All¨ª donde respiran los glaciares
Javier Vallhonrat se inspira en una fotograf¨ªa de 1853 de los Pirineos para su nuevo proyecto, ¡®42?N¡¯ ¡®Tender Puentes¡¯ es un programa del Museo Universidad de Navarra
Ha pasado m¨¢s de siglo y medio desde que el vizconde Joseph Vigier conquist¨® el puerto de Benasque con todo su pesado laboratorio a cuestas para fotografiar el Macizo de Maladeta. De aquella expedici¨®n naci¨® el espectacular Album des Pyr¨¦n¨¦es y, de alguna manera, de aquella loca aventura tambi¨¦n nace hoy el esperado ¨²ltimo trabajo de Javier Vallhorant, 42?N, n¨²mero del paralelo que marca estas imponentes monta?as de los Pirineos. Catorce fotograf¨ªas y 3 v¨ªdeos en los que el fot¨®grafo madrile?o (cada vez m¨¢s reacio a exponer su obra) muestra su propio viaje al lugar que Vigier alcanz¨® con la mirada y que ¨¦l escala ahora con la c¨¢mara y tambi¨¦n con su propio cuerpo. Glaciares milenarios que vistos as¨ª parecen respirar como enormes ballenas blancas. ¡°No es que lo parezca, es que respiran¡±, aclara el fot¨®grafo, para quien su nuevo trabajo no es ¡°la cartograf¨ªa de un territorio, sino de una experiencia¡±.
42?N es un trabajo enmarcado dentro del programa Tender Puentes que, impulsado por el Museo Universidad de Navarra, ha movilizado las ideas de fot¨®grafos como Joan Fontcuberta, Lynne Cohen o Jorge Ribalta. El esquema es siempre el mismo: crear un proyecto nuevo a partir de los importantes fondos del siglo XIX que posee la colecci¨®n. De esta manera, el nuevo trabajo fotogr¨¢fico no solo formar¨¢ parte del museo, sino tambi¨¦n de una serie de libros-ensayo. Bajo la tutela de Santiago Olmo y Rafel Levendel Tender puentes naci¨® en 2006, pero ser¨¢ en 2014, ya con todos los proyectos cerrados y abierto el centro ideado por Rafael Moneo, cuando se expondr¨¢n por fin al p¨²blico las im¨¢genes pioneras frente a sus herederas actuales.
¡°Tenemos una colecci¨®n de 9.038 positivos y aproximadamente 120.000 negativos. De estos positivos, 4.314 son del siglo XIX, mientras que el resto son de los siglos XX y XXI¡±, explica Ignacio Migu¨¦liz Valcarlos, conservador del ¨¢rea del siglo XIX de la colecci¨®n. Al preguntarle por las dos im¨¢genes de Vigier elegidas por Vallhonrat, realizadas en papel de sal, explica: ¡°Son dos obras excepcionales por su tama?o, por su temprana fecha de ejecuci¨®n y por la tem¨¢tica de paisaje en un momento en que la fotograf¨ªa t¨¦cnicamente estaba todav¨ªa limitada por la imposibilidad de captar im¨¢genes en movimiento debido a los largos tiempos de exposici¨®n, as¨ª como por la necesidad de llevar consigo un laboratorio¡±. Seg¨²n Migu¨¦liz Valcarlos, la treintena de im¨¢genes que Vigier recogi¨® en Album des Pyr¨¦n¨¦es forman parte de uno de los conjuntos ¡°m¨¢s espectaculares de su ¨¦poca¡±.
Para Vallhonrat, sin embargo, lo excepcional del trabajo de Vigier es un detalle que est¨¢ m¨¢s cerca del arte contempor¨¢neo que de un pionero de la fotograf¨ªa. Lo que le admira es el punto de vista que toma: c¨®mo Vigier prefiere elegir un pedazo de monta?a a su totalidad y c¨®mo decide fotografiar a la vez horizonte y suelo. ¡°A Vigier le interesa m¨¢s la relaci¨®n entre el lugar que pisa y el lugar que mira que la propia monta?a. Entre el aqu¨ª y el all¨ª. Entre el pie y la mirada. Hay una experiencia inmediata y otra de deseo. En el fondo, Vigier est¨¢ renunciando a hacer la fotograf¨ªa de un paisaje para hacer la de un fragmento de ese paisaje y que esto ocurra en 1853 me parece sencillamente alucinante¡±.
¡°Vigier¡±, contin¨²a Vallhonrat, ¡°debi¨® llevar un ej¨¦rcito de gente que subi¨® el material cargado en mulas. Con caballos ser¨ªa imposible porque el terreno es muy escarpado. Seguramente, el equipo pesaba m¨¢s de 100 kilos. ?l hizo esas dos fotos y se fue¡±. Los trayectos hoy son m¨¢s sencillos, pero las decisiones m¨¢s complicadas. En el ¨²ltimo a?o y medio Vallhonrat ha subido unas 25 veces a la monta?a. Acompa?ado de Concha, su pareja, una experta alpinista, y un ayudante, van cargados a veces hasta con 15 kilos de peso. Han seguido hasta 30 itinerarios, pero solo han tomado fotograf¨ªas en 19. ¡°Uno parte de un proyecto mental, pero al final todo tiene que ver con la experiencia f¨ªsica, con el fr¨ªo, con el viento, con el peso de la mochila... Algo de lo que nunca se puede escapar¡±. Tom¨® una media de tres fotos por viaje y de las 100 finales seleccion¨® las 14 que ahora cierran el proyecto. ¡°A veces sub¨ªa y si la luz no era l¨ªquida me tomaba un bocadillo, dorm¨ªa, y volv¨ªa a bajar¡±.
No hay truco en los sorprendentes colores que despliega Vallhonrat, all¨ª arriba las cosas son de otra manera. ¡°Seg¨²n las predicciones de la Wikipedia en 2070 el glaciar de Aneto dejar¨¢ de existir. Cuando est¨¢s cerca suyo te sientes como si retratases a un mamut. Tiene millones de a?os, y est¨¢ agonizando. Es emocionante¡±.
¡°Una fotograf¨ªa es una peque?a huella para que el espectador genere su propia imagen. Si saturas al espectador le est¨¢s robando esa experiencia. La org¨ªa de im¨¢genes que vivimos hoy nos est¨¢ robando esa construcci¨®n¡±. A?ora el gusto por la elipsis: ¡°Siempre me ha interesado m¨¢s c¨®mo construimos nosotros la realidad que la realidad en s¨ª¡±.
Para contextualizar su trabajo, ¡°esas acciones fragmentarias¡± que son sus fotograf¨ªas, Vallhonrat fabric¨® una maqueta gigante donde poder situar sus ¡°experiencias¡±, sus ¡°puntos en el espacio¡±. Hay algo de juego y de inocencia en esa maqueta a escala que el fot¨®grafo fabrica con una minuciosidad obsesiva. El Macizo de Maladeta al alcance no ya de su c¨¢mara, sino tambi¨¦n de su mano. Quiz¨¢ Vallhorant mira entonces a los ojos de Vigier. Y a pesar del implacable paso del tiempo, del color frente al blanco y negro, de los equipos sofisticados frente a las mulas de carga, sabe por qu¨¦ en el fondo coronar la verdadera cumbre siempre es un sue?o inalcanzable.
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