El cine no se sube al escenario
Al contrario de lo que ocurre en otras cinematograf¨ªas, la espa?ola exhibe una tradicional incapacidad o desprecio a la hora de adaptar obras teatrales
Cuando en el pasado festival de cine de San Sebasti¨¢n el franc¨¦s Fran?ois Ozon gan¨® la Concha de Oro y el premio al mejor gui¨®n con su pel¨ªcula En la casa, aprovech¨® para reivindicar la figura del dramaturgo espa?ol Juan Mayorga, exitoso autor de obras como La tortuga de Darwin, La paz perpetua y Cartas de amor a Stalin, traducido y representado en decenas de idiomas y autor tambi¨¦n de El chico de la ¨²ltima fila, la obra de teatro en la que se basa En la casa. El comentario de Ozon llam¨® la atenci¨®n sobre uno de las extra?as contradicciones del cine espa?ol. ?C¨®mo es posible que el director franc¨¦s fuera el primer cineasta que adaptara una obra de Mayorga? ?C¨®mo el cine espa?ol no se alimenta del teatro, como s¨ª hacen otras cinematograf¨ªas como la brit¨¢nica, la francesa o el mismo Hollywood?
Los productores tienen reparos, prefieren novelas, dice Cesc Gay
El interrogante crece a¨²n m¨¢s tras reflexionar sobre un dato llamativo: en la ¨²ltima d¨¦cada casi el 80% de las pel¨ªculas espa?olas se han basado en guiones adaptados, es decir, beb¨ªan de cuentos o de novelas, pero casi nunca del teatro. Hay pocos casos, m¨¢s all¨¢ de El m¨¦todo, del argentino Marcelo Pi?eyro ¡ªaunque con presupuesto ¨ªntegramente espa?ol porque los productores Gerardo Herrero y Francisco Ramos fueron los impulsores del proyecto¡ª, que versionaba El m¨¦todo Gr?nholm, de Jordi Galceran, o de Ventura Pons, que colabora constantemente con el dramaturgo Sergi Belbel y adapta sus obras. No hablamos de cl¨¢sicos, de llevar un lope o un calder¨®n, sino de autores vivos.
Marcos Ord¨®?ez, cr¨ªtico teatral de EL PA?S, recuerda que ha habido otros momentos mejores para esa relaci¨®n ¡ª¡°Me acuerdo de S¨¦ infiel y no mires con qui¨¦n, de Fernando Trueba, o Bajarse al moro, de Fernando Colomo¡±¡ª y comenta que puede que sea un fen¨®meno mundial. ¡°Hay un cierto alejamiento entre dramaturgos y cineastas¡±, que en Espa?a se ve m¨¢s porque ¡°los dramaturgos no suelen escribir o colaborar en la escritura de guiones cinematogr¨¢ficos, como s¨ª ocurre en otras culturas¡±.
Premios y tablas
Desde que los premios Goya dan un galard¨®n al mejor guion adaptado ¡ªempezaron en 1988, en la tercera edici¨®n¡ª ha habido m¨¢s estatuillas para libretos basados en teatro en Espa?a que en los Oscar de Hollywood: Pilar Mir¨® y Rafael P¨¦rez Sierra lo ganaron por su adaptaci¨®n de El perro del hortelano, de Lope de Vega, en 1996; en 2001 J. J. Mart¨ªnez, C. Molinero, C. P¨¦rez Escriv¨¢ y S. Maldonado se lo llevaron por Salvajes, la obra de Jos¨¦ Luis Alonso de Santos; y en 2005 Marcelo Pi?eyro y Mateo Gil, con El m¨¦todo. Nunca adaptaciones de sus propios autores. En los Oscar, aun con muchos m¨¢s candidatos, desde 1984 ¡ªcon Peter Shaffer que gan¨® por su obra Amadeus¡ª, solo ha mojado Billy Bob Thornton: en 1996 con su obra El otro lado de la vida.
Los nombres de Harold Pinter o de David Mamet salen como ejemplos. ¡°Es cierto que en Francia hay cada a?o un caso como El nombre, o en Estados Unidos La duda, Una historia del Bronx o El desaf¨ªo: Frost contra Nixon, pero tendr¨ªamos que pensar si son casos puntuales. Puede que todo filme que adapte teatro a la gran pantalla sea justo lo que nos llega y por eso aparenta ser un fen¨®meno mayor. En todo caso hay dos hechos clar¨ªsimos: lo espec¨ªfico del teatro es casi inadaptable al cine y hay miedo desde los productores a que parezcan que hacen teatro filmado¡±.
