El don
Nadie puede negar a Rodrigo Rato para consejero de Telef¨®nica, pero si existe un sentido de la oportunidad, el momento medi¨¢tico puede provocar animadversi¨®n
El don de la oportunidad se tiene o no se tiene. Responde a secretos inaccesibles. Es verdad que a veces es un don que se consigue. Basta con que los dem¨¢s est¨¦n mirando para otro lado. Nadie puede negar a Rodrigo Rato los m¨¦ritos para incorporarse a los consejos de Telef¨®nica. Ni nadie puede entrometerse demasiado en las decisiones de una empresa privada, del mismo modo que no podemos opinar sobre el nombramiento de cardenales. Pero si existe un sentido de la oportunidad, el momento medi¨¢tico elegido para su fichaje puede provocar animadversi¨®n entre los espectadores de este embarullado serial llamado crisis.
El episodio m¨¢s rese?ado de las memorias de Aznar fue el de su sucesi¨®n en el partido, lo cual vislumbra lo apasionante de sus revelaciones. Si es cierto que primero se lo propuso a Rato y este le dijo que no, y luego cuando eligi¨® a Mariano Rajoy como candidato a la presidencia, Rato quiso serlo y Aznar ya se mostr¨® inflexible en su nueva decisi¨®n, estar¨ªamos ante otro ejemplo de don de la oportunidad. Por m¨¢s que nos sorprenda que los partidos respondan felices a los designios de un l¨ªder sin el menor atisbo de democracia interna, all¨¢ queda ese episodio, que precede al premio de consolaci¨®n de encabezar el FMI y la dimisi¨®n para presidir una imparable nueva Bankia. Todas ellas decisiones observables a la luz del don de la oportunidad.
En el caso Carromero, la elogiable actitud de la oposici¨®n en su conjunto permiti¨® con un silencio respetuoso que el gobierno negociara con las autoridades cubanas una soluci¨®n aceptable para ambas partes tras la tr¨¢gica muerte de Oswaldo Pay¨¢ y Harold Cepero, nombres fundamentales para la transici¨®n en la isla. Se cumpli¨® ese lema de melodrama de turrones navide?os y nuestro compatriota pudo volver a casa por Navidad para alegr¨ªa de todos. Pero quiz¨¢ su empleo oportuno en una Junta Municipal de Madrid, ahora que no hay dinero ni para curar la hepatitis al hijo de unos sin papeles, tambi¨¦n apuntala la idea de que los partidos son una fuente inagotable de ofertas laborales. Un h¨¢bito aceptado con desidia, pero sobre todo cuando funciona el don de la oportunidad y nos pilla mirando para otro lado.
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