Los rostros detr¨¢s de las m¨¢scaras
Pasamos una jornada en el estudio de grabaci¨®n de ¡®Tu cara me suena¡¯, el programa de Antena 3 en el que famosos se transforman en otras celebridades
En un espacio de unos pocos, muy pocos metros cuadrados, pululan como un afanoso enjambre una veintena de personas. Acercarse a la puerta supone atravesar una barrera invisible pero no por ello imperceptible, levantada por un pesado olor a una mezcla de laca con qui¨¦n sabe cu¨¢ntos otros productos. En las paredes, los cl¨¢sicos espejos de los camerinos de los artistas, con sus grandes bombillas alrededor. En las repisas, brochas, pelucas, extensiones, sombreros, pintalabios, sombras de ojos¡ Y sobre las sillas ¡ªy detr¨¢s de una gruesa capa de chapa y pintura¡ª, ellos, los concursantes de Tu Cara me suena, el programa de Antena 3 en el que semanalmente un grupo de famosos obra el milagro de transformarse en otro grupo completamente diferente de famosos, eso s¨ª, siempre cantantes, para imitarlos y ganarse el favor de un jurado. Por su osad¨ªa, el ganador de cada gala se lleva 3.000 euros, que debe destinar a una ONG de su elecci¨®n.
Santiago Segura, Arturo Valls, Anna Simon, Mar¨ªa del Monte, Javier Herrero, ?ngeles Mu?oz, Daniel Diges y Roko son los rostros que se esconden tras las m¨¢scaras de otros en esta segunda edici¨®n, que emitir¨¢ su novena gala este lunes. Para cuando el producto llegue a la pantalla, todo lo que trascender¨¢ ser¨¢n risas, chascarrillos y buen rollo, que tambi¨¦n completan el jurado ¨C?ngel Llacer, M¨®nica Naranjo, Carlos Latre y Carolina Ferre, que sustituye a la reciente mam¨¢ Carolina Cerezuela-, adem¨¢s del presentador, Manel Fuentes.
Nada del arduo trabajo que conlleva no solo la asombrosa caracterizaci¨®n que obran los trece peluqueros y maquilladores del programa (ocho y un ayudante se encargan de los concursantes, y otros cuatro de los bailarines, jueces y conductor), sino de lo tedioso que en muchas ocasiones puede resultar producir televisi¨®n. Aunque cada cap¨ªtulo se graba en una tarde ¨Ca eso de las 17.30, el paciente p¨²blico que ya llevaba rato haciendo cola a las puertas del estudio en Sant Just Desvern, Barcelona, comienza a tomar posiciones-, los protagonistas tienen que invertir bastantes m¨¢s esfuerzos para preparar sus apenas tres minutos de actuaci¨®n. ¡°La semana entera es muy dura¡±, asegura Del Monte. ¡°Casi no hay tiempo para hacer otras cosas¡±.
El espacio cuenta con un equipo de trece peluqueros y maquilladores
El d¨ªa anterior, los concursantes han tenido que desplazarse al estudio (algunos llegados de Madrid) desde por la ma?ana. ¡°Empezamos con los tonos para la pr¨®xima semana, y probamos la ropa del personaje, las pelucas¡¡±, cuenta Herrero. Despu¨¦s, llega el ensayo por triplicado de la canci¨®n que se les ha asignado, grabaci¨®n de las entrevistas previas a sus actuaciones, en las que van vestidos de calle, descanso nocturno, y vuelta al d¨ªa siguiente a ensayar. Eso sin contar los gorgoritos en casa (¡°A m¨ª mi hijo no me deja, me dice todo el rato ¡®?pap¨¢, calla!¡±, cuenta divertido Valls).
A quienes tengan disfraces menos complicados, se les comenzar¨¢ a aplicar el maquillaje desde por la ma?ana. Los que sufran una transformaci¨®n de 360 grados ¨Cv¨¦ase, por ejemplo, la vez que Diges pas¨® a ser Montserrat Caball¨¦-, esperar¨¢n hasta despu¨¦s de comer. ¡°Una vez vestidos, en la sala com¨²n les damos el ¨²ltimo retoque¡±, explica Raquel Gonz¨¢lez, la directora de caracterizaci¨®n, que apunta a las calvas postizas como uno de los mayores retos a los que se enfrenta su equipo.
Esa sala es la cueva en la que los concursantes hibernan en las largas esperas entre actividades. A ratos, los ocho est¨¢n reunidos en ella, bailando y cantando sus temas, gast¨¢ndose bromas mutuamente y sac¨¢ndose toneladas de fotos con m¨®viles y c¨¢maras, que atestiguan su proceso de transformaci¨®n: primero con la cara pintada, luego con la peluca incluida, por ¨²ltimo, con el atav¨ªo completo. En otros momentos no est¨¢ ninguno, y en la habitaci¨®n rebota el eco del sonido en el plat¨®, siempre en ebullici¨®n, envolviendo el frugal c¨¢terin de bocadillos, fruta, agua, refrescos y caf¨¦ con el que son agasajados tanto ellos como los familiares y amigos que les acompa?an estoicamente durante la jornada. Cuando comienza la grabaci¨®n, a eso de las siete, y tras el pertinente calentamiento del p¨²blico a manos de un esforzado equipo capitaneado por un cantar¨ªn animador, los protagonistas van goteando poco a poco, acompa?ados por el personal de producci¨®n, hasta el ascensor que les catapulta al escenario.
Antes de que comiencen las actuaciones, el equipo se re¨²ne durante unos minutos para hablar de temas en los que la prensa no puede estar presente. La conversaci¨®n dura poco, y el primer concursante salta al ruedo. En cuanto acaba, dos limpiadoras corren a pasar la mopa por el suelo, mientras un grupo de chicos mueve los instrumentos que acompa?ar¨¢n al siguiente cantante, y que se guardan detr¨¢s del escenario. As¨ª cada vez, durante m¨¢s de tres horas. Llegado el descanso, de una media hora, el p¨²blico puede comer los bocadillos que les han repartido, y se sortean varios premios entre los presentes. Ya solo falta grabar las deliberaciones y puntuaciones de los jueces, y a desmaquillarse. Otra horita, y como se?ala Gonz¨¢lez, la jefa de caracterizaci¨®n, ¡°a casa agotados¡±.
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