La palabra y la ideolog¨ªa

En 1998, creo recordar, Fernando Guill¨¦n recibi¨® un homenaje merecid¨ªsimo por toda su carrera cinematogr¨¢fica en el festival de Lorca. Al subir al estrado, hicieron aparici¨®n todos sus hijos.Visiblemente emocionados dijeron cosas preciosas sobre su progenitor. Yo pens¨¦, algo habr¨¢s hecho bien Fernando, para ser merecedor de tanto amor, admirablemente expresado y transmitido. Sus relaciones y sus tiempos con su Gemma Cuervo, vienen a redondear esta imagen de hombre amoroso, bueno e inteligente.

Qu¨¦ duda cabe: se nos va un grande de la escena, del cine, de la televisi¨®n. Durante seis d¨¦cadas ha dejado grabada su impronta con interpretaciones memorables y actitudes vitales e ideol¨®gicas claras y contundentes. Y siempre con suavidad, con esa ternura de seductor cercano que le acompa?¨® por doquiera que fuese...

No podemos olvidar su arriesgado proceder teatral en tiempos del tardofranquismo, ni su magistral madurez cinematogr¨¢fica, ni su contundencia televisiva.

Cin¨¦filo de pro y generoso con sus amigos, con Fernando Guill¨¦n se nos va alguien grande como ser humano.

Su bella, ¨ªntima, l¨²cida y emotiva despedida del teatro con el texto de Louis Aragon, en la sala peque?a del teatro Espa?ol, no hizo sino confirmar la hondura de Fernando, alejado por decisi¨®n propia de parafernalias superfluas, y de coyunturalidades epis¨®dicas. Ah¨ª estaba ¨¦l, con la palabra, la ideolog¨ªa y un hermoso ejercicio de amor teatral.

De gentes como ¨¦l hemos aprendido muchas cosas y seguiremos aprendiendo. Art¨ªsticas y humanas. Y siendo muy grandes las primeras a¨²n lo son m¨¢s las del hombre honesto y fiel a s¨ª mismo. Gracias, Fernando.

Mario Gas es actor y director teatral.