Arte, corrosi¨®n y humor: Patricia Gadea ¡®rescatada¡¯
Una muestra exhibe en Madrid la obra de uno de los nombres malditos de la 'movida'.
Quienes conocieron bien a Patricia Gadea (Madrid, 1960-Palencia, 2006) la describen como una mujer de car¨¢cter guerrero, humor corrosivo e imaginaci¨®n desbordante. Y la descripci¨®n no es injusta, ni disparatada. Parte esencial de la movida y heredera de la figuraci¨®n madrile?a de los a?os setenta, Gadea encabez¨® iniciativas tan cosmopolitas y rompedoras como la creaci¨®n del colectivo Estrujenbank junto con su marido, el tambi¨¦n pintor Juan Ugalde, y el poeta Dionisio Ca?as. Bajo su peculiar mirada, algunos iconos de la dictadura franquista fueron transformados en composiciones que beb¨ªan por igual de las fuentes del c¨®mic, la literatura, la pintura y las im¨¢genes de televisi¨®n. ¡°Me gusta trabajar con la iron¨ªa. A trav¨¦s del c¨®mic reinterpreto la vida cotidiana¡±, explicaba entonces.
Despu¨¦s de su fallecimiento, el 14 de abril de 2006, se han producido algunas revisiones de su obra. Hace poco m¨¢s de un a?o se le dedic¨® una retrospectiva en La Granja de San Ildefonso, en Segovia. Pero pocas veces se han podido ver los dibujos de su ¨²ltima etapa como a partir de ma?ana se pueden contemplar en la madrile?a galer¨ªa Garc¨ªa / Galer¨ªa. Bajo el t¨ªtulo de Patricia¡¯ s War se muestran 15 obras (¨®leos y papel) poco conocidas para el p¨²blico, pero que contienen la carga l¨²dica y comprometida de Gadea. La exposici¨®n sirve, sin duda, para avivar el recuerdo art¨ªstico de un legado cargado del malditismo y el fervor que acompa?an a los grandes creadores que desaparecen j¨®venes.
Enemiga de la convencional divisi¨®n entre alta y baja cultura, Patricia Gadea consigui¨® desde muy joven que su obra fuera contemplada con la atenci¨®n casi arrebatada con la que en los primeros a?os posteriores al franquismo se celebraba toda innovaci¨®n.
Despu¨¦s, a mediados de los ochenta, se traslad¨® a Nueva York, capital art¨ªstica del mundo, donde lo colectivo empez¨® a protagonizar su obra y la escritura tuvo un papel principal en esa transformaci¨®n. De vuelta a Madrid, recuperar¨ªa el intimismo en detrimento de los grandes formatos.
El dibujo y el texto alimentan la mayor parte de su obra, sin arrinconar su corrosivo sentido del humor. Prueba de ello es el libro Los tigres se perfuman con dinamita, que publica con Estrujenbank en 1992. All¨ª, Gadea equipara la pintura con un campo de minas: ¡°Antes de realizar un cuadro¡±, escribe, ¡°mi trabajo es met¨®dico¡±. Y a?ade: ¡°Como una plegaria de obediencia clasifico los dibujos, preparo las gamas de colores, barro el estudio; luego, cojo con una de mis manos mi ojo derecho (que es el mejor de los dos) y con todas mis fuerzas lo lanzo por la ventana, hasta conseguir que se eleve por los aires haciendo piruetas, cruce la atm¨®sfera y llegue al punto de vista deseado; desde all¨ª trazo la perspectiva¡±.
Patricia Gadea muri¨® sola y arruinada en el piso que ocupaba en Palencia. Sus ¨²ltimos compa?eros de viaje fueron los barbit¨²ricos y el alcohol, una mezcla que su gastado coraz¨®n no pudo soportar.
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