A ese miedo de la industria cinematogr¨¢fica se refiere tambi¨¦n Cesc Gay, director de Una pistola en cada mano, que apunta: ¡°Los productores espa?oles tienen reparos con el teatro. Les da m¨¢s confianza una novela, su v¨ªnculo con el teatro es malo. Cuando un director adapta una obra, sale de ¨¦l la iniciativa. A los productores les mueve otra literatura. Yo me pregunto c¨®mo no hay m¨¢s textos de, por ejemplo, Animalario, presentes en el cine¡±. Por otro lado, el cineasta, que adapt¨® dos obras de teatro en V.O.S. (de Carol L¨®pez) y en Kr¨¢mpack (de Jordi S¨¢nchez), se?ala: ¡°Me gustar¨ªa saber cu¨¢ntas de las obras que se estrenan en Espa?a se basan en dramaturgos espa?oles. Porque es cierto que el teatro vive ahora un momento prol¨ªfico, pero nos falta ese dato¡±.
En contra de lo que dice Ord¨®?ez, Ventura Pons, que ha adaptado obras de Llu?sa Cunill¨¦, de Josep Maria Benet i Jornet y, en tres ocasiones, de Sergi Belbel ¡ªadem¨¢s de novelas y cuentos de otros autores¡ª cree que s¨ª hay m¨¢s comunicaci¨®n en otros pa¨ªses: ¡°Piensa en el brit¨¢nico Alan Bennett, autor de The history boys o de La locura del rey Jorge y guionista de ?brete de orejas. F¨ªjate en lo que gente del teatro como Sam Mendes o Patrice Ch¨¦reau aportan a sus cinematograf¨ªas¡ Incluso hist¨®ricamente creadores como Bergman o Visconti dieron su empuj¨®n al cine. Salvando las distancias yo tambi¨¦n vengo del teatro y me gustan las pel¨ªculas con contenido, con chicha dram¨¢tica. No puedo hablar por los dem¨¢s, pero en mi caso mi carrera es mi libertad, mi independencia y mi gusto. A veces tienes la sensaci¨®n de estar disociado del gusto de la mayor¨ªa[RISAS] \[risas\]. Pero es que yo sigo mi verdad. El cine contempor¨¢neo demanda¡ espect¨¢culo¡±. Y aqu¨ª incluso podr¨ªan incluirse las grandes adaptaciones en pantalla de musicales: la pr¨®xima, que se estrenar¨¢ en las pantallas espa?olas el pr¨®ximo d¨ªa 25, ser¨¢ Los miserables, pel¨ªcula dirigida por Tom Hooper.
Ventura Pons es el ¨²nico que bebe del teatro: ¡°Me gusta la chicha dram¨¢tica¡±
Para ahondar m¨¢s en ejemplos de este fen¨®meno pr¨¢cticamente inexistente en Espa?a, las dos ¨²ltimas veces que Canad¨¢ ha rozado el Oscar de habla no inglesa fue con dos pel¨ªculas nacidas de obras teatrales: Incendies y El profesor Lazhar, ambas con esa chicha que le gusta a Pons. ¡°En cualquier caso¡±, asegura en un tono divertido el cineasta catal¨¢n, ¡°?qui¨¦n soy yo para decir qu¨¦ debe adaptar el resto?¡±.
Marcos Ord¨®?ez apunta otras causas, como que ¡°el teatro ya no es un hecho troncal en la cultura actual¡±, y recuerda que hace a?os, auspiciado por la Generalitat de Catalu?a, cre¨® un foro de intercambio entre productores y dramaturgos: ¡°No cuaj¨® ning¨²n proyecto¡±.
El inductor involuntario de toda esta reflexi¨®n, Juan Mayorga, explica que los derechos de El chico de la ¨²ltima fila estuvieron tres a?os en poder del director R¨®mulo Aguillaume, que intent¨® en vano levantar su adaptaci¨®n al cine con producci¨®n espa?ola. El mismo fracaso sufri¨® un proyecto brasile?o. ¡°Que lo haya hecho Ozon por un lado me crea gran alegr¨ªa por el trabajo realizado y porque es un gran artista. Pero por otro lado, me causa una gran melancol¨ªa ver que el instituto en el que transcurre la acci¨®n se llama Gustave Flaubert y no Miguel de Unamuno o P¨ªo Baroja, y que en la pantalla veamos el d¨ªa a d¨ªa de la vida en Francia y no de Espa?a¡±, comenta. ?Otra oportunidad perdida? ?Seguir¨¢ mucho tiempo este divorcio espa?ol entre cine y teatro? ¡°Puede¡±, comenta Mayorga. ¡°Me sorprende y me entristece la cantidad de directores espa?oles con los que hablo y me dicen que no van al teatro¡±.
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