La ley de la renta de Bernard Shaw
El escritor volc¨® todo su pensamiento pol¨ªtico y econ¨®mico en un tratado dirigido a mujeres La obra del autor, que apoyaba el sufragismo, es considerada como una obra filofeminista
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Intrigada por las nuevas ideas socialistas que golpeaban las puertas de los salones, lady Cholmondeley interrog¨® a su cu?ado, George Bernard Shaw (Dubl¨ªn, 1856-Hertfordshire, 1950), sobre algunas nociones para debatir con las compa?eras de su c¨ªrculo de estudios. De aquella nimiedad surgi¨® un texto de medio millar de p¨¢ginas, Manual de socialismo y capitalismo para mujeres inteligentes, impreso en 1928 y que ahora publica la editorial RBA. La primera edici¨®n en espa?ol fue la de M. Aguilar el mismo a?o que sali¨® en Reino Unido. Un prolijo tratado de econom¨ªa y pol¨ªtica que responde a una pregunta esencial: ¡°?Cu¨¢nto tiene que poseer usted y cu¨¢nto sus vecinos?¡±.
Tres a?os antes, Shaw hab¨ªa recibido el Nobel de Literatura. Ten¨ªa reconocimiento, dinero (adem¨¢s del obtenido con sus exitosas piezas, se hab¨ªa casado en su madurez con la millonaria Charlotte Payne-Townshend), una lengua afilada y d¨¦cadas de activismo pol¨ªtico marcado por su alergia a la desigualdad. No siempre hab¨ªa sido as¨ª. Las estrecheces familiares le obligaron a emplearse como oficinista en Dubl¨ªn cuando a¨²n era un adolescente. ¡°Yo era un hombre venido a menos, hijo de un hombre venido a menos¡±. Dur¨® poco. Con m¨¢s arrojo que contactos abandon¨® la grisura administrativa y se empe?¨® en triunfar como escritor. Durante a?os pulul¨® con ropas ra¨ªdas por los espacios culturales de Londres. Un don nadie cargado de resentimiento y verg¨¹enza hasta que ley¨® El capital. ¡°Karl Marx hizo de m¨ª un hombre¡±, afirmaba. Y no es que Shaw se convirtiese en marxista empedernido, ironizaba sobre su teor¨ªa econ¨®mica, pero le reconoc¨ªa su papel de revulsivo para su propia biograf¨ªa y el pensamiento occidental. El proletario disimulado se convirti¨® en proletario convencido: ¡°He conocido los extremos del ¨¦xito y del fracaso¡±, escribe, ¡°la clase en la que nac¨ª era la m¨¢s desafortunada de todas las clases: esa que se declara aristocr¨¢tica y tiene que mantener las apariencias sin m¨¢s que un vestigio de propiedad¡±.
Cuando reflexion¨® sobre la igualdad econ¨®mica, ¨¦l viv¨ªa en la opulencia
El creador de Eliza Doolittle triunf¨® con creces ¡ªfigura en el frontispicio de los grandes de lengua inglesa con medio centenar de t¨ªtulos¡ª aunque debi¨® aguardar hasta los 30 a?os para vivir de su pluma como cr¨ªtico y dramaturgo. En 1884 hab¨ªa abrazado el fabianismo ¡ªun movimiento socialista brit¨¢nico defensor del reformismo y contrario a la revoluci¨®n¡ª, integrado por l¨ªderes de clase media, preocupados porque ¡°el capitalismo estaba reduciendo a nuestra propia clase a la condici¨®n de un proletariado¡±. Daba conferencias, escrib¨ªa panfletos y opinaba compulsivamente. Sus excentricidades triunfaban a la par que obras como La otra isla de John Bull, Hombre y superhombre, La comandante B¨¢rbara, Pigmali¨®n o Santa Juana. Orwell le detestaba y Lenin le menospreci¨®: ¡°Es un buen hombre que cay¨® entre los fabianos¡±.
