Gran literatura, y nada m¨¢s

?Vamos a tener que volver a los tiempos en que se juzgaba la calidad de la obra literaria por la adscripci¨®n del autor a una u otra opci¨®n pol¨ªtica? En este mundo en el que vivimos, cuando no es la econom¨ªa, es la pol¨ªtica el factor sustancial de an¨¢lisis. Y a la literatura que la zurzan con hilo negro. ?Es que de nuevo vamos a juzgar la obra literaria de C¨¦line por su penosa inclinaci¨®n al antisemitismo o la de Sholojov por su papel relevante en la Uni¨®n de Escritores Sovi¨¦ticos?

Mo Yan es un escritor sat¨ªrico que en sus primeras novelas (Sorgo rojo, Grandes pechos, amplias caderas...) ha mostrado, bajo un tinte entre nost¨¢lgico y rom¨¢ntico, la dureza real y emocional de la vida del campesinado chino y que en sus obras posteriores llegadas hasta nosotros (La vida y la muerte me est¨¢n desgastando, La rep¨²blica del vino o Rana) ha narrado de manera implacable la miseria vital y moral de la burocracia china, el enchufismo y la corrupci¨®n de la vida social y, con una cercan¨ªa no exenta de compasi¨®n, la vida de las gentes en su lucha cotidiana por subsistir y desgranar sus peque?as esperanzas en un medio de una aplastante mediocridad y falta de libertad. Lo ha hecho poniendo la vista tanto en la tradici¨®n china como en la literatura del mundo occidental; y lo ha hecho eligiendo como camino, de manera cada vez m¨¢s acentuada, el que tantos otros escritores antes que ¨¦l han debido seguir para burlar la opresi¨®n autoritaria: el humor, en su caso derivado hacia lo grotesco como herramienta literaria.

Lo grotesco ¡ªque se emparenta con la fantas¨ªa y con el absurdo¡ª tiene antecedentes tan ilustres como Nicol¨¢s Gogol o Mijail Bulg¨¢kov. La fantas¨ªa y el absurdo acercan a Mo Yan al realismo m¨¢gico de un Garc¨ªa M¨¢rquez o al sentimiento del absurdo de un Kafka. Como en el caso del colombiano, su inspiraci¨®n procede de la literatura y de los cuentos de su abuela¡­

Lo que escribe Mo Yan es gran literatura y como tal acabar¨¢ siendo apreciado por encima de la coyuntura pol¨ªtica y bajo esa luz ha de ser juzgado. Sus personajes son una verdadera representaci¨®n de la comedia humana, tan reconocibles para el lector occidental como para el lector oriental. Ellos y su literatura son su defensa y su aut¨¦ntica fe de vida.