Iv¨¢n L¨®pez Munuera: ¡°La m¨²sica es terriblemente visible¡±
Hay una conjura entre arte, m¨²sica y pol¨ªtica. Lo demuestran treinta artistas en la exposici¨®n Pop politics: Activismos a 33 revoluciones
El poder de la m¨²sica popular en las vivencias de las ¨²ltimas generaciones ha sido tan penetrante que es dif¨ªcil encontrar a una persona impermeable a su influencia. Todos hemos sido (m¨¢s o menos) fans. Los artistas contempor¨¢neos tambi¨¦n. Algunos de ellos incluso han centrado sus trabajos en distintos aspectos de esa incidencia. Y no solo en cuanto a los gustos por unos u otros m¨²sicos, sino en una serie de fen¨®menos que incluyen una lectura pol¨ªtica de cada momento. Iv¨¢n L¨®pez Munuera, comisario de la exposici¨®n Pop politics: Activismos a 33 revoluciones, en el Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M), de M¨®stoles (Madrid), ha estructurado la muestra a trav¨¦s de los trabajos de una treintena de creadores que dejan al descubierto aspectos poco se?alados de la relaci¨®n entre m¨²sica, arte y pol¨ªtica.
?¡°Parece que siempre que se abordaba este tema estaba circunscrito a ¨¦pocas muy determinantes que hab¨ªan logrado una gran explosi¨®n de im¨¢genes¡±, explica L¨®pez Munuera. ¡°Se hablaba del swinging London o del Nueva York de finales de los setenta casi como si fueran islas. Peque?as islas donde hab¨ªa habido una convergencia. Lo que yo planteo es que no lo son. Pueden ser archipi¨¦lagos, pero sobre todo est¨¢n muy conectados. Y en todo momento la m¨²sica ha servido para vehicular movilizaciones sociales o pol¨ªticas, que han determinado de manera fundamental el arte contempor¨¢neo. Me interesaba mucho ver c¨®mo le afecta ahora mismo¡±.
La exposici¨®n se articula a trav¨¦s de cinco n¨²cleos tem¨¢ticos que van visibilizando las arenas de lo pol¨ªtico donde se mueve la intersecci¨®n entre m¨²sica y arte. ¡°Estos n¨²cleos son: Cuerpos a 33 revoluciones, que son todas esas tecnolog¨ªas que tienen que ver con el cuerpo y con planteamientos de representaci¨®n. Es decir, los peinados, la ropa, las actitudes, etc¨¦tera¡±, prosigue. ¡°El segundo es Espacios de felicidad extrema, los lugares donde se desarrollan estas relaciones, como pueden ser desde los conciertos hasta la habitaci¨®n del adolescente, con p¨®sters de sus ¨ªdolos musicales. Los espacios de deseo que se invocan. Las Cover versions, que son interpretaciones de las canciones que cambian o a?aden algo respecto al original o indican expresiones propias de cada ¨¦poca. Y El fan emancipado, que dispone de la estrella como quiere. La activa, la reprograma a su gusto a su manera¡±. Entre los artistas figuran desde Robert Crumb, Raymond Pettibon y Daniel Johnston a Christian Marclay, Momu & No Es, Pepo Salazar, Gabriel Acevedo, Zira02 y Azucena Vieites.
La exposici¨®n no se pone l¨ªmites estil¨ªsticos. ¡°Hasta la m¨²sica m¨¢s mainstream, m¨¢s comercial, puede tener un sesgo pol¨ªtico y convertirse en una poderos¨ªsima fuerza del anticambio. Esto se ve muy claro a trav¨¦s de ciertas obras de la exposici¨®n. Por ejemplo, Ruth Ewan, en su pieza A jukebox of people trying to change the world, recopila diferentes discos que est¨¢n implicados con diversas proclamas pol¨ªticas, que van desde la lucha contra la pobreza al feminismo, los derechos civiles o m¨²sicas cuya letra no es tan directamente pol¨ªtica, pero que han terminado por ser la banda sonora de determinado momento. Ah¨ª vemos claramente que una selecci¨®n como esta es un poderoso archivo de c¨®mo la m¨²sica puede crear movilizaciones sociales, pol¨ªticas, etc¨¦tera¡±.
La posici¨®n del espectador no es siempre pasiva y alienada, muchas veces digiere el mensaje musical y lo convierte en algo distinto, propio. ¡°Muchas veces se habla del club, de la discoteca, como de un lugar para adormecer consciencias. No siempre es as¨ª. Pueden generar otro tipo de visualizaciones familiares que no tengan que ver con consanguinidad sino que puedan ser ef¨ªmeras, transitorias, que pueden establecerse a trav¨¦s de las tecnolog¨ªas. Las diferencias pueden ser visibles, pero se pueden crear una serie de lazos, como se ve en la obra de Ryan McGinley You and my friends (2012), centrada en los espectadores de los conciertos. No los retrata porque sean guapos o representativos, sino todo lo contrario. Son cientos de fotos de gente tan dispar y diferente que surge la pregunta: ?estamos hablando de una masa o de individuos muy diferentes que forman una comunidad ef¨ªmera muy particular?¡±.
¡°Tambi¨¦n me interesaba ver c¨®mo el capital simb¨®lico de la m¨²sica puede ser pol¨ªtico siempre, o muchas veces, en manifestaciones inesperadas¡±, contin¨²a el comisario. ¡°Por ejemplo, en la obra Los yaois, de Francesc Ruiz, se explora el fen¨®meno de los fans: el fandom. Ellos cogen historias relacionadas con la banda que siguen, las ligan a narrativas personales que pueden tener que ver con reivindicaciones de su sexualidad, reivindicaci¨®n racial o de visualizaci¨®n de diferentes sociedades, y la reelaboran para construir otro tipo de historias. Y entonces los fans, que siempre han sido considerados seres alienados, de repente emergen como espectadores activos que reconfiguran tambi¨¦n las obras. La m¨²sica es terriblemente visible. Los fans pueden ser m¨¢s creativos que las propias estrellas y pueden ampliar los discursos contenidos en ellas. Eso ya es pol¨ªtico, porque inaugura un debate, marca posicionamientos y llena de contenidos una serie de discursos. Por eso activa diferentes niveles¡±.
Pop politics: Activismos a 33 revoluciones. CA2M. Avenida de la Constituci¨®n, 23. M¨®stoles (Madrid). Hasta el 21 de abril de 2013.
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