Querellas
En verano muri¨® una de las profesionales de la cr¨ªtica de cine m¨¢s contundentes y respetadas de Estados Unidos. De Judith Crist dijo Billy Wilder que invitarla a ver una de tus pel¨ªculas a un pase de prensa era como contratar al estrangulador de Boston para que te masajeara el cuello. Pero a¨²n m¨¢s da?ino que una cr¨ªtica es propiciar un entorno sin criterios subjetivos, donde se impongan los datos de venta o audiencia como una verdad fr¨ªa muy c¨®moda para la empresa. Telecinco vivi¨® en conflicto desde que una iniciativa en las redes sociales termin¨® con su programa La noria. La cadena reclam¨® tres millones de euros por da?os y perjuicios a Pablo Herreros, que promovi¨® la campa?a para que las marcas comerciales retiraran su publicidad del programa con la intenci¨®n de forzar a que no se emitieran entrevistas pagadas con delincuentes o sus familiares.
El asunto lleg¨® incluso al Parlamento, que con la mayor¨ªa popular ech¨® atr¨¢s la posibilidad de que se regulara por ley el fin de un limbo que permite que un delincuente gane dinero por traficar con su delito en las cadenas de televisi¨®n. Hace poco un juez orden¨® embargar los pagos que Juli¨¢n Mu?oz ten¨ªa que percibir por ganar algunas querellas a cadenas. Es habitual que personas a las que la Justicia reclama compensaciones econ¨®micas frecuenten programas de televisi¨®n sin que el fisco tenga acceso a esos ingresos.
Las marcas publicitarias y los medios establecen un pacto transparente, ni manchan ellos al programa en que se anuncian ni el programa los mancha a ellos. Pero Telecinco, al llevar a los tribunales una iniciativa popular, forz¨® la situaci¨®n de nuevo. Seguramente solo pretend¨ªa amedrentar a futuros justicieros, pero la opini¨®n p¨²blica se posicion¨® de manera cr¨ªtica y ciertas marcas se sintieron inc¨®modas al ser asociadas a la acci¨®n de la cadena. As¨ª que en vez de retirar un programa esta vez ha tocado retirar una querella. La fina l¨ªnea entre la inocencia y la culpa de los anunciantes en la calidad de la oferta televisiva no admite demasiada agitaci¨®n. Est¨¢ Espa?a muy sensible a los motivos que la han arrastrado a ser el pa¨ªs que es, y que ya no le gusta ni a quienes viv¨ªan felizmente de ¨¦l y su ignorancia.
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