Julio Ar¨®stegui: la defensa de la historia
En sus manos, la memoria era rigor, investigaci¨®n y trabajo
La desaparici¨®n el pasado 28 de enero del profesor Julio Ar¨®stegui, fundador de la C¨¢tedra de Memoria Hist¨®rica Siglo XX, marca un antes y un despu¨¦s en los estudios sobre la memoria traum¨¢tica espa?ola. Su capacidad para analizar la represi¨®n como sistema y la violencia pol¨ªtica como una herramienta para acabar con un siglo de conflictos sociales ha sido reconocida por todos aquellos que realmente han profundizado en el tema. Su ¨²ltima obra, la biograf¨ªa Largo Caballero. El tes¨®n y la quimera (2013), es toda una historia social de Espa?a a trav¨¦s de los ojos de un personaje clave en la proyecci¨®n de las clases trabajadoras sobre un pa¨ªs que se modernizaba a marchas forzadas.
Apenas tuvo tiempo de poner por escrito lo que pensaba acerca de la reinterpretaci¨®n torticera que desde distintos sectores acad¨¦micos se ven¨ªa haciendo de la historia reciente de nuestro pa¨ªs, coincidiendo con el ataque conservador a la idea de la Segunda Rep¨²blica como primera experiencia democr¨¢tica espa?ola. Ar¨®stegui demostr¨® que el lenguaje revolucionario se usaba con normalidad en el discurso pol¨ªtico de la izquierda del momento sin que ello implicara apelaci¨®n alguna a la violencia. Su insistencia en la diferencia entre movimiento insurreccional y revolucionario fue una de sus matizaciones m¨¢s importantes en ese sentido, sobre todo a la hora de recordar que el programa socialista tras la derrota de 1933 hab¨ªa sido redactado por Prieto y no por Francisco Largo Caballero. En el plano ideol¨®gico, destacaba dos aspectos del franquismo que siguen siendo obviados en gran medida: el car¨¢cter integrista, autoritario y antidemocr¨¢tico que proced¨ªa no tanto del fascismo europeo como del propio tradicionalismo cat¨®lico y su car¨¢cter reactivo, de consagraci¨®n y vuelta al modelo de orden tradicional. El principio de democracia org¨¢nica ser¨ªa su expresi¨®n m¨¢s depurada. Nunca vio el conflicto como una simple din¨¢mica de clases en t¨¦rminos marxistas, porque como buen historiador primaba el tiempo, el contexto.
Por ¨²ltimo, y este fue su papel tal vez m¨¢s relevