Un irregular ¡®Macbeth¡¯ en el Real
De una u otra forma, los teatros de ¨®pera se han puesto las pilas para recibir el a?o Verdi. El compositor italiano es el coraz¨®n hist¨®rico del melodrama l¨ªrico-rom¨¢ntico como en otro sentido Wagner lo es del drama musical. Teatros de fuste como la Bayerische Staatsoper en M¨²nich han programado hasta nueve t¨ªtulos de Verdi de aqu¨ª a finales de julio, y festivales emblem¨¢ticos como el de Salzburgo han incorporado hasta cuatro ¨®peras, en versi¨®n escenificada o de concierto, para su pr¨®xima edici¨®n veraniega. En Italia la ?pera de Roma ha sido la m¨¢s madrugadora con una fabulosa versi¨®n de Simon Boccanegra, dirigida por Riccardo Muti, el gran verdiano de nuestro tiempo. En nuestro pa¨ªs, Bilbao es la que tiene los deberes m¨¢s avanzados, gracias a los 18 t¨ªtulos ya representados del proyecto Tutto Verdi de la ABAO. El Real, adelant¨¢ndose tambi¨¦n al bicentenario del nacimiento, ha recurrido al montaje de Tcherniakov para Macbeth, visto en Par¨ªs en abril de 2009 y antes, en 2008, en Novosibirsk. Currentzis ha vuelto a tomar la batuta. El director art¨ªstico del coliseo madrile?o es, evidentemente, hombre de fidelidades. Lleno hasta la bandera en la premi¨¨re y reacci¨®n previsible, con aclamaciones al equipo musical y abucheos generalizados, aunque no demasiado agresivos, al director de escena.
El griego Teodor Currentzis se ha consolidado como un director carism¨¢tico en Madrid. Es brillante y tiene oficio. Tanto en el programa Chaikovski-Stravinski de la pasada temporada, como en el reciente concierto l¨ªrico monogr¨¢fico dedicado a Mahler, hab¨ªa convencido a los m¨¢s esc¨¦pticos por su capacidad de comunicaci¨®n con la Sinf¨®nica de Madrid, de la que obtiene unos niveles de calidad que hace poco no se pod¨ªan so?ar, y especialmente por la creaci¨®n de climas de tensi¨®n dram¨¢tica que no decaen un solo instante.
Macbeth
De Giuseppe Verdi. Con Dimitris Tiliakos, Violeta Urmana y Dmitry Ulyanov, entre otros. Director musical: Teodor Currentzis. Director esc¨¦nico: Dmitri Tcherniakov. Sinf¨®nica de Madrid, Coro Intermezzo. Teatro Real, 2 de diciembre
En Macbeth ha revalidado las mejores impresiones, aunque se eche de menos en el sonido cierto estilo verdiano en el sentido m¨¢s po¨¦tico. La energ¨ªa la distribuye a raudales y el sentido l¨ªrico-melodram¨¢tico es impecable, como tambi¨¦n lo es su idoneidad en la fusi¨®n foso-escena. Por todo ello se convirti¨® en el gran triunfador de la noche. El elenco vocal respondi¨® a un nivel notable aunque no extraordinario, con algunas dificultades en los papeles protagonistas que tanto Urmana como Tiliakos sortearon con pundonor. El magn¨ªfico, y por otra parte sobrevalorado, coro Intermezzo se mostr¨®, como es habitual en ¨¦l, m¨¢s cautivador en los pasajes expresivos que en los m¨¢s delicados desde el punto de vista de la sutileza.
Esc¨¦nicamente, la propuesta de Tcherniakov es imaginativa y asume riesgos, lo que es de agradecer. Tiene una belleza pl¨¢stica de cierta ambig¨¹edad conceptual, que la hace atractiva. Hay, sin embargo, cierta sensaci¨®n de distanciamiento por momentos, como en la muerte del rey Duncan, muy banalizado como personaje, y en la de Macbeth, de una resoluci¨®n demasiado simplona. La identificaci¨®n de las brujas con el pueblo es discutible pero respetable. No resulta especialmente conseguida, a efectos visuales, la concentraci¨®n-limitaci¨®n del espacio de la habitaci¨®n detr¨¢s de la ventana-pantalla. La est¨¦tica de interiores est¨¢ en la sugerente l¨ªnea habitual del director ruso, al igual que el movimiento coral y la direcci¨®n de actores. No es una puesta en escena tan redonda como la de Eugenio Oneguin pero tiene inter¨¦s, aunque su dise?o te¨®rico-intelectual est¨¦ por encima de la pasi¨®n melodram¨¢tica. Verdi, en cualquier caso, conmueve.
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