De vidas ajenas, ?o quiz¨¢ un poco nuestras?
'Una pistola en cada mano', de Cesc Gay, est¨¢ escrita con mimo, inteligencia y conocimiento de la naturaleza humana
Como en el cine de Eric Rohmer y en el de Woody Allen, los personajes de Cesc Gay no ser¨ªan concebibles sin el uso continuo de la palabra, para contar verdades, medias verdades o mentiras, para confesarse, seducir, lamentarse, sugerir, enga?ar, manipular, defenderse, convencer, atacar, sincerarse, trampear.
UNA PISTOLA EN CADA MANO
Direcci¨®n: Cesc Gay.
Int¨¦rpretes: L¨¦onor Watling, Leonardo Sbaraglia, Javier C¨¢mara, Alberto San Juan, Ricardo Dar¨ªn, Luis Tosar, Eduard Fern¨¢ndez.
G¨¦nero: Comedia. Espa?a.
Duraci¨®n: 95 minutos.
Y nada de lo que dicen estos urbanitas ilustrados e instalados, con profesiones presumiblemente relacionadas con la cultura, dubitativos, ganadores o perdedores, con tendencia a la crisis permanente, tiene desperdicio. Tambi¨¦n es importante lo que callan y lo que revelan sus peque?os gestos y sus miradas, o sus silencios, aunque estos escasean, son estrat¨¦gicos o sirven para reponerse de la estocada verbal que han recibido. Esto le puede salir mejor o peor (En la ciudad me parece espl¨¦ndida, otras menos), pero su mundo y su estilo siempre son identificables. Igualmente, es dif¨ªcil no identificarte con lo que le ocurre a su gente, aunque a veces eso te provoque el sonrojo.
Alg¨²n director l¨²cidamente maximalista afirm¨® alguna vez que lo fundamental para que una pel¨ªcula funcione es que haya buenos actores y actrices y que est¨¦n convenientemente dirigidos. Yo sospecho que los verdaderamente grandes ni siquiera necesitan ser dirigidos. Les basta con ser como son para que te creas en estado hipn¨®tico cualquier cosa que hagan o digan. Otros directores que alcanzaron con naturalidad el clasicismo est¨¢n convencidos de que lo imprescindible es un buen guion. Admitamos que poseyendo ambas cosas, hay que ser muy tarugo para que una pel¨ªcula naufrague.
El guion de Una pistola en cada mano est¨¢ escrito con inteligencia y mimo, gracia y complejidad, con un conocimiento profundo de eso tan enf¨¢tico llamado la naturaleza humana, del anverso y el reverso del personal, de lo que aparentamos y lo que somos, de la mezcla de las dos cosas. Y, c¨®mo no, acumula un inmejorable reparto de int¨¦rpretes para hacer veros¨ªmil, sutil, inquietante y atractivo lo que nos pretende contar, sugerir, revelar.
Cesc Gay narra diversos encuentros entre parejas. La forman viejos amigos que se reencuentran casualmente y se ofrecen pistas sobre c¨®mo les ha tratado ¨²ltimamente la vida. Un matrimonio que se rompi¨® y que pretende recomponer aquel que lo provoc¨® al haberse quedado m¨¢s solo que la una, un marido cornudo con el amante de su esposa (qu¨¦ lujo de actor Ricardo Dar¨ªn, cu¨¢nta qu¨ªmica se crea en el jugoso combate dial¨¦ctico entre Luis Tosar y ¨¦l), antiguos compa?eros de trabajo oliendo sexo r¨¢pido, dos matrimonios amigos (el episodio que menos me interesa) revelando sus carencias o sus miserias sexuales, confirmando que nada es lo que parece. Y, por supuesto, todos estos r¨ªos aislados conducen a un mar com¨²n, esos personajes mostrar¨¢n su relaci¨®n en una secuencia final que recuerda la de En la ciudad. Y con ellas a flote, y con ellos resumiendo su situaci¨®n con un tragic¨®mico, resignado, castizo y realista: ¡°Pues, as¨ª estamos¡±. Los mirones de estas vidas ajenas hemos sonre¨ªdo y re¨ªdo frecuentemente con sus cuitas y sus equ¨ªvocos. Pero tambi¨¦n te puede asaltar un escalofr¨ªo. Ya se sabe, el que est¨¦ libre de pecado que tire la primera piedra.
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