David S. Ware, explorador del saxof¨®n de jazz
El m¨²sico era referente de la improvisaci¨®n en Nueva York
La bondad de los extra?os no logr¨® remediar lo inevitable. En enero de 2009, familiares y amigos del prodigioso saxofonista de jazz David S. Ware solicitaron urgentemente a trav¨¦s de la p¨¢gina web de su sello AUM Fidelity un donante de ri?¨®n para salvar la vida del m¨²sico. El ¨®rgano y las donaciones econ¨®micas llegaron y el instrumentista volvi¨® a soplar en discos, festivales y clubes de Nueva York. Pero la enfermedad, que lo hab¨ªa mantenido atado a la di¨¢lisis desde 1999, se lo llev¨® por delante el 18 de octubre en New Brunswick (Nueva Jersey) a los 62 a?os.
Ware era uno de esos m¨²sicos extremadamente importantes para quiz¨¢ no demasiada de gente. Una inmensa minor¨ªa de aficionados al jazz y a la m¨²sica improvisada en busca de un poco de honestidad lo veneraba como al pen¨²ltimo de una estirpe de exploradores del saxof¨®n, de esos capaces de sacrificar la fama, el ¨¦xito o simplemente llegar a fin de mes por la b¨²squeda de un sonido, por la renovaci¨®n de un lenguaje tradicional en su forma (su formato predilecto sol¨ªa ser el cuarteto de piano), pero revolucionario en su fondo permanentemente improvisado.
Heredero de Coltrane, Pharoah Sanders o Albert Ayler, pero tambi¨¦n de Sonny Rollins, uno de sus primeros valedores, o Ben Webster, Ware goz¨® de un respetable estatus de grande de la vanguardia neoyorquina desde principios de los noventa, cuando ya hab¨ªa cumplido los 40. Las d¨¦cadas anteriores se difuminaron en los contornos de la oscuridad, trabajando incluso de taxista, y a la sombra de grandes como el pianista Cecil Taylor o Andrew Cyrille. El esplendor de Ware, salvaje, plet¨®rico, espiritual y tan lleno de matices como su sonido, lleg¨® cuando el g¨¦nero m¨¢s lo necesitaba, exhausto como estaba tras a?os de jazz de tanta precisi¨®n acad¨¦mi-ca como escasa emoci¨®n.
Al frente de su ya legendario cuarteto con el pianista Matthew Shipp, el inseparable bajista William Parker (que tras su desaparici¨®n queda oficialmente como el ¨²ltimo mohicano de la escena neoyorquina) y una mutante n¨®mina de bateristas que incluye a Marc Edwards, Guillermo E. Brown o Susie Ibarra, Ware registr¨® ¨¢lbumes memorables en la japonesa DIW, en Thirsty Ear y, sobre todo, en AUM Fidelity, sello fundado por Steven Joerg y que inaugur¨® su disco Wisdom of uncertainty hace ahora justamente 15 a?os. De aquellos tiempos quedan los elogios de las revistas de rock o el c¨¦lebre veredicto del respetado cr¨ªtico Gary Giddins sobre el cuarteto: ¡°La mejor banda de jazz del momento¡±.
Sus ¨²ltimas palabras hay que buscarlas en un reci¨¦n publicado directo grabado en Austria con su grupo Planetary Unknown (integrado por viejos conocidos de de la heroica escena del loft jazz de los setenta) y en el documental A world of sound, financiado por David Lynch, en el que el saxofonista trata de explicar lo inexplicable: su emocionante concepto de la m¨²sica y sus poderes.
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