria de aquel remot¨ªsimo pasado la que est¨¦ detr¨¢s del instinto constructor que hoy alienta todav¨ªa en nosotros. La expresi¨®n popular ¡°todos llevamos dentro un arquitecto¡±, vendr¨ªa a confirmar lo dicho. Junto a esta innata atracci¨®n por la construcci¨®n hay, en el uso que hoy hacemos del t¨¦rmino, un entendimiento de lo que es la profesi¨®n que se fragu¨® en el Renacimiento. El arquitecto como quien, dominando el dibujo, lo que los italianos entonces llamaban disegno, era capaz de dar forma a lo construido. El t¨¦rmino italiano se traslad¨® m¨¢s tarde al design saj¨®n y al castellano dise?o, asumiendo que, quien lo practica, domina tanto el conocimiento de las t¨¦cnicas como la capacidad de dar expresi¨®n al p¨¢lpito est¨¦tico de un determinado momento. Hoy el arquitecto como t¨¦cnico parece haber perdido terreno y la componente art¨ªstica que siempre ha acompa?ado a nuestro oficio prevalece frente a la tecnol¨®gica. El arquitecto, como responsable tan s¨®lo de la imagen, de la apariencia con la que los edificios se nos presentan. En tal situaci¨®n nos encontramos.
Quisiera que los arquitectos ¨Cy al decir arquitectos pienso en los que vienen¨C sin olvidar cu¨¢nto en lo que construyen depositan los mortales su idea de lo que el mundo es, mantuviesen, al cumplir con su misi¨®n, viva todav¨ªa aquella necesaria racionalidad que implica la supervivencia. Que el arquitecto continuase involucrado en la construcci¨®n, conociendo y entendiendo de aquellos aspectos formales y estructurales que determinan lo que los edificios son. Que los arquitectos hiciesen de la f¨¢brica de la ciudad la raz¨®n de ser de su profesi¨®n. Una ciudad que hace que nuestro trabajo vaya m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente personal, ya que en ¨¦l se produce inevitablemente la intersecci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado.
Cuando hoy me encuentro recibiendo el Premio Pr¨ªncipe de Asturias en mi condici¨®n de arquitecto, debo decir cu¨¢n profundamente agradecido estoy a mi profesi¨®n. Que me ha hecho vivir indagando continuamente cu¨¢les son las razones que explican la forma de todo aquello que nos rodea. La forma del paisaje, de los campos cultivados, de los puentes que nos ayudan a cruzar los r¨ªos, de los artefactos mec¨¢nicos de que nos servimos, de los objetos de uso cotidiano, de los trajes con los que nos cubrimos, de las obras de arte que nos dicen qui¨¦nes somos y, naturalmente de los edificios y elementos con los que se construyen las ciudades. Ver el mundo con los ojos del arquitecto es algo que, llegado a estas alturas de mi vida, celebro muy de veras, ya que me ha hecho mirar a las cosas con curiosa atenci¨®n y contemplar el pasado como algo no muy diverso del presente.
Y ¨¦ste mi agradecimiento deber¨ªa extenderlo a quienes han estado a mi lado. A mi familia, a mi madre, que de haber vivido unos a?os m¨¢s se hubiera sentido tan contenta hoy, y a mi padre, que me empuj¨® a iniciarme en la arquitectura; a mi mujer, Bel¨¦n Feduchi, y a mis hijas, Bel¨¦n, Teresa y Clara, que han estado siempre a mi lado y sin cuya generosa ayuda no hubiese podido llevar a cabo mi trabajo. A los muchos estudiantes y colegas con quienes he compartido el amor por la arquitectura; a quienes han colaborado conmigo en el estudio. Esta distinci¨®n es tambi¨¦n sin duda alguna para ellos. Por ¨²ltimo, quisiera manifestar mi profunda gratitud al jurado, que en momentos tan duros para quienes trabajan en esta profesi¨®n en Espa?a, han querido abrir, con esta distinci¨®n a mi persona, una ventana a la esperanza.
Babelia
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