Un gigantesco parque tem¨¢tico para la revoluci¨®n musical china
Pek¨ªn invertir¨¢ 2000 millones en un espectacular complejo de producci¨®n. Artistas y discogr¨¢ficas temen que sea una treta del r¨¦gimen para controlarles
¡°La m¨²sica china vive una revoluci¨®n sin precedentes. Nunca antes hab¨ªamos tenido la diversidad actual, ni hab¨ªamos disfrutado de un mercado que ofrece tantas oportunidades¡±. Los miembros de la banda de hip-hop CMCB (China MC Brothers) lo tienen muy claro. Pero la revoluci¨®n que abanderan peque?os grupos undergroundcomo el suyo es ajena al Gobierno. En ocasiones, incluso resulta contraria a la omnipotencia del Partido Comunista. Por eso, ahora muchos temen que el proyecto para construir el Valle de la M¨²sica China sea, en realidad, un intento para controlar a¨²n m¨¢s una industria que, como la del cine, est¨¢ sujeta al estricto control de la censura.
El proyecto se construir¨¢ en un enorme valle a las afueras de la capital
Las autoridades lo niegan. Seg¨²n el diario Beijing Daily, Pek¨ªn invertir¨¢ 15.000 millones de yuanes (unos 1.850 millones de euros) a lo largo de la pr¨®xima d¨¦cada para convertir 10 kil¨®metros cuadrados de un valle situado a una hora de la capital en el centro neur¨¢lgico de la m¨²sica china. Aprovechando que el distrito de Pinggu ya es conocido por la producci¨®n en masa de instrumentos de cuerda ¡ªm¨¢s de 300.000 al a?o¡ª, el Gobierno ha visto la posibilidad de dar un espaldarazo aqu¨ª al necesitado sector musical.
Para ello, los dirigentes chinos quieren congregar en esta zona de monta?as suaves y tranquilos poblados estudios de grabaci¨®n, conservatorios, fabricantes de instrumentos, salas de m¨²sica, y un teatro con forma de melocot¨®n. Para que el lugar tambi¨¦n se convierta en un im¨¢n tur¨ªstico, no faltar¨¢n hoteles, restaurantes, y visitas guiadas. Todo a lo grande, por supuesto. As¨ª, el Gobierno conf¨ªa en recuperar la inversi¨®n, y crear miles de puestos de trabajo.
Seg¨²n el diario Global Times, cercano al Partido Comunista, tanto m¨²sicos reconocidos como fabricantes de instrumentos podr¨¢n disfrutar en este parque tem¨¢tico de un lugar de trabajo gratuito, y quienes procedan de otras provincias podr¨¢n incluso optar a un hukou ¡ªequivalente al permiso de residencia¡ª de la ciudad de Pek¨ªn. Adem¨¢s, la capital desembolsar¨¢ casi cuatro millones de euros al a?o para subvencionar a empresas del gremio y grandes eventos. ¡°La m¨²sica es un tipo de arte intangible. Con este proyecto queremos convertirlo en algo que se pueda ver y tocar¡±, asegur¨® el funcionario que ha dirigido la iniciativa hasta el mes pasado, Zhao Wei, al diario The Guardian.
Las grandes discogr¨¢ficas locales ya se frotan las manos, y las internacionales esperan que Pek¨ªn relaje la compleja normativa de licencias que las regula. El pastel es suculento, pero dif¨ªcil de morder. La industria china est¨¢ lastrada por una pirater¨ªa que, seg¨²n la Federaci¨®n Internacional de la Industria Fonogr¨¢fica, roza el 100%. Y unos pocos nombres mainstream ¡ªla mayor¨ªa, adem¨¢s, procedentes de Taiw¨¢n¡ª copan los ingresos por actuaciones y mercadotecnia. Las subvenciones ser¨¢n bienvenidas, pero las productoras temen que las autoridades impongan condiciones draconianas para acceder a ellas, y exigen una implementaci¨®n m¨¢s estricta de la legislaci¨®n de propiedad intelectual.
¡°Si el Gobierno quiere que la industria musical china est¨¦ a la altura de pa¨ªses como Corea o Jap¨®n, tiene que apoyar a los grupos peque?os y dejar de inmiscuirse en el contenido de las letras¡±, comenta el responsable de un peque?o sello que patrocina a bandas como CMCB y que pide mantenerse en el anonimato. ¡°No se conseguir¨¢ el objetivo si se sigue la estrategia que se ha adoptado para el cine, que incentiva las grandes producciones de palomitas en detrimento de pel¨ªculas independientes y de calidad. La raz¨®n es sencilla: muchas son molestas para el poder¡±.
¡°No hay pol¨ªtica en nuestras letras, pero s¨ª cierta carga cr¨ªtica contra la sociedad¡±, reconoce a EL PA?S el vocalista de CMCB, Wang XiaoOu. ¡°Cantamos sobre lo que nos gusta, sobre lo que nos rodea. La mayor¨ªa de nuestras canciones son alegres y divertidas, como ¡®?Qui¨¦n se ha comido mis fideos?¡¯, pero en otras s¨ª que mostramos nuestras preocupaciones¡±. Lo que les incomoda, afirma, es la obligatoriedad de conseguir el permiso de los censores antes de grabar o de tocar en p¨²blico alguna pieza.
Boys Climbing Ropes, un grupo de Shangh¨¢i liderado por Xiaopunk, sabe lo que supone sufrir la censura. ¡°Impidieron que actu¨¢ramos porque en una de las letras se mencionaba la coca¨ªna. As¨ª que ahora les enviamos los textos que quieren leer y luego cantamos lo que nos da la gana¡±. Eso puede servir para dar esquinazo en lugares como Yuyintang, un antro de mala muerte que concentra lo mejor de la m¨²sica alternativa china en la capital econ¨®mica del pa¨ªs, pero dif¨ªcilmente dar¨¢ resultado en instalaciones como las proyectadas por Pek¨ªn. ¡°Lo que tenemos claro es que no vamos a cantar odas al Partido¡±, sentencia la joven cantante.
En lo que s¨ª parece haber consenso es en la decisi¨®n de apostar por una agrupaci¨®n gremial, tradicional en China, que ya ha dado buenos resultados para el sector del cine en lugares como Zhenbeibu, a las afueras de la capital de la provincia de Ningxia, Yinchuan. Desde entonces se han filmado casi un centenar de pel¨ªculas y varias series de televisi¨®n. ¡°Una vez que se construyen infraestructuras adecuadas, es f¨¢cil atraer a todos los elementos de la industria¡±, asegura Li Peng, responsable de ventas de los estudios. ¡°Adem¨¢s, el lugar tiene un gran atractivo tur¨ªstico¡±. De hecho, miles de visitantes pagan 10 euros por la entrada, y mucho m¨¢s si quieren grabar su propio cortometraje. ¡°No me extra?ar¨ªa que en el Valle de la M¨²sica China se acabe permitiendo a cualquiera que se grabe como en un karaoke¡±, bromea el representante de la discogr¨¢fica. ¡°Al final lo que importa es el dinero¡±.
Los hits son taiwaneses
Puede que China tenga m¨¢s de 1.000 misiles apuntando hacia su provincia rebelde, pero en lo que a m¨²sica se refiere, Taiw¨¢n contraataca con bombas at¨®micas: Jolin Tsai, Jay Chou, S.H.E., Mayday¡ La antigua Formosa solo suma 23 millones de habitantes, pero en n¨²meros uno del mandopop? ¡ªel pop cantado en mandar¨ªn¡ª, los 1.350 millones de chinos de la Rep¨²blica Popular se rinden ante el poder¨ªo de la isla.
¡°La industria musical de Taiw¨¢n es m¨¢s libre y mucho m¨¢s madura. Ha sabido mezclar bien elementos chinos y otros propios de Occidente, y conecta con el p¨²blico porque es fresca y atrevida¡±, explica Hebe, integrante de la girl band superventas S.H.E. ¡°Tambi¨¦n tenemos t¨¦cnicas de marketing m¨¢s avanzadas¡±, a?ade Faye, la vocalista de otro grupo de ¨¦xito, Fairyland In Reality.
Y eso es una espina clavada en el coraz¨®n de los dirigentes comunistas chinos. Su pa¨ªs est¨¢ todav¨ªa muy lejos de dar con un Gangnam style, y tampoco tiene gran influencia en el continente, algo que Jap¨®n y Corea del Sur s¨ª han conseguido. "No me interesa Occidente. Quiero triunfar en mi mercado, porque es gigantesco", asegura Jolin Tsai, la reina taiwanesa del mandopop. No obstante, reconoce que su corona peligra. Con proyectos como el del valle musical, China acorta distancias. Ayer mismo, miles de j¨®venes participaron en Taipei en el primer concierto de grupos de la china continental. Eso s¨ª, no faltaron gritos contra Pek¨ªn y a favor de la independencia.
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