El hombre que dibuj¨® el humor
Dos libros perfilan la autobiograf¨ªa de Saul Steinberg, genial dibujante de ¡®The New Yorker¡¯
A?os antes de triunfar con sus portadas en la prestigiosa revista The New Yorker y de colaborar con los principales medios estadounidenses, Saul Steinberg public¨® sus dibujos humor¨ªsticos en La Codorniz. La revista espa?ola, en su primera etapa dirigida por Miguel Mihura, recog¨ªa los trabajos de c¨¦lebres ilustradores de la publicaci¨®n italiana Bertoldo, entre ellos el de un joven rumano que hab¨ªa ido a Mil¨¢n a estudiar arquitectura pero que se abr¨ªa camino satirizando arquetipos y dise?ando personajes. Era el jud¨ªo Saul Steinberg (1914-1999), aunque nunca lleg¨® a firmar en la revista espa?ola, ¡°para evitarse problemas¡±, explica Vicente Ferrer, editor de Media Vaca, que acaba de publicar en castellano por primera vez dos espl¨¦ndidos libros que re¨²nen el testimonio en primera persona del ¡°gran dibujante de humor¡±, seg¨²n definici¨®n de Vladimir Nabokov, adem¨¢s de reproducir algunas de sus magn¨ªficas ilustraciones.
Cartas a Aldo Buzzi, 1945-1999 Saul Steinberg contiene la correspondencia del creador con su amigo arquitecto, lo que viene a ser una suerte de autobiograf¨ªa del dibujante que siempre fue muy esquivo y remiso a hablar de s¨ª mismo, aunque finalmente dio permiso para su publicaci¨®n tras eliminar las partes que consideraba m¨¢s ¨ªntimas o que podr¨ªan ser consideradas insultantes. Reflejos y sombras aglutina retazos de conversaciones de nuevo con su confidente Aldo Buzzi, intercalados con distintas ilustraciones.
Conoci¨® a Picasso, public¨® en ¡®La Codorniz¡¯ y viaj¨® por Espa?a
En Mil¨¢n coincidi¨® con su amigo cuando en 1939 el r¨¦gimen fascista de Mussolini dict¨® leyes raciales. Al jud¨ªo Steinberg se le empezaban a complicar las cosas. Decidi¨® marcharse de Italia y esper¨® un a?o en Santo Domingo la llegada del visado para poder entrar en EE UU. De ah¨ª el espa?ol caribe?o que aprendi¨® y practic¨® con Picasso en un encuentro celebrado muchos a?os despu¨¦s. Al final, logr¨® entrar y se alist¨® en el ej¨¦rcito de EE UU, dentro de la Divisi¨®n de Operaciones Morales, donde produc¨ªa material para la guerra psicol¨®gica contra los nazis, como caricaturas de Hitler y otras postales.
Una vez finalizada la contienda, se instal¨® en Nueva YorK y, si bien tanto ¨¦l como su mujer Hedda evitaban adscribirse a tendencias art¨ªsticas, comparti¨® galer¨ªa y se relacion¨® con los artistas del expresionismo abstracto, de la llamada Escuela de Nueva York, como Pollock, De Kooning, Rothko, Newman o Reinhardt. ¡°Tengo muchos amigos: artistas, m¨²sicos, actores y escritores. En Nueva York no existe la verdadera amistad, que es un arte provinciano. Es m¨¢s una cuesti¨®n de verse en fiestas y otras celebraciones cotidianas, disolutas y alcoh¨®licas", cuenta Steinberg en una de sus cartas.
En una de las conversaciones grabadas por Buzzi, agitador cultural, escritor y ayudante del cineasta Alberto Lattuada, el dibujante afirma: ¡°El mundo del arte es tan complejo, diletantesco y lleno de imprevistos por estar tambi¨¦n estrechamente ligado a la fama y el dinero. Un mundo especial, que a veces tiene alguna similitud con el mundo de los proxenetas. Los intermediarios transforman en dinero la pasi¨®n por el arte, tanto del que lo produce como del que lo compra. Se compra (se vende) parte de la poes¨ªa, del alma, de la inteligencia de una persona¡±.
Sus dibujos tuvieron un ¨¦xito inmediato y se publicaron en numerosas revistas, aunque consideraba como su patria particular The New Yorker. Su trabajo art¨ªstico beb¨ªa de las vanguardias de entreguerras tanto como del arte popular, ¡°de los r¨®tulos, de la tipograf¨ªa, de los dibujos de los ni?os, de los locos¡±, explica Ferrer. ¡°(¡) Trabajo mis 2 o 3 horas diarias y observo, al ver lo que hago, que me desembarazo de terrores, etc¨¦tera, dibuj¨¢ndolos de manera c¨®mica ¡ªa la manera de los salvajes; y as¨ª lo que dibujo es parte de un diario. He rele¨ªdo todas las historias de Ch¨¦jov traducidas al ingl¨¦s. He aqu¨ª un ejemplo de bell¨ªsima descripci¨®n de una cara, compar¨¢ndola de manera convincente con algo nunca visto: ¡®La cara de este hombre ¡ªescribe Chejov¡ª ten¨ªa esa expresi¨®n de disgusto que se observa en las caras de los gatos de campo cuando, empujados por el hambre, se ven obligados a comer pepinos¡±, relata en una carta de 1963.
Dibujando de manera c¨®mica me desembarazo de mis terrores
En ellas, Steinberg habla con admiraci¨®n de ¡°los letreros¡± de los comercios mexicanos, de los problemas de su familia para salir de Ruman¨ªa antes de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica cierre las fronteras, de los libros que est¨¢ leyendo¡. ¡°Estoy releyendo el Ulises de Joyce, tambi¨¦n el Finnegan's Wake, que ahora entiendo en parte. Una gran p¨¦rdida de tiempo no haberlo entendido hace a?os¡±. Desde hace alg¨²n tiempo estoy haciendo balance de los a?os perdidos, errores, caminos falsos, complicidades, etc, etc, una lista para no acabar", le transmite a su amigo en 1960 desde Nueva York.
Steinberg habla de su trabajo en sus misivas, de lo costoso de acabar un enorme mural al que se ha comprometido ¡°por vanidad¡±, de sus problemas de llenar de pintura todo un lienzo, de sus exposiciones, pero sobre todo habla de sus viajes. ¡°En Copenhague he conocido al [cineasta Carl Theodor] Dreyer de Dies irae, Ordet, etc¨¦tera. Gran conversador sobre pintura, literatura. Lo quiero, pero no he podido entablar amistad como quer¨ªa a causa (era de esperar) de su lentitud para entender y expresarse. Los lentos dan miedo, quiz¨¢s los confunda con el abuelo¡±, escribe en 1959.
En una visita a Espa?a, tambi¨¦n firma una carta en 1957 desde Granada: ¡°Estamos aqu¨ª s¨®lo por hoy en un sitio horrendo de turismo: casta?uelas, gitanos, souvenirs, casi peor que Sorrento. Pero el resto hasta ahora muy bonito e inesperado. Lo mejor, los lugares de mar, Almer¨ªa, Cartagena, etc¨¦tera. Grandes hoteles decadentes, de estilo anglo-¨¢rabe, grandes playas desiertas. La comida es un desastre. Para digerir un almuerzo se necesitan dos horas¡±.
La relaci¨®n epistolar concluye el mismo a?o de su muerte, en 1999. Tres a?os despu¨¦s, su amigo Aldo Buzzi public¨® en italiano la correspondencia que ahora Media Vaca ha traducido por primera vez al castellano.
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