Breve historia de la l¨ªnea
La sucursal del Pompidou en Metz reinterpreta el arte del ¨²ltimo siglo como una sucesi¨®n de rayas Obras de Kandinsky, Klee, Duchamp, Fontana y Man Ray sostienen la tesis de la exposici¨®n
El arte del ¨²ltimo siglo, entendido como una sucesi¨®n de l¨ªneas rectas, sinuosas y discontinuas. Este es el punto de partida de la exposici¨®n Una breve historia de las l¨ªneas, recientemente inaugurada en la segunda sede del Centro Pompidou en Metz, que se propone trazar una genealog¨ªa alternativa de la pintura, la fotograf¨ªa y el grafismo desde 1925. Hasta el 1 de abril y a trav¨¦s de m¨¢s de 200 obras, la muestra explora c¨®mo los grandes artistas del siglo pasado ¨Cde Duchamp a Fontana y de Man Ray a John Cage¡ª jugaron con la l¨ªnea en su obra art¨ªstica, demostrando que el m¨¢s sencillo trazo pod¨ªa representar cualquier objeto, persona y acci¨®n. La l¨ªnea desnuda, hasta entonces herramienta exclusivamente aceptable en los dibujos preparatorios, entr¨® en la historia del arte en may¨²sculas.
La exposici¨®n arranca con la clasificaci¨®n establecida por Kandinsky y Klee en 1925, cuando ambos eran profesores de la Bauhaus. Los dos se propusieron emprender un an¨¢lisis cient¨ªfico de la l¨ªnea, separ¨¢ndola en categor¨ªas distintas en funci¨®n de su significado, al entender que no representaba lo mismo una l¨ªnea derecha que otra serpenteada, ni una raya entrecortada que una flecha avanzando con decisi¨®n. Adem¨¢s de estudiar su misteriosa mutabilidad, consiguieron elevar la l¨ªnea al rango de elemento fundamental en el lenguaje pl¨¢stico, en un momento marcado por la transici¨®n hacia la abstracci¨®n.
La muestra se inspira tanto en el cambio de paradigma en plena emergencia de las vanguardias como en las teor¨ªas del antrop¨®logo brit¨¢nico Tim Ingold, conocido por describir la l¨ªnea como un reflejo de la propia actividad humana. ¡°Vayan donde vayan y hagan lo que hagan, los hombres dibujan l¨ªneas caminando, hablando, haciendo gestos¡±, asegura Ingold. La comisaria de la exposici¨®n, H¨¦l¨¨ne Guenin, descubri¨® en las tesis de Ingold la ilustraci¨®n perfecta de la muestra que ten¨ªa en mente. ¡°En el arte, la l¨ªnea suele servir como met¨¢fora del movimiento. Es la expresi¨®n po¨¦tica de un gesto banal, que sirve para representar todo tipo de cosas, del cuerpo humano al paisaje que nos rodea¡±, explica. La primera obra de la muestra, a cargo del franc¨¦s Pierre Bismuth (colaborador habitual del cineasta Michel Gondry), presenta un sismograma luminoso de los hipn¨®ticos movimientos de Marilyn Monroe en la primera escena de Con faldas y a lo loco. Otros artistas contempor¨¢neos, como el cotizado Olafur Eliasson, figuran en la exposici¨®n con estudios similares sobre la misteriosa aleatoriedad del movimiento humano.
Casi un siglo antes, Marcel Duchamp practic¨® uno de sus conocidos d¨¦tournements con el sistema m¨¦trico, comparando una l¨ªnea recta y otra ondulada de la misma medida, pese a no tener el mismo valor como unidad de longitud. Su hijo espiritual, John Cage, utiliz¨® la l¨ªnea para representar paisajes mentales con rayas ininteligibles, a imagen y semejanza del interior de su cabeza. Su trazo consegu¨ªa as¨ª representar lo irrepresentable.
Cartograf¨ªas imaginarias
La l¨ªnea tambi¨¦n ha servido para dise?ar cartograf¨ªas imaginarias. Por ejemplo, en la intervenci¨®n en el paisaje propia del land art. La obra de Christo, una de sus principales superestrellas, logr¨® delimitar al gusto del artista territorios naturales exentos de geometr¨ªa, tal como Richard Long se sirvi¨® de la l¨ªnea para dejar su propia huella en los lejanos parajes que decid¨ªa explorar. En otros contextos, la l¨ªnea puede adoptar incluso connotaciones pol¨ªticas. Es el caso de los artistas del grupo Krizovatka (¡°Cruce de caminos¡±), colectivo checoslovaco de vanguardia durante los sesenta, con Karel Malich a la cabeza, que utiliz¨® l¨ªneas fracturadas e intermitentes para representar la revoluci¨®n interrumpida tras la Primavera de Praga. El argentino Le¨®n Ferrari tambi¨¦n se sirvi¨® de las flechas para trazar el camino tortuoso que supone la condici¨®n de exiliado, que vivi¨® en primera persona tras el golpe de estado de Videla. Por ¨²ltimo, la muestra pasa revista a la obra de algunos de los artistas que se han servido de la l¨ªnea para representar el cuerpo humano, como las series de Man Ray sobre las l¨ªneas de ambas manos, el trabajo sobre los flujos sangu¨ªneos de la alemana Rosemarie Trockel o los dise?os del italiano Giuseppe Penone, que convirti¨® las l¨ªneas de su p¨¢rpado en una espectacular pintura mural.
La muestra se fundamenta en la espectacular colecci¨®n de arte gr¨¢fico del museo
La muestra se fundamenta en la espectacular colecci¨®n de arte gr¨¢fico del Pompidou, con un total de 19.000 obras que no suelen ser expuestas en la central de Par¨ªs. Ya hace casi tres a?os que el museo abri¨® sucursal en Metz, localidad deprimida con pasado industrial. All¨¢ donde solo hab¨ªa siderurgia en proceso de acelerada decadencia se erige hoy un imponente edificio del japon¨¦s Shigeru Ban, conocido por las construcciones temporales de cart¨®n ideadas para albergar a los damnificados del terremoto de Kobe en 1995. Esta extra?a pagoda posmoderna, protegida por una espectacular membrana blanca y ondulada, se ha convertido en un exitoso centro de exposiciones temporales ¨Ccasi medio mill¨®n de visitantes en 2012, pese a ubicarse en un rinc¨®n alejado del circuito tur¨ªstico¡ª, aficionado a buscar ¨¢ngulos inversos para examinar el arte moderno y contempor¨¢neo. ¡°Somos algo as¨ª como el laboratorio del Pompidou, lo que nos permite asumir riesgos que tal vez no se toman en Par¨ªs¡±, explica Guenin.
En su programa para 2013, figura una muestra sobre las vistas a¨¦reas en la historia del arte (de los impresionistas a Google Maps), otra sobre la supervivencia de la Beat Generation en la cultura contempor¨¢nea y una tercera sobre la influencia de los paparazzi en la est¨¦tica dominante en el arte. Su modelo ya ha creado escuela. El Louvre acaba de inaugurar su propia sucursal en Lens, en la regi¨®n minera del Pas-de-Calais, con una voluntad muy parecida: descentralizar las colecciones p¨²blicas y experimentar con nuevas formas de exponerlas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.