Vanidoso hasta la m¨¦dula
La Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico estrena 'El lindo don Diego' Se trata de una comedia del dramaturgo del siglo de Oro Agust¨ªn Moreto
Hoy en d¨ªa hay c¨¢maras hasta en los m¨®viles. As¨ª que grabar una pel¨ªcula es m¨¢s f¨¢cil que nunca. Y f¨¢cil es tambi¨¦n que un filme aparezca colgado en Internet poco despu¨¦s de su estreno, o incluso antes. Los piratas del Siglo de Oro, en cambio, lo ten¨ªan bastante m¨¢s complejo. Sin tecnolog¨ªa ni Red, el mejor recurso para copiar una obra de teatro en 1600 era una memoria de elefante. Los especialistas del pirateo de anta?o se mimetizaban en las salas y apuntaban, mentalmente antes, y en papel despu¨¦s, todas las frases de la representaci¨®n. ¡°Y las obras de Agust¨ªn Moreto se copiaban mucho¡±, explica Joaqu¨ªn Hinojosa, que del dramaturgo barroco ha versionado El lindo don Diego, que la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC) estrena el s¨¢bado 19 de enero en el teatro Pav¨®n de Madrid.
Como toda comedia de figur¨®n (y como parte de nuestra vida cotidiana), El lindo don Diego est¨¢ protagonizada por un personaje tan exagerado y obsesionado por un lado de su car¨¢cter que acaba vi¨¦ndose solo a s¨ª mismo, a un universo de ficci¨®n, en lugar del mundo real. En este caso, don Diego es ¡°un vanidoso impresentable, de un ego¨ªsmo atroz, un hombre que lo basa todo en la apariencia, en el artificio¡±, tal y como contaba ayer Carles Alfaro, director de la obra, en la rueda de prensa de presentaci¨®n del espect¨¢culo.
Tan fascinado por s¨ª mismo, Don Diego cree que todos a su alrededor le admiran y le envidian y es completamente sordo a las cr¨ªticas. Aunque a su favor, el (falso) seductor cuenta por lo menos con una prestigiosa v¨ªctima de su fascinaci¨®n: el mism¨ªsimo Moli¨¨re, que adapt¨® El lindo don Diego en su obra Princesse d?Elide. Y Alfaro tambi¨¦n rompe, al menos en parte, una lanza a favor del vanidoso protagonista: ¡°Su exageraci¨®n es inconsciente. Es un hombre que crea una ficci¨®n y la necesita para sobrevivir. Se refugia en ella para no ver la verdad¡±.
De todos modos, m¨¢s all¨¢ y por mucho que le moleste a su protagonista, la obra de Moreto prev¨¦ otros personajes y otras historias, marcas de la casa del dramaturgo del siglo de Oro. ¡°Es un texto con un enredo soberbio e hilarante, neologismos y tres relaciones de amor¡±, asegura Alfaro. ¡°Y tiene otra especialidad de Moreto: los di¨¢logos equ¨ªvocos, sin pie ni cabeza¡±, remata Hinojosa.
Todo eso, adem¨¢s, en versos. Lo que exige ¡°un esfuerzo muy grande¡±, seg¨²n la directora de la CNTC, Helena Pimenta. M¨¢s a¨²n, quiz¨¢s, para un grupo de actores que en su mayor¨ªa no se dedica habitualmente a ello. El propio Edu Soto, el actor que interpreta a Don Diego, por ejemplo, suele salir m¨¢s en las pantallas de las televisiones que en los escenarios.
Por tanto, como relata Alfaro, la primera mitad de los ensayos transcurri¨® ¡°ante una mesa, analizando las palabras¡±. ¡°El verso requiere una disciplina enorme. Se corre el riesgo de llegar al entendimiento absoluto, pero sin sentirlo, o viceversa¡±, a?ade el director. Est¨¢ claro que, para ser un buen actor, no basta con la memoria. De hecho, ya no sirve ni para ser pirata.
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