Historia de unas im¨¢genes
Los fot¨®grafos Isabel Mu?oz, Jordi Soc¨ªas, Sof¨ªa Moro y Alfredo C¨¢liz explican algunas de sus fotograf¨ªas m¨¢s significativas
La fot¨®grafa Sof¨ªa Moro encontr¨® consuelo en las palabras de un compa?ero de la revista National Geographic cuando confes¨® el miedo a salir a por una buena foto y volver con las manos vac¨ªas. Moro, como Jordi Soc¨ªas, Isabel Mu?oz y Alfredo C¨¢liz llevan ya un tiempo venciendo al temor de ser acusados de farsantes y anoche, en el Instituto Cervantes de Madrid, dieron una peque?a muestra de que al contrario del nuevo dogma, ¡°hacer una fotograf¨ªa no es ninguna tonter¨ªa¡±, como precis¨® la fot¨®grafa.
En una rueda de im¨¢genes, los cuatro fot¨®grafos y colaboradores habituales de EL PA?S SEMANAL ten¨ªan 10 minutos para contar la historia tras dos momentos, en una de las actividades paralelas a la exposici¨®n Universo en espa?ol, organizada con la colaboraci¨®n de EL PA?S y Solo Loewe.
Mi historia es la guerra: Sof¨ªa Moro encontr¨® en un pedazo de la nacional 6 la historia de Espa?a. La de los somieres como vallas y las ba?eras como abrevaderos. Su trozo de pa¨ªs es el de la esquina oeste, donde veranea en un pueblo pesquero, desde donde vio llegar la carretera y presenci¨® la aparici¨®n de las primeras promociones inmobiliarias. En ese trozo de parcela, en un ma?ana de verano muy gallega, se top¨® de frente con la Espa?a de la crisis en sus fiestas populares. El caballo que se encontr¨® no proyectaba esa majestuosidad de la bestia contra el agarrador de las manos desnudas, sino ¡°la de una tienda a medio desmontar, daban m¨¢s ganas de llamar a la protectora de animales que seguir la fiesta¡±.
El retrato de Moro es la cara de la guerra en el rostro del teniente general Juan Jos¨¦ Orozco Masedo. La fot¨®grafo encontr¨® en el pasillo de la casa de este vencedor que se asom¨® a la democracia como vencido, la lecci¨®n perfecta de la t¨¦cnica del retrato. ¡°Muchas veces no se sabe qu¨¦ foto se va a hacer hasta que se mira por el objetivo¡±. Por eso el teniente general empez¨® sentado y tras sus gafas, para terminar mostrando sus medallas en un gesto de que resum¨ªa que su historia era la guerra. ¡°Hay personajes que hablan como posan, son claros y ¨²nicos, mono s¨¦micos¡±.
El viajero C¨¢liz: En una par¨¢bola por el mundo, Alfredo C¨¢liz no solo termin¨® por robar el alma de los otros, sino por asumir que su mitolog¨ªa no era como la de los dem¨¢s. ¡°El mundo se divide entre la gente que mira y los que son mirados¡±. Con esta m¨¢xima lleg¨® a ?frica a disparar contra fot¨®grafos, la imagen que eligi¨® anoche. ¡°Cuando se representa a otro se entra en un problema pol¨ªtico real, una negociaci¨®n complicada, un acto de comunicaci¨®n de dif¨ªcil el ¨¦xito¡±, plante¨® el fot¨®grafo. Su retrato era el de B¨¢rbara Lima, una cuarentona an¨®nima a la que capt¨® con una c¨¢mara de placas en cuatro disparos ¨C¡°por cuestiones econ¨®micas¡±-. La t¨¦cnica por cara, sin embargo, le permiti¨® quedarse con la primera parte de cada persona. ¡°No mirar a trav¨¦s del objetivo, me sirvi¨® como coartada, las fotos las hac¨ªa la c¨¢mara¡±.
El ojo que termina la historia: Isabel Mu?oz eligi¨® una mano retorcida como una flor de loto que encontr¨® en la indefensi¨®n del genocidio de Camboya. El relicario es un brazo que termina en el ojo que lo mira, capaz de comprender la historia de una joven bailarina, perseguida por su oficio, reclamada por su perseguidor hasta el asesinato por pasi¨®n. ¡°La foto es un grito por la impunidad y la corrupci¨®n pol¨ªtica¡±, en un solo gesto.
Twister, un sicario de la mara centroamericana es la mirada acerada de un asesino al que Mu?oz fue incapaz de no pasar por el filtro de su coraz¨®n, el mismo que el de su c¨¢mara. ¡°El atractivo y la sensualidad de un pistolero plantea una violencia que el que mira debe terminar de interpretar, nunca he querido juzgar con la fotograf¨ªa¡±.
40 a?os de disparos: La incertidumbre ante una metralleta hizo dudar a Jordi Soc¨ªas la madrugada del 24 de febrero de 1981 a las puertas del Congreso de los Diputados. Ten¨ªa dos opciones, bajar su c¨¢mara, o apretar el disparados a la espera de un gatillo. Decidi¨® disparar y el resto es historia de Espa?a y la fotograf¨ªa. ¡°El que parec¨ªa tener miedo es el que ten¨ªa el poder en sus manos¡±, recuerda el fot¨®grafo. ¡°El lenguaje fotogr¨¢fico se crea en el momento¡±.
El retrato de Soc¨ªas une a Pedro Almod¨®var y David Lynch en un deseo de juventud. Tras d¨¦cadas de fotografiar al director de cine manchego, el fot¨®grafo decidi¨® perpetrar la idea con la connivencia de Almod¨®var. ¡°?l me ayud¨® a evocar el personaje y conseguimos una imagen muy expresionista¡±.
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