Degeneraci¨®n
El ¨¦xito econ¨®mico de China transmite un ejemplo demoledor a las democracias europeas. Carentes de un liderazgo intelectual respetable, los contables imponen sus recetas m¨¢gicas. A menos derechos laborales y menor obsesi¨®n por la calidad, m¨¢s beneficios. Y la verdad, la ecuaci¨®n es incontestable. Pero no est¨¢ de m¨¢s ver c¨®mo comienza a caer una lluvia fina de reclamaciones de derechos en el imperio asi¨¢tico. Estos d¨ªas ha llegado el eco de peque?as protestas contra la censura en los medios, habituada a levantar art¨ªculos cr¨ªticos y sustituirlos por loas al partido ¨²nico gobernante. Con esa estrategia medi¨¢tica todo resulta m¨¢s f¨¢cil, claro.
A Enrique Meneses, un reportero admirado, Georgina Cisquella lo retrat¨® en un documental llamado Ox¨ªgeno para vivir, donde se le ve¨ªa enganchado a la bombona respiratoria despu¨¦s de d¨¦cadas de encontrar el aliento en sus dos paquetes de Ducados. Con una vocaci¨®n firme de informador y no de estrella, tras conocer por dentro todas las empresas period¨ªsticas donde poder colocar su curiosidad profesional inagotable, era asombroso que Meneses a¨²n tuviera ¨¢nimos para levantar una peque?a televisi¨®n casera, donde la mesa camilla quer¨ªa volar por el mundo y no ensa?arse con la v¨ªscera del famoso sin causa.
La p¨¢gina se llama Utop¨ªa tv y all¨ª colgaba sus encuentros caseros y las conversaciones sobre el oficio del reportero, quiz¨¢ el m¨¢s castigado por la crisis de los medios informativos, hundido mientras las televisiones comerciales acaparan el pastel publicitario. Para Meneses, incluso en la precariedad, las ideas estaban antes que el dinero y en su ecuaci¨®n, totalmente opuesta a la dominante, la informaci¨®n no era el relleno sino la causa original de la prensa. Los periodistas se est¨¢n convirtiendo cada vez m¨¢s en algo parecido a los escritores o pintores, que se ven obligados a reivindicar los ejemplos que dignifican el oficio por encima de su ¨¦xito o su relevancia social. Sienten que el oc¨¦ano agitado se traga las verdaderas joyas sin permitir que nos adornen. Son especie protegida que se manifiesta ante la extinci¨®n de la raza. Esa reivindicaci¨®n a¨²n tiene que crecer para invertir la fuerza degeneradora y alcanzar al consumidor, motor de supervivencia de cualquier empresa. Si no, del periodismo solo se hablar¨¢ en las necrol¨®gicas.
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