Inocentes
No tengan duda, los inocentes somos nosotros. No nos han pegado a la chaqueta un monigote de papel, sino una deuda del carajo, que hemos empezado a pagar con la pensi¨®n de mam¨¢ y el cole de nuestros hijos. El inocente nos recuerda la crueldad y la candidez de las personas. En una memorable pel¨ªcula, Preston Sturges retrat¨® c¨®mo las inocentadas terminan con conciencia. Navidades en julio se llam¨®, ahora que es el D¨ªa de los Inocentes todo el a?o, el Abril de los Tontos cada mes.
En la televisi¨®n norteamericana, aquella cl¨¢sica Candid Camera la manten¨ªa Dom DeLuise. Recuerdo que en una ocasi¨®n asist¨ª a una de sus grabaciones. Ya decr¨¦pito, a¨²n encontraba fuerzas para cachondearse con los v¨ªdeos grabados a escondidas de panolis, cr¨¦dulos y pardillos. Hoy en la Red muchos de los v¨ªdeos m¨¢s vistos contienen confusiones, ca¨ªdas, mordiscos, errores y hasta un tipo que cuando un polic¨ªa le tiende el alcohol¨ªmetro lo empina como si fuera una botella. Es el mejor signo de humanidad que damos. Somos capaces de re¨ªrnos de nosotros mismos siempre que sea por persona interpuesta.
En Espa?a, explotaron la inocencia del peat¨®n las variedades, abrieron la tele a raros y chocantes, antes de llamarlos friquis. Del programa de ??igo hasta aquellas pel¨ªculas tan populares que Manolo Summers defini¨® con su talento elocuente: T¨® er mundo ¨¦ g¨¹eno. Y antes de que llegara la MTV con sus inocentes extremos, que se autoinmolan para arrancar la risa del personal, y avanz¨¢ramos en el sadismo fabricado alrededor del tonto del culo o jackass, los espa?oles gozamos de las m¨¢s altas cotas de inocentismo con el programa Inocente, inocente, tan bien elaborado que a¨²n provoca que uno busque la c¨¢mara oculta cada vez que lo atrapa una situaci¨®n absurda o un equ¨ªvoco disparatado. Nada tan brutal como que Catherine Fulop se sintiera abducida por extraterrestres o al torero Rafi Camino le cayeran enanos lanzados en ca?¨®n en pleno sal¨®n de casa. Dos cimas de nuestra inocencia que viene bien apreciar hoy. Porque, ?y si todo esto fuera una inocentada? Me creo a Rajoy de actor desconocido en una de esas mascaradas, se?al¨¢ndonos la c¨¢mara oculta mientras respiramos aliviados y ofendidos al mismo tiempo.
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