¡°Me disfrazo de fantasma y le doy un susto al lector cuando menos se lo espera¡±
El autor argentino Lazaro Covadlo sigue su l¨ªnea de iron¨ªa y humor absurdo en la novela 'Taimir'
L¨¢zaro Covadlo (Buenos Aires, 1937) combina la iron¨ªa y el humor absurdo. En sus relatos y en su vida diaria. Acaba de publicar Taimir (RBA), una historia hilarante y enervante protagonizada por El Enano Garc¨ªa, un pervertido y perturbador personaje escritor de textos esot¨¦ricos, fabricante de mu?ecos ¡°de placer¡± para ambos sexos y autor intelectual del secuestro de una ¡°estramb¨®tica y dominante¡± mujer. Covadlo vive en Espa?a desde 1975 despu¨¦s de haber pasado alg¨²n tiempo en la Patagonia, Brasil e Israel. A los 15 a?os se escap¨® de su casa. Fue un estudiante existencialista. Y luego un ¡°beatnik: barba, bares bohemios, vino tinto, mujeres y guitarreadas folkl¨®ricas, que no rock and roll¡±. M¨¢s tarde ingres¨® a una secta donde lo obligaban a autocriticarse, ayunar y a ¡°torturarse psicol¨®gicamente¡±. Enseguida comenz¨® a escribir novelas, pero tard¨® poco en ¡°abjurar.¡± Fue camionero, parrillero y quiosquero de prensa, mientras so?aba con ¡°la Shanghai de Marlene Dietrich¡±. A principios de los a?os 90 del siglo pasado se levant¨®, como L¨¢zaro, y volvi¨® a escribir.
Pregunta: Haga un ejercicio de autocr¨ªtica y d¨ªgame: ?qu¨¦ est¨¢ mal en su escritura? ?De qu¨¦ recursos personales carece para realizar esta labor?
Respuesta: ?Qu¨¦ est¨¢ mal en mi escritura? Pues, que tengo mala letra. ?De qu¨¦ recursos carezco? Mi guardarropas, ¨²ltimamente, est¨¢ un poco despoblado.
P. ?Qu¨¦ ser¨ªa de usted sin Kafka, Sartre, Camus, Faulcault y Nietzsche?
R. La pregunta me hace recordar parte de la letra de esa canci¨®n de Serrat: ¡°?Qu¨¦ ser¨¢ de ti lejos de casa, nena, qu¨¦ ser¨¢ de ti?¡±
P. En su relato ¡°Un escritor debe ir armado¡±, dice: ¡°creo que ning¨²n literato que se precie ha de andar por el mundo sin pistola.¡± ?Usted tiene una?... ?Cu¨¢les son sus armas?
R. En absoluto, ?c¨®mo podr¨ªa creer semejante disparate? Creo que esa afirmaci¨®n la hace uno de mis personajes, le sugiero que se lo pregunte a ¨¦l. ?Cu¨¢les son mis armas? Chanel N? 5, como Marilyn.
P. ?Cu¨¢l es la diferencia entre ¡°un escritor vital¡± y un ¡°cagatintas¡±? ?En qu¨¦ momento usted ha sido uno y en qu¨¦ momento ha sido otro?
R. Eso ya entra en el campo de la intimidad. Me niego a responder. Quiero un abogado.
P. Ahora haga un ejercicio de fantas¨ªa y describa ¡°la Shanghai de Marlene Dietrich.¡±
R. Calor, mucho calor. Y pecado, mucho pecado... Ah, y chop suey y rollitos primavera.
P. ?Qu¨¦ hace un escritor como usted para conmover al lector?
R. Me disfrazo de fantasma y le doy un susto cuando menos se lo espera.
P. Si ama tanto a Brasil, ?por qu¨¦ vive en Espa?a?
R. Para recordar a Brasil con mucha nostalgia. Las cosas que se aman son m¨¢s amadas cuando las echamos de menos.
P. ?Qu¨¦ secuelas le dej¨® su paso por la secta?
R. La secta se llamaba ¡°Devotos del culto de Magoya y Mongo Aurelio¡±. La peor secuela fue que engord¨¦ un par de kilos.
P. ?Qu¨¦ hizo durante los a?os en los que no escrib¨ªa?
R. Comer, dormir, copular, descomer, despertarme, ducharme... m¨¢s o menos lo que hace todo el mundo.
P. ?Dej¨® de utilizar su primer nombre (Eduardo) porque el segundo (L¨¢zaro) fue el que le provoc¨® que se levantara?
R. As¨ª es, provoc¨® que se me levantara.
P. ?Qu¨¦ le parece eso de que haya quien lo considera un ¡°escritor de culto¡±?
R. Tal vez quisieron decir que soy un escritor culturista. Es que en un tiempo iba a un gimnasio y levantaba pesas... pero sin mucho resultado.
Babelia
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