La abstracci¨®n es joven: 40.000 a?os
La muestra ¡®El arte de la Edad del Hielo¡¯ en el Museo Brit¨¢nico evoca la irresistible modernidad de la escultura primitiva y su influjo en Picasso, Matisse o Modigliani
La figura abstracta de una mujer con enormes senos y prominentes nalgas da forma a la min¨²scula escultura en marfil que Pablo Picasso adoraba, hasta el punto de encargar dos copias en yeso para apropiarse de esa fuente de inspiraci¨®n. Era su obra favorita, un trabajo creado hace nada menos que 23.000 a?os tomando como material el cuerno de un mamut.
El malague?o valor¨® enormemente su descubrimiento en los a?os 20 del pasado siglo, en la cueva de un pueblo pirenaico franc¨¦s, pero la Venus de Lespugue acab¨® pasando a los anales m¨¢s como esp¨¦cimen arqueol¨®gico que por el gozo est¨¦tico de su contemplaci¨®n. Y, sin embargo, el homo sapiens que habitaba Europa en la Edad de Hielo era capaz de concebir piezas art¨ªsticas que manejan los conceptos de la escala, el volumen, la luz y el movimiento, tal y como reivindica la fascinante exposici¨®n que ma?ana abrir¨¢ sus puertas al p¨²blico en el Museo Brit¨¢nico de Londres.
La muestra El arte de la Edad de Hielo: nacimiento de la mente moderna propone otra mirada a aquellas esculturas, grabados y pinturas producidas hace al menos 10.000 a?os ¡ªaunque algunas de las obras presentes en el British atesoran 40.000 a?os de historia¡ª y que encarnan los primeros trabajos de arte figurativo conocidos en el mundo. Representaci¨®n, pero tambi¨¦n ilusi¨®n y abstracci¨®n en el m¨¢s del centenar de piezas exhibidas revelan, en palabras de la comisaria Jill Cook, c¨®mo los protagonistas de aquella era eran capaces de ¡°almacenar, transformar y comunicar ideas a trav¨¦s de im¨¢genes visuales¡±. De ese modo opera la mente moderna a la que alude el t¨ªtulo de la exposici¨®n londinense.
El discreto aunque publicitado recinto que ha reservado el Museo Brit¨¢nico a tan exclusivo despliegue ¡ªporque muchas de esas piezas, procedentes de toda Europa, son extremadamente delicadas y raras veces ven la luz¡ª ha incorporado obras de insignes artistas del siglo XX como Henri Matisse o Henry Moore como marco de reflexi¨®n sobre el arte, sus motivaciones y m¨²ltiples influencias. El retrato m¨¢s antiguo que se conoce hasta la fecha ¡ªla cabeza de una mujer hallada en Moravia (actual Rep¨²blica Checa) en 1920 esculpida en marfil de mamut hace 27.000 a?os¡ª sorprende al visitante al presentar unos rasgos alargados y pr¨®ximos a los de las mujeres de Modigliani.
Uno de los hallazgos arqueol¨®gicos m¨¢s importantes de aquella d¨¦cada, y que tuvo su escenario en una cueva de Baden-W¨¹rttemberg (Alemania), nos muestra el torso esculpido de un hombre con cabeza de un le¨®n, es decir la combinaci¨®n de rasgos humanos y animales como prueba de la capacidad imaginativa del artista de hace 32.000 a?os, que quiere expresar en su obra ideas por encima del mundo real que le rodea. A esa mente creativa le llev¨®, seg¨²n los c¨¢lculos de los expertos, cuatro centenares de horas ejecutar su pieza, un empleo del tiempo muy valioso que conferir¨ªa especial relieve a su trabajo en el seno de la comunidad en la que habit¨®.
Matisse comparti¨® la misma obsesi¨®n por la figura femenina que el autor (de hace casi 30.000 a?os) que represent¨® a una mujer madura y obesa a causa de su fertilidad, inmortalizada en la figura de la cer¨¢mica m¨¢s antigua de la que se tiene noticia hasta la fecha. En un tiempo m¨¢s reciente, pero todav¨ªa a a?os luz de nuestro presente, otra escultura de un desnudo femenino ilustra las primeras etapas del embarazo en otra figura rescatada en territorio ruso.
Muchos de estos descubrimientos, como el grupo de tallas de cabezas de caballo hallado en otra cueva del Pirineo y que casi sugerir¨ªa una producci¨®n en serie, indican que las sociedades de la Edad del Hielo valoraban a unos artistas encomendados expresamente a su labor. Y que estos no ten¨ªan necesariamente una impronta naturalista, como demuestra una serie de figuras de animales esculpidos en marfil, que desprenden quiz¨¢ una imagen de la reencarnaci¨®n de los ancestros o bien la idea de un creador m¨ªtico.
El grabado, ejecutado en un segmento seccionado del cuerno de un mamut, que muestra a un ciervo macho persiguiendo a una hembra ¡ªcon la cabeza y su cornamenta reclinadas y rendidas ante la llamada de la especie¡ª es el reflejo de la ambici¨®n de un artista que no dista tanto del concepto que hoy conocemos. El autor ha seleccionado una pieza de marfil, al igual que sus pares posteriores optar¨ªan por otros materiales m¨¢s propios de las sucesivas ¨¦pocas como la madera o el lienzo, para ejecutar una composici¨®n que tiene en cuenta el espacio y el posicionamiento de sus sujetos. El medio, concluye Cook, ser¨ªa diferente, ¡°pero la mente creativa que produjo ese trabajo es la misma¡±.
Esas empresas tan creativas y producidas en una era que hoy cuesta imaginar m¨¢s all¨¢ del b¨¢sico instinto de supervivencia han desembarcado en el Museo Brit¨¢nico (hasta el 26 de mayo) de la mano de maravillosas miniaturas, aquellas que gentes como Picasso intuyeron como precursoras de lo que hoy conocemos como arte.
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