Retrato de un feroz enemigo de Putin
"A la vez Houellebecq, Lou Reed y Cohn-Bendit¡±, as¨ª describe Emmanuel Carr¨¨re al protagonista real de su nueva obra, 'Lim¨®nov'. El escritor franc¨¦s, consagrado por 'El adversario', retrata a un feroz enemigo de Putin, mitad h¨¦roe mitad granuja. Una invenci¨®n de la verdad
"Eduard Lim¨®nov no es un personaje de ficci¨®n. Existe. Yo lo conozco. Ha sido granuja en Ucrania, ¨ªdolo del underground sovi¨¦tico bajo Br¨¦znev, mendigo y despu¨¦s mayordomo de un millonario en Manhattan; escritor mimado en Par¨ªs, soldado perdido en la guerra de los Balcanes, y, ahora, en el inmenso burdel del poscomunismo en Rusia, viejo jefe carism¨¢tico de un partido de j¨®venes desperados. ?l se ve como un h¨¦roe, pero tambi¨¦n se le puede considerar un cabr¨®n: yo por mi parte no me atrevo a juzgarlo¡±.
M¨¢s o menos as¨ª presenta Emmanuel Carr¨¨re al protagonista de su ¨²ltimo libro, Lim¨®nov, que arranca en Mosc¨² el 7 de octubre de 2006, el d¨ªa en que Anna Politk¨®vskaya fue asesinada a tiros en las escaleras de su casa. Carr¨¨re hab¨ªa ido a Rusia para escribir un reportaje para la revista XXI, y se encuentra con Lim¨®nov en una manifestaci¨®n anti-Putin. El hilo de la memoria le lleva hasta el Par¨ªs de los a?os ochenta, cuando conoci¨® al escritor y activista exiliado. A partir de ah¨ª, oscilando entre la admiraci¨®n y la irritaci¨®n, el escritor y periodista franc¨¦s dedica casi 500 p¨¢ginas a contar la novelesca, aventurera y muy exagerada vida de Lim¨®nov, un gran personaje, lleno de luz y oscuridades, tan digno de simpat¨ªa como pantanoso.
Nacido en un pueblo de Ucrania en 1943, fue un joven hooligan, poeta sin hogar, exiliado sovi¨¦tico reconvertido en intelectual peque?oburgu¨¦s en Par¨ªs, para pasar luego a ser pobre de solemnidad y autor de cierta fama en Nueva York, improbable soldado a las ¨®rdenes del criminal de guerra serbio Radovan Karadzic (la BBC lo film¨® disparando en el asedio de Sarajevo), y hacer luego el camino de vuelta como nost¨¢lgico del estalinismo y revolucionario profesional, l¨ªder de cabezas rapadas en el Partido Nacional Bolchevique, aliado y m¨¢s tarde enemigo ¨ªntimo de Gary Kasp¨¢rov, y desde 2005 preso pol¨ªtico en Lefortovo (el Alcatraz ruso) y despu¨¦s en el flamante campo de prisioneros Engels, en el Volga (llamado por los presos el Eurogulag), por intentar derrocar a Vlad¨ªmir Vladimir¨®vich ¡ªPutin¡ª.
El libro, que se parece mucho a una novela de aventuras, es tambi¨¦n una biograf¨ªa y un gran reportaje hist¨®rico
Carr¨¨re y Lim¨®nov sit¨²an en ese moderno campo de prisioneros la espoleta del libro. El entrevistado (¡°a la vez Houellebecq, Lou Reed y Cohn-Bendit¡±, escribe Carr¨¨re) cuenta al entrevistador que el lavabo de acero de su celda es exactamente igual, un dise?o de Philippe Starck, al del ba?o de una suite de Manhattan donde se aloj¨® una vez. Ah¨ª, ambos tienen claro que esa vida ha merecido la pena (Lim¨®nov) y merece ser contada (Carr¨¨re).
Tras fascinar a la cr¨ªtica y desnudarse ante miles de lectores con Una novela rusa, El adversario, De vidas ajenas y Yo estoy vivo y vosotros est¨¢is muertos: Philip K. Dick 1928-1982, Carr¨¨re gan¨® con Lim¨®nov el Premio Th¨¦ophraste-Renaudot, uno de los m¨¢s prestigiosos de Francia, que suele otorgarse a novelas. El libro, que se parece mucho a una novela de aventuras, es tambi¨¦n una biograf¨ªa y un gran reportaje hist¨®rico. Carr¨¨re hace novela de no ficci¨®n desde hace 15 a?os: se llame autoficci¨®n, biopic, relato real o nuevo periodismo, eso da casi igual. Su escritura, clara, precisa e ir¨®nica, mete al lector ¡ªy a ¨¦l mismo¡ª en veredas complicadas porque desde el Mac port¨¢til en el que escribe se las arregla para meterse en la piel de ideas y personas que significan lo contrario del que escribe y lee.
Carr¨¨re (Par¨ªs, 1957), el pelo casi rapado, vaqueros y un jersey de pico azul, la mirada franca y la expresi¨®n entre desafiante y burlona del ni?o que acaba de robar un bal¨®n en el patio del colegio, recibe a EL PA?S en su amplia casa bob¨® (burguesa bohemia) del distrito X de Par¨ªs. La conversaci¨®n empieza con Lim¨®nov.
Lim¨®nov se cree que es de una coherencia perfecta, pero yo no estoy de acuerdo
¡°Tard¨¦ cuatro a?os en escribir el libro¡±, recuerda, ¡°y pas¨¦ de la fascinaci¨®n al fastidio muchas veces. Pero siempre pens¨¦ que esa no era mala mezcla para un motor de un libro. Con Lim¨®nov pasas momentos en que le estimas y otros en que solo sientes hostilidad, es rey y mendigo a la vez. Un perdedor y un h¨¦roe. Los h¨¦roes que ganan mucho dinero y no tienen alma de perdedores no son h¨¦roes verdaderos. Realmente no s¨¦ si es un h¨¦roe de verdad, pero creo que su idea siempre fue ser uno de ellos, a pesar de que en su vida hay mucha confusi¨®n. ?l se cree que es de una coherencia perfecta, pero yo no estoy de acuerdo. En todo caso intent¨¦ ser fiel a su visi¨®n de s¨ª mismo, a su manera de conservar al ni?o. De peque?os todos queremos ser Robin Hood y el Conde de Montecristo, y con la madurez se nos pasa. ?l fue siempre fiel a sus sue?os de infancia y siempre pag¨® un alto precio por ello. En eso es admirable¡±.
¡°En algunas cosas es un personaje de novela picaresca, un plebeyo vol¨¢til y fuerte a la vez, que va por el mundo corriendo aventuras y cada vez se inventa una nueva. M¨¢s Don Quijote que Don Juan, siempre es devoto a sus mujeres¡±, prosigue. ¡°Lo importante es que aprend¨ª mucho escribiendo el libro. Intent¨¦ aprender sobre los Balcanes, tuve que documentarme mucho sobre Ucrania para contar su infancia¡ Es a la vez una novela de aventuras a lo Dumas y un libro de historia. Part¨ª de un reportaje e intent¨¦ mantener ese tono durante todo el libro. Su vida es interesante siempre. Tiene momentos poco simp¨¢ticos, como cuando lucha a las ¨®rdenes de Karadzic, resulta rid¨ªculo ver jugar a un cincuent¨®n con armas como si fuera un jovenzuelo. Pero al mismo tiempo su valor es admirable. El tipo vivi¨® en Par¨ªs como un escritor respetable, luego en Nueva York como Henry Miller en Par¨ªs, y de repente dejaba todo y cambiaba radicalmente de vida¡±. Esa riqueza de experiencias, cree Carr¨¨re, ¡°es una haza?a rara, habla de alguien que ha vivido con gran intensidad, renunciando a lo c¨®modo, y yo celebro esa forma de ser. En Par¨ªs pod¨ªa haber sido un escritor menor pero apreciado, ten¨ªa amistades intelectuales y art¨ªsticas, y hace falta tener muchas agallas para de repente alistarse con los serbios e irse a la guerra¡±.
Su propia voz en el libro es la del bob¨® parisiense que lo ser¨¢ toda la vida, pero admite que exagera un poco: ¡°?Seguramente! Pero Francia es un sitio con muy poca movilidad, y sus ¨¦lites son conformistas y prudentes. Quiz¨¢ exager¨¦ un poco esa inmovilidad, pero me pareci¨® interesante hacer un relato como el de Holmes y Watson, y quiz¨¢ me watsonic¨¦ un poco, aunque desde luego no soy tan sabio como Watson. Holmes es interesante porque Watson lo cuenta desde su mirada. Lim¨®nov es un gran contraste si se compara con el peque?o burgu¨¦s socialdem¨®crata e intelectualoide que soy yo¡±.
Es curioso que hablaran muy poco¡ ?Se evitaban? ?C¨®mo se llevan ahora? ¡°Solo le entrevist¨¦ un par de veces, unas cuantas horas. El resto fue documentaci¨®n y biograf¨ªa. S¨¦ que cuando sali¨® el libro estaba intrigado por su bi¨®grafo, pero dijo una cosa estupenda sobre el libro: ¡°Nunca dir¨¦ nada sobre el fondo¡±. Estoy seguro de que comet¨ª miles de errores, pero no entr¨® a juzgar eso. A?adi¨® que estaba contento de que el libro existiera, y mostr¨® su gratitud dici¨¦ndome: ¡°Me has resucitado¡±. L¨²cidamente, agreg¨®: ¡°No estamos en el mismo lado de la barricada¡±. Y tiene raz¨®n. Se comport¨® como un personaje de ficci¨®n que te sale interesante y justo. A los 70 a?os fue un regalo inesperado para ¨¦l, casi como si le dieran el Nobel, le gust¨® ver sus fotos en revistas y librer¨ªas. Se lo tom¨® con una iron¨ªa simp¨¢tica¡±.
Part¨ª de un reportaje e intent¨¦ mantener ese tono durante todo el libro. Su vida es interesante siempre
Y todo ello a pesar de que el final del libro es tremendo, porque Emmanuel Carr¨¨re compara a Lim¨®nov con Putin, su gran enemigo. ¡°Me divirti¨® incluir eso como una provocaci¨®n¡±, explica el escritor. ¡°Sab¨ªa que le cabrear¨ªa, porque Putin es un apparatchik agarrado al poder y Lim¨®nov es lo contrario, nunca ha tenido el menor poder. Pero creo realmente que si lo tuviera har¨ªa como Putin o peor, meter¨ªa en la c¨¢rcel a sus enemigos y los fusilar¨ªa si pudiera. Los dos comparten la nostalgia del comunismo, y nuestra visi¨®n del mundo, la democracia, los derechos humanos, la casa com¨²n, todo eso les produce risa. Piensan que somos unos capullos virtuosos; como dice Lim¨®nov, los derechos humanos son una herencia del colonialismo cat¨®lico del XIX. Consideran que tratar de imponer la democracia es una falacia (bullshit), y que los europeos somos unos colonialistas disfrazados. Y la verdad es que tienen un punto de raz¨®n, aunque nos desagrade pensarlo. Nada nos impide acercarnos a ese pensamiento, y en el fondo ese mecanismo est¨¢ muy presente en el libro. Lo que hace es tratar de entender esa forma de ver el mundo, que nos puede parecer fascista, violenta, el mal. Las etiquetas no bastan. Lim¨®nov es un fascista raro porque siempre ha estado al lado de los d¨¦biles. Y si lo miramos despacio, El Asad o Gadafi son lo mismo: unos pobres dictadores de provincias. Pero creo que es sano preguntarse lo que no es obvio, lo que no se ve, lo que nos une realmente a ellos¡±.
¡ªY no parece que nosotros podamos presumir mucho, metidos como estamos en pleno neoliberalismo financiero¡
¡ª ¡°La historia da muchas vueltas y quiz¨¢ dentro de 30 a?os a nuestros nietos les parezca aberrante esta ¨¦poca, o lo que a nosotros nos parece aberrante a ellos les parezca bien. Siempre est¨¢ bien poner en duda las verdades oficiales, yo solo trato de desestabilizar al lector que se parece a m¨ª, al conformista, al dem¨®crata que en realidad ya no cree en la democracia, y le invito a mirar el mundo desde el punto de vista del otro. Lim¨®nov es todo menos un golfo, tiene 70 a?os y no tiene un rublo, entra en la c¨¢rcel cada dos meses, no est¨¢ del lado de los caraduras. De alguna forma los occidentales estamos resignados a nuestra suerte, vivimos bajo el diktat del mercado omnipotente, los Gobiernos no pintan nada al lado de los bancos, las democracias est¨¢n recurriendo a economistas que no han sido elegidos para gobernarnos. El ideal de la virtud pol¨ªtica hoy no vale nada¡±.
Emmanuel Carr¨¨re cuenta que eligi¨® hacer relatos reales hace 15 a?os, el d¨ªa que decidi¨® ¡°empezar a escribir eso que Truman Capote llam¨® novelas de no ficci¨®n. Esto no quiere decir que no me gusten las novelas, me parecen formidables, me encantan y sigo ley¨¦ndolas, y adem¨¢s lo que escribo se parece mucho a las novelas. Empec¨¦ por razones confusas y largas de explicar, quiz¨¢ porque me apetec¨ªa partir de la realidad¡±. As¨ª, en El adversario cont¨® la vida de un falso m¨¦dico que asesina a su familia; en Una novela rusa el protagonista era ¨¦l mismo y en De vidas ajenas narraba la tragedia de una vida privada: un tsunami, un c¨¢ncer¡ ¡°Y las cosas me fueron llevando a donde estoy ahora¡±, dice. ¡°Lim¨®nov es historia y pol¨ªtica. Creo que usar la realidad y aparecer en mis libros es una cuesti¨®n de honestidad. Me parece m¨¢s honesto decir al lector qui¨¦n habla realmente. Pero mis motivos reales son puras banalidades. Hablar sobre m¨ª mismo, contar lo que pasa a mi alrededor, si la historia es m¨¢s o menos grande resulta m¨¢s o menos ambiciosa, pero al final es simple: escribo sobre lo que me parece la vida, la m¨ªa y la de la gente que me rodea. S¨¦ que es banal como respuesta, pero consiste en eso, en dar forma literaria a mi experiencia. Incluso en el caso de Lim¨®nov, por un juego de opuestos: al fin y al cabo es mi experiencia porque me interes¨®¡±. Eso s¨ª, honestidad no equivale para Carr¨¨re a sinceridad: ¡°Yo intento ser honesto, pero no digo la verdad. La verdad no existe. Cuento lo que veo y oigo, que es una cosa muy distinta que ser sincero. Pero es un imperativo moral y art¨ªstico y mi raz¨®n de escribir: ser honesto¡±.
Lim¨®nov es un gran contraste si se compara con el peque?o burgu¨¦s socialdem¨®crata e intelectualoide que soy yo
Bi¨®grafo, reportero, narrador, Carr¨¨re usa la t¨¦cnica del periodista y la mirada del novelista: ¡°Doy un tratamiento novelesco a un material real, period¨ªstico. Uso todas las t¨¦cnicas y trucos de la novela, pero en un sentido amplio escribo informes sobre lo real¡±. De hecho, una parte de De vidas ajenas trata sobre las deudas bancarias, pero ¨¦l desde?a el papel de profeta. ¡°No era prof¨¦tico¡±, matiza. ¡°Estaba pasando, la gente ped¨ªa cr¨¦ditos para comprarse un coche con el que ir al trabajo. Como el protagonista es un juez que se dedica a eso, tuve que enterarme a fondo, y siento mucho orgullo profesional de haber podido meter esas 60 p¨¢ginas tan ¨¢ridas en una novela, necesit¨¦ 10 o 15 versiones, pero al final consegu¨ª que fueran claras, l¨ªmpidas. Esa es mi gran voluntad cuando escribo, ser claro para que un lector no especializado pueda entender bien de lo que se habla. Hacer pedagog¨ªa con estilo es otro imperativo del periodismo¡±.
Pese a mezclar sin pudor su vida con su literatura, de ni?o Carr¨¨re no quiso ser ni reportero ni escritor, sino arponero, ¡°arponero de ballenas¡± subraya. Su padre, sin embargo, se lo desaconsej¨®. ?Por qu¨¦? ¡°Porque llevaba gafas¡±. Y decid¨ª ser escritor, ¡°no periodista¡±. Ahora hace las dos cosas. Escribe reportajes para XXI, una revista trimestral que solo publica reportajes y ¡°siempre est¨¢ entre los libros m¨¢s vendidos¡±: ¡°XXI rompe los principios de los que profetizan el fin del periodismo impreso. Son art¨ªculos muy largos, no tiene publicidad, y vende 50.000 copias. Lo hace gente muy interesante, entre otros Patrick de Saint-Exup¨¦ry (sobrino nieto del autor de El Principito). Ahora acaban de abrir el debate sobre la hemorragia de lectores de peri¨®dicos¡±.
¡ª?Hay esperanza para el periodismo?
mostr¨® su gratitud dici¨¦ndome: ¡°Me has resucitado¡±. L¨²cidamente, agreg¨®: 'No estamos en el mismo lado de la barricada'
¡ª¡°?Somos los periodistas unos viejos gilipollas o seguiremos siendo necesarios? No lo s¨¦, pero creo que la funci¨®n del periodismo no solo es teclear teletipos en las webs o bombardear a los lectores con opiniones de columnistas que fingen saberlo todo de todos los temas. El reportaje tiene una funci¨®n irremplazable, que consiste en mirar de cerca la realidad. No podemos limitarnos a dar discursos sobre esa realidad. Es dif¨ªcil que esa funci¨®n desaparezca, aunque quiz¨¢ el libro lo haga si la cultura sigue siendo gratis, lo cual es una mierda para el creador y para el productor, pero no para el lector. Creo que la pulsi¨®n de contar la realidad, de dar testimonio de lo que pasa y el deseo de leer esas historias seguir¨¢ existiendo. Pero quiz¨¢ har¨¢ falta buscar mucho para encontrarlos¡±. O
Lim¨®nov. Emmanuel Carr¨¨re. Traducci¨®n de Jaime Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2013. 400 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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