25 a?os de un Macba en construcci¨®n
El museo barcelon¨¦s celebra los 25 a?os del inicio de la adquisici¨®n de fondos con una amplia exposici¨®n centrada en el cambio de siglo
El Macba expone estos d¨ªas una instalaci¨®n de Krzysztof Wodiczko, artista polaco afincado en EE UU, que seguramente constituye una buena met¨¢fora de c¨®mo se re¨²ne hoy una colecci¨®n para un museo de arte y c¨®mo esta interpela al espectador contempor¨¢neo. Entras en una sala oscura en la que percibes unas proyecciones como tomadas desde detr¨¢s de vidrios esmerilados que recogen escenas laborales, pues intuyes que alguno de los borrosos personajes lleva un casco de obra, otro un chaleco reflectante, etc¨¦tera. Los fragmentos de conversaciones que escuchas por el audio son en lenguas que no comprendes, asi¨¢ticas, africanas, qui¨¦n sabe. T¨ªtulo de la obra: If you see something¡(2005), calcado al de una campa?a que tuvo lugar en Nueva York tras los atentados del 11-S que invitaba a los ciudadanos a la denuncia si ve¨ªan alguna cosa sospechosa. La pieza tiene mucho de caverna plat¨®nica: al fondo intuimos unas sombras de la realidad que no entendemos y que precisamente por ello nos parecen amenazadoras. Se nos conmina a reaccionar, pero no sabemos en qu¨¦ direcci¨®n, ni si lo que vemos tiene sentido m¨¢s all¨¢ de la trivialidad de unos encuentros que pueden producirse en cualquier calle de cualquier ciudad del mundo. Seguramente la angustia es uno de los principales nutrientes del arte actual.
Episodios cr¨ªticos, as¨ª se titula la exposici¨®n que ocupa todas las salas del museo barcelon¨¦s y que procede de los fondos propios, unos fondos que empezaron a construirse hace ahora 25 a?os. La historia es conocida. Desde su nombramiento como alcalde en 1982, el alcalde Pasqual Maragall hab¨ªa hablado con el empresario Leopoldo Rod¨¦s de la necesidad de que Barcelona contara con un museo de arte contempor¨¢neo. Fue la candidatura ol¨ªmpica que dio cuerpo definitivo a ese proyecto. En octubre de 1986 Barcelona fue elegida sede de los Juegos de 1992. Apenas dos semanas despu¨¦s del evento, el alcalde se puso en contacto con el empresario para poner en marcha una fundaci¨®n con el encargo espec¨ªfico de reunir fondos para el futuro museo. Esa fundaci¨®n se constituy¨® al a?o siguiente, con 33 particulares que integrar¨ªan el patronato y 33 compa?¨ªas fundadoras. En 1988, la fundaci¨®n, el Ayuntamiento y la Generalitat crear¨ªan el consorcio, al cual se unir¨ªa en 2007 el Ministerio de Cultura. Echaba a andar un modelo de colaboraci¨®n mixto p¨²blico-privado que 25 a?os m¨¢s tarde, a pesar de los rigores de la crisis, no da s¨ªntomas de agotamiento.
En 1987 se cre¨® la fundaci¨®n. En 1995, el edificio dise?ado por Richard Meier
¡°La fundaci¨®n naci¨® con dos ideas claras que est¨¢n en la base de su ¨¦xito. Primero, que era imposible recuperar el tiempo perdido, es decir, que nunca podr¨ªamos comprar obras de las vanguardias hist¨®ricas del siglo XX y que deb¨ªamos concentrarnos en una colecci¨®n de arte joven internacional del ¨²ltimo tercio del siglo XX¡±, rememora Leopoldo Rod¨¦s. ¡°Y segundo, que siempre nos someter¨ªamos a la l¨ªnea fijada por el comit¨¦ de expertos, solo intervendr¨ªamos en el precio de las adquisiciones. Cosa que hemos mantenido: he de decir que el gusto personal de los patronos siempre ha sido m¨¢s conservador que el de los expertos, pero nunca ha habido la menor observaci¨®n negativa al respecto¡±. Destaca Rod¨¦s que uno de los hitos importantes en la construcci¨®n de la colecci¨®n se produjo en 2010, cuando se firm¨® el acuerdo con La Caixa para una utilizaci¨®n conjunta de sus fondos de arte sometido a la evaluaci¨®n del mismo comit¨¦ de expertos: ¡°Entre los dos fondos sumamos 5.000 obras. Son colecciones del mismo periodo pero que no se duplican¡±.
Al igual que la remodelaci¨®n del Museo Nacional de Arte de Catalu?a, en Montju?c, el Macba no lleg¨® a tiempo para la cita ol¨ªmpica. El pulcro edificio de Richard Meier, en el coraz¨®n del barrio del Raval, se inaugur¨® en 1995. Vac¨ªo, seg¨²n una discutible decisi¨®n del alcalde, el cual quiso de este modo dar realce a la obra arquitect¨®nica, ¡ªconsiderada "la joya de la corona" de las construcciones ol¨ªmpicas¡ª y a la reforma urban¨ªstica de un barrio c¨¦ntrico degradado por d¨¦cadas de dejadez. Primero la piedra, luego ¡°el relleno del pavo¡±, en expresi¨®n del propio Maragall: esa fue la f¨®rmula catalan¨ªsima que suscit¨® largas pol¨¦micas, pero que a la postre funcion¨®.
En el caso del Macba, la discusi¨®n se produjo a prop¨®sito de si empezar la colecci¨®n en los a?os cuarenta o con los posteriores artistas de Dau al Set y en consecuencia c¨®mo relacionarse con el MNAC. ¡°Es un debate completamente superado¡±, asegura Bartomeu Mar¨ª, director del Macba desde 2008. ¡°Hoy las relaciones entre los dos centros se basan en la complementariedad, y ello gracias a la cualidad y la pulcritud de los criterios art¨ªsticos que los regentan¡±. ¡°El Macba nunca ha pretendido ser un museo enciclop¨¦dico. Trabaja sobre el presente y el futuro, se ha especializado sobre el cambio de siglo en el arte catal¨¢n, espa?ol e internacional especialmente en los ¨¢mbitos del sur de Europa, el norte de ?frica y Oriente Medio¡±. ¡°Nunca hemos estado condicionados por Matisse o Picasso¡±, remata por su parte, gr¨¢ficamente, Leopoldo Rod¨¦s para dar cuenta del no sometimiento del centro a criterios antol¨®gicos.
El futuro es borroso: el presupuesto ha ca¨ªdo un 5% con respecto a 2011
Episodios cr¨ªticos. ?Es que el arte del cambio de siglo solo puede mostrarse de forma epis¨®dica, sin un discurso com¨²n a las distintas manifestaciones? ¡°Se trata de un relato por entregas, por fasc¨ªculos. Las exposiciones, que ocupan las dos plantas del museo, pueden verse conjunta o separadamente. Nuestro discurso no se basa tanto en las respuestas que podamos dar como en las preguntas que seamos capaces de suscitar¡±.
El itinerario arranca con el cuestionamiento del g¨¦nero pict¨®rico de la d¨¦cada de los setenta. La pel¨ªcula de Pere Portabella (1969) que muestra a un Joan Mir¨® ya mayor borrando su propio mural del Colegio de Arquitectos de Barcelona es una respuesta a la sentencia del cr¨ªtico Clement Greenberg, que fundament¨® el expresionismo abstracto de la d¨¦cada anterior: ¡°Hay que huir del contenido como de una plaga¡±.
Invitado a fotografiarse ante alguna obra de la exposici¨®n, Bartomeu Mar¨ª escoge justamente un mural de esta secci¨®n, una serie de paneles de Raymond Hains en los que aparecen fragmentos arrancados (d¨¦collage) de viejos anuncios publicitarios. El camino prosigue por obras de Rauschenberg, Antoni T¨¤pies y Hern¨¢ndez Piju¨¢n, entre otros, hasta desembocar en Santa Comida (1984-89), vistoso ¡°altar¡± de Miralda en el que los alimentos reciben un trato fetichista de santones de retablo.
En la segunda planta el mundo del trabajo ocupa buena parte del espacio. La fotograf¨ªa de viejos modelos industriales (con obras de Andreas Siekman, Allan Sekula, el propio Wodiczko) se contraponen a obras de Chillida, Jorge Oteiza, Segi Aguilar, Plensa, Richard Serra y otros en los que la escultura documenta el proceso de transformaci¨®n de la materia. ¡°El mundo del trabajo aparece a la vez como un bien muy preciado y como algo que no vale nada, seg¨²n van quedando arrinconados los viejos modelos de producci¨®n¡±, observa Mar¨ª. La enorme fotograf¨ªa de Sekula de un viejo carguero recostado sobre la borda camino del desguace preside esta secci¨®n desde el exterior, en la plaza dels ?ngels.
¡°Creo que la funci¨®n de un museo es explicar sin distorsionar la percepci¨®n de las obras, sin interferir en las sensaciones f¨ªsicas que causan. Hoy el arte no puede explicarse en t¨¦rminos de g¨¦neros puros como pretend¨ªa Greenberg. Estamos m¨¢s preparados para leer el arte contempor¨¢neo que para descifrar Las meninas o una naturaleza muerta del siglo XVI. Nuestro ojo es contempor¨¢neo, ha integrado el cine o la publicidad. Y a la vez nuestro o¨ªdo ha integrado un mundo sonoro muy vasto que tambi¨¦n debe entrar en el museo¡±, observa Mar¨ª. Los g¨¦neros se desdibujan, en efecto: hace alg¨²n tiempo el Macba mont¨® una de las mejores exposiciones que ha acogido sobre la figura del compositor John Cage.
El futuro se divisa borroso tras del vidrio esmerilado. Hace unos d¨ªas este diario informaba del retraso del Ministerio de Cultura en hacer efectivo el pago de 1,6 millones comprometido para 2012. El presupuesto para este a?o ha sido de casi 11 millones de euros, un 5% menos que el a?o anterior y un 20% si se ampl¨ªa el periodo hasta 2009. Preocupante. Y sin embargo no por ello desde la fundaci¨®n se renuncia a so?ar: ¡°Podr¨ªamos tener una exposici¨®n permanente nutrida con nuestros propios fondos, de contar con m¨¢s espacio¡±, opina Rod¨¦s. ¡°En ¨¦poca de crisis como la actual es el momento de exhibir los fondos¡±, concluye. Y de interrogarse sobre ellos, en el convencimiento, ¡°rom¨¢ntico aunque no por ello menos v¨¢lido¡±, seg¨²n Mar¨ª, de que ¡°el arte nos hace mejores¡±.
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