Shaw condens¨® con maestr¨ªa todo el entrenamiento pol¨ªtico de su larga vida en el Manual..., escrito con el af¨¢n de exponer con claridad por qu¨¦ la distribuci¨®n igualitaria de la renta representaba la v¨ªa m¨¢s sensata para la sociedad a pesar de que, a los 70 a?os, cuando lo escribi¨®, ¨¦l viv¨ªa en la opulencia: ¡°Yo soy propietario y capitalista, lo bastante rico para pagar impuestos adicionales y, adem¨¢s, tengo un tipo de propiedad especial, llamada propiedad literaria, por cuyo uso cobro a la gente exactamente igual que el propietario cobra alquiler por su tierra. Yo me opongo a la desigualdad de la renta no como persona con una renta peque?a, sino como alguien con una renta mediana alta. Pero s¨¦ lo que es ser proletario, y adem¨¢s pobre¡±.
Afortunadamente, Shaw solo impuso frugalidad a su organismo (ni carne ni alcohol, casi ni sexo) y se dio a todos los excesos con el verbo. El tratado es un fresco provocador, vibrante e ir¨®nico sobre econom¨ªa, pol¨ªtica y sociedad. ¡°En lugar de abolir a los ricos, debemos abolir a los pobres¡±. ¡°Toda modificaci¨®n de nuestras leyes saca dinero del bolsillo de una persona para meterlo en el de otra¡±. ¡°Hoy d¨ªa si una mujer fuera tan ignorante como la reina Victoria cuando lleg¨® al trono se la considerar¨ªa deficiente mental¡±. ¡°El dinero en s¨ª es uno de los dispositivos m¨¢s ¨²tiles jam¨¢s inventados: no es culpable de que alguna gente sea lo bastante est¨²pida o miserable para que le guste m¨¢s que su propia alma¡±.
¡°En lugar de abolir a los ricos, debemos abolir a los pobres¡±, escribi¨® el pensador
Aunque parte del an¨¢lisis econ¨®mico est¨¢ desfasado, hay aspectos que triunfar¨ªan en una asamblea del 15-M. ¡°Shaw estaba superado por la historia (¡) Sin embargo, el problema al que se enfrentaban Shaw y los socialistas de la d¨¦cada de 1880 ¡ªc¨®mo propiciar el cambio revolucionario en una sociedad capitalista avanzada¡ª sigue siendo un problema; sus divergencias y acuerdos siguen vivos¡±, se?ala en su introducci¨®n Margaret Walters.
En la reedici¨®n de 1937 Shaw a?adi¨® dos cap¨ªtulos sobre bolchevismo y fascismo. Su tono causa desaz¨®n. Sobre la URSS, que visit¨® durante 10 d¨ªas en 1931 (¡°me trataron como si fuera Karl Marx en persona¡±), escribe: ¡°Como los ministros tienen algo m¨¢s que hacer que salir a tirar tiros aun cuando sean capaces de soportar este trabajo, se hizo necesario organizar una fuerza de polic¨ªa para tratar con los vagos y los amantes de la sinecura: fue la famosa checa, que se ocup¨® de los ajusticiamientos necesarios¡±. Y sobre el fascismo, con el que coquete¨® en alg¨²n momento, afirma: ¡°Es mejor que el liberalismo en tanto que produce un Frente Unido con una perspectiva p¨²blica; pero, en tanto que mantiene la propiedad privada, no puede m¨¢s que terminar en un cenagal social de pobreza general y riqueza excepcional¡±.
Al margen de estos dos cap¨ªtulos, el Manual... sigue considerado como una obra filofeminista. El escritor hab¨ªa apoyado el sufragismo: ¡°Si fuera mujer, simplemente me negar¨ªa a hablar con ning¨²n hombre o a hacer nada por los hombres hasta que tuviera derecho a votar. Convertir¨ªa la vida de mi marido en una carga y procurar¨ªa que todos en general se sintieran desgraciados¡±. En su tratado, Shaw anima a las mujeres a adquirir un juicio propio y a seguir el consejo de san Pablo: ¡°Probadlo todo y quedaos con lo bueno¡±.
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