Consejos
La corrupci¨®n televisiva produce indiferencia
La televisi¨®n no suele ser noticia. La televisi¨®n es entretenimiento y sedaci¨®n. Por eso cuando alg¨²n caso de corrupci¨®n afecta al mundo televisivo provoca cierta indiferencia. Por m¨¢s que tramas corruptas utilizaron productoras ficticias y contratos falsos, no acabamos de entender el juego. Los despidos brutales en Telemadrid, que se ciernen sobre otros canales auton¨®micos como el valenciano, no han tenido ni una m¨ªnima consecuencia pol¨ªtica para sus responsables, y los contribuyentes, ciudadanos honestos que destinan una partida de sus impuestos a esas instituciones, no se han sentido ni implicados ni condicionados por la intolerable matanza laboral. Porque perciben la tele como fuente de chismorreo, bailoteo, distracci¨®n. Pensar que tras ella pueda existir un cruce turbio de intereses les resulta tan anticlim¨¢tico como entrar en Disneylandia e interesarse por las ideas pol¨ªticas del inmortal fundador, se?or Walt.
Quiz¨¢ por ello, el reciente informe del Consejo de Europa que ha encontrado peligrosas injerencias pol¨ªticas en las corporaciones p¨²blicas de televisi¨®n de seis pa¨ªses europeos, ha sonado a ruido de fondo. Emparentarnos con Ruman¨ªa o Serbia o Hungr¨ªa o Ucrania puede ser hasta casi una afrenta para nuestra sensibilidad. Con Italia, en cambio, es m¨¢s natural, no en vano nuestras televisiones privadas poseen una matriz italiana. Como reacci¨®n, el Gobierno espa?ol ha negado tajantemente las injerencias pol¨ªticas y hasta ha escrito unas l¨ªneas apasionadas para dejar claro que gestiona la radiotelevisi¨®n p¨²blica con total libertad de opini¨®n, creaci¨®n y l¨ªnea informativa.
Pero el esfuerzo en redactar la respuesta podr¨ªa haberse ahorrado con un detalle bien sencillo. No haber destruido, al comienzo de la legislatura, y en uno de los peores gestos del mandato de Rajoy, la din¨¢mica que impon¨ªa el nombramiento de presidente de la corporaci¨®n con una mayor¨ªa pactada en el Congreso. Las formas son m¨¢s importantes que el contenido, en esto la pol¨ªtica televisiva se parece mucho a las campa?as publicitarias de lencer¨ªa. El modelo dictamina la credibilidad de la prenda. En realidad lo que hemos respondido a Europa es que se ahorre sus Consejos. Porque por ah¨ª vamos a seguir presas de nuestra tradicional manera de entender el funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas.
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