Una mirada cargada de teatro
Referente de la interpretaci¨®n seria y comprometida, luch¨® en la dictadura por modernizar el teatro Trabaj¨® en decenas de pel¨ªculas junto a cineastas como Almod¨®var, Garci o Gonzalo Su¨¢rez
Cuando el actor Fernando Guill¨¦n, fallecido ayer en Madrid a los 80 a?os, se despidi¨® en 2007 de los escenarios eligi¨® una obra con la que se sent¨ªa hondamente identificado, El vals del adi¨®s, de Louis Aragon, inspirada en la carta que el poeta franc¨¦s hab¨ªa escrito en 1972 para despedir Les Lettres Fran?aises,la publicaci¨®n literaria que hab¨ªa dirigido desde 1953 y que se hundi¨® al quedar fuera del paraguas protector del Partido Comunista, aparato con el que Aragon era cada vez m¨¢s cr¨ªtico. Jean-Louis Trintignant hab¨ªa llevado la obra a escena en Par¨ªs y Guill¨¦n lo hizo en Espa?a. Una vez m¨¢s, y desde la humilde atalaya del teatro ¡ªese lugar que para hombres como ¨¦l es un irromplible cord¨®n umbilical con la verdad¡ª converti¨® su voz ¨ªntima en grito de todos.
Guill¨¦n sol¨ªa decir que el texto de Aragon pose¨ªa muchos puntos de contacto con sus propias contradicciones, con sus dudas sobre el sentido final de la vida. ¡°He intentado mantener siempre la coherencia y el compromiso. Aunque, por necesidad, no haya hecho siempre el teatro que quer¨ªa", asegur¨® en uno de los homenajes que recibi¨® entonces por una carrera granada en el teatro, el cine y la televisi¨®n (particip¨® en el m¨ªtico Estudio 1 de TVE y en series tan populares como La saga de los Rius). ¡°Aragon es un autor af¨ªn a m¨ª que soy rojo y quiero decir rojo y no simplemente de izquierdas", declar¨® durante aquellos meses de despedida en los que identific¨® su pesimismo como la ¨²nica forma inteligente de optimismo. En una entrevista con este peri¨®dico, a?ad¨ªa: ¡°Me hace muy feliz presentar un texto tan implicado en tantas cuestiones vitales para el ser humano como son la muerte, el suicidio, la desilusi¨®n, el fracaso, cosas que me han conmovido... Seguramente sin un texto as¨ª no me retiraba¡±.
Las grandes palabras jam¨¢s empeque?ec¨ªan en su boca, algo que le convert¨ªa en un actor excepcional. Pero adem¨¢s, y no ment¨ªa ¡ªel cinismo no formaba parte de su equipaje¡ª, era verdad que a sus 75 a?os ya estaba muy cansado. Como era propio de un se?or, Guill¨¦n siempre se quit¨® importancia, pero su labor trascendi¨® a la del mero int¨¦rprete de cl¨¢sicos. Comenz¨® a estudiar Derecho en la Universidad de Madrid al tiempo que se sub¨ªa al tren del Teatro Espa?ol Universitario (TEU), una decisi¨®n que cambi¨® el curso de su vida. El TEU, en el que se curtieron algunos de los actores m¨¢s grandes, le llev¨® a poner en escena en los a?os cincuenta Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura, o Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Guill¨¦n fue un pionero en la modernizaci¨®n del teatro espa?ol y, por lo tanto, de las miras de su desorientada sociedad. Contribuy¨® activamente en la apertura cultural durante la dictadura cuando, a finales de los a?os sesenta, junto a su mujer, la actriz Gemma Cuervo, se preocup¨® en estrenar a autores como Albert Camus, Jean Paul Sartre, Edward Albee o Harold Pinter. De su larga colaboraci¨®n con Adolfo Marsillach surgieron los montajes de, entre otras, El enemigo, de Julien Green; Pigmali¨®n, de Bernard Shaw; Despu¨¦s de la ca¨ªda, de Arthur Miller, y El malentendido, de Camus, la obra que para ¨¦l marc¨® una de las cimas de su carrera y que fue todo un acontecimiento el a?o de su estreno, 1969. Casualmente esa obra, el primer Camus que romp¨ªa las barreras de la censura franquista para subirse a un teatro espa?ol, volver¨¢ a finales de este mes (al CDN y de la mano de su hija, Cayetana Guill¨¦n Cuervo) en un homenaje a una generaci¨®n de actores ¨²nicos que poco a poco se extingue.
"Aragon es un autor af¨ªn a m¨ª que soy rojo y no simplemente de izquierdas"
El rostro de Guill¨¦n fue muy popular gracias a su trabajo en algunas de las pel¨ªculas m¨¢s conocidas del cine espa?ol reciente. Fue chico Almod¨®var en Todo sobre mi madre, La ley del deseo y, sobre todo, Mujeres al borde de un ataque de nervios, trabaj¨® con Jos¨¦ Luis Garci en El abuelo y La herida luminosa, con Carlos Saura en La noche oscura o con Gonz¨¢lez Su¨¢rez en uno de sus t¨ªtulos m¨¢s conocidos, Don Juan en los infiernos, por el que gan¨® el Goya en 1991. Todas ellas fueron pel¨ªculas engrandecidas con su presencia recta y sobria y su maravillosa voz. ¡°Era un actor soberbio de ese teatro que a m¨ª tanto me gusta para el cine¡±, recordaba ayer Gonzalo Su¨¢rez. ¡°Le echar¨¦ de menos como amigo y como persona extraordinaria y, dados mis endiablados di¨¢logos, como actor capaz de decirlos¡±.
Guill¨¦n sol¨ªa afirmar que para ser feliz solo necesitaba un libro, su perro y el sol. La larga enfermedad que ha acabado con su vida le fue privando sucesivamente de todo menos de lo que finalmente m¨¢s le ataba al mundo, su familia. Sus tres hijos, los actores Fernando y Cayetana, y la mayor, la abogada Natalia, le han acompa?ado hasta el final junto a su mujer, Gemma Cuervo, quien hace tres a?os volvi¨® a su lado para acompa?arle en el solitario camino hasta la muerte.
Babelia
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