El final de una madre
Colm T¨®ib¨ªn publica el mon¨®logo teatral ¡®The Testament of Mary¡¯ El escritor imagina una historia alternativa y pagana para la madre de Cristo tras la crucifixi¨®n
Si bien todos coincidimos en que Colm T¨®ib¨ªn es uno de los mejores escritores vivos, solo quienes lean su ¨²ltimo libro se percatar¨¢n de que, adem¨¢s, es un soberbio poeta. O dramaturgo, porque este reciente mon¨®logo de Mar¨ªa, la madre de Jes¨²s de Nazaret, est¨¢ pensado para ser representado en un teatro. Me refiero, claro est¨¢, a The Testament of Mary, reci¨¦n aparecido ingl¨¦s y posiblemente ya en trance de traducci¨®n al espa?ol. No s¨¦ si los traductores optar¨¢n por traducir testament por Testamento a la manera b¨ªblica (como en Antiguo Testamento), o por Evangelio, que es el sentido m¨¢s cabal: el Evangelio de Mar¨ªa, o seg¨²n Mar¨ªa.
El mon¨®logo de la madre del sacrificado es muy sorprendente. Como es l¨®gico, Mar¨ªa no pod¨ªa ser cristiana, pero su rechazo de las instituciones jud¨ªas, del poder rab¨ªnico, pero tambi¨¦n de los seguidores de su hijo, la empujan hasta ¡°el otro Templo¡± de modo que, con el escaso dinero que le queda, compra una estatuilla de Artemis que le sostiene el ¨¢nimo. Una Mar¨ªa pagana es algo digno de consideraci¨®n, aunque es cierto que estaba viviendo sus ¨²ltimos a?os en ?feso, vigilada y mantenida por unos pocos disc¨ªpulos de su hijo, cuyo fanatismo la exaspera. Ella sabe que alguno de los disc¨ªpulos est¨¢ escribiendo mentiras sobre lo que sucedi¨® en Jerusal¨¦n y que la odian porque ella sabe la verdad, raz¨®n por la cual procede a contarnos lo que realmente sucedi¨®.
Ella vive atormentada por la ¨²ltima escena que vivi¨® con su hijo
Lo m¨¢s conmovedor es que Mar¨ªa vive atormentada por la ¨²ltima escena que vivi¨® con su hijo y que nadie excepto ella va a contar. Aun cuando los signos del amor entre ambos son indudables, Mar¨ªa expone su desconcierto ante el cambio repentino del hijo, cuando se convierte en predicador p¨²blico, factor de milagros o hechicero que resucita a L¨¢zaro (una de las figuras m¨¢s escalofriantes del relato), sin que ella entienda absolutamente nada de lo que est¨¢ proponiendo. Esta incomprensi¨®n llega hasta su ra¨ªz cuando, en la ¨²ltima disputa con sus protectores (o secuestradores), Mar¨ªa pregunta por la raz¨®n de tan espantoso sacrificio. ¡°Ha sido para salvar al mundo y para darnos la vida eterna¡±, responden los disc¨ªpulos. ¡°?A todo el mundo?¡±, pregunta la anciana. ¡°S¨ª, a todo el mundo¡±, responden. ¡°No merec¨ªa la pena¡±, concluye Mar¨ªa.
Esta incomprensi¨®n radical est¨¢ ligada al espanto con el que hubo de asistir a la crucifixi¨®n de su hijo, a la atm¨®sfera siniestra y amenazante que soport¨® en el G¨®lgota, y al terror que acab¨® por hacerla huir del escenario. Contra lo que luego contar¨¢n los evangelistas, contra la imaginer¨ªa cristiana posterior, Mar¨ªa no recogi¨® en su regazo el cuerpo del hijo muerto. No lav¨® el cad¨¢ver, como repite una y otra vez, obsesionada por su traici¨®n, sino que escap¨® antes de que Jes¨²s entregara su esp¨ªritu.
Ser¨¢ Fiona Shaw quien estrenar¨¢ la pieza en Broadway esta primavera
T¨®ib¨ªn muestra una emocionante comprensi¨®n de la culpabilidad de Mar¨ªa. Entiende que es una pobre mujer, ignorante y dolorida, a la que ha sucedido algo desmesurado, pero la desmesura no consiste en que su hijo resucite muertos o transforme el agua en vino, sino en que muriera sin el auxilio de su madre.
Esta es la tragedia de Mar¨ªa: ella se ve a s¨ª misma como una madre que ha abandonado a su hijo cuando m¨¢s la necesitaba. Por eso en un momento de desesperaci¨®n grita: ¡°?Si el agua puede volverse vino y los muertos regresar a la vida, entonces yo quiero que el tiempo retroceda!¡±. No sabemos a qui¨¦n se lo est¨¢ pidiendo, ?a su hijo, a Artemis?, pero exige un milagro que le permita reparar la traici¨®n, la cobard¨ªa, y acoger en sus brazos al hijo muerto.
T¨®ib¨ªn cree en la posibilidad de que este fabuloso mon¨®logo se ponga en escena a pesar de su duraci¨®n. ?Aguantar¨ªa un espectador actual las tres o cuatro horas que puede llegar a durar, con un solo personaje en escena? Tengo entendido que su primera opci¨®n era Vanessa Redgrave, pero que la actriz hubo de rechazarlo porque se ve¨ªa incapaz de memorizar un texto tan extenso. Finalmente ser¨¢ Fiona Shaw quien estrenar¨¢ la pieza en Broadway esta primavera. Tambi¨¦n s¨¦ que hay una opci¨®n en castellano. Ojal¨¢ podamos asistir a un drama que, entre otras virtudes, sobresale por su audacia, algo realmente infrecuente en lo que llevamos de siglo.
Yo querr¨ªa ver ese final. Antes de que los focos se apaguen, Mar¨ªa nos conf¨ªa que est¨¢ dirigiendo sus palabras ¡°a las sombras de los dioses¡± y que lo hace sonriendo, smiling as I say them. Ella, que est¨¢ rogando a los dioses que el mundo retroceda para poder reparar su traici¨®n, lo hace sonriendo, como una suplicante de S¨®focles. La madre del Salvador transformada en hero¨ªna griega. Me parece una de las escenas m¨¢s dif¨ªciles de la historia del teatro. Ojal¨¢ podamos aplaudirla.
Babelia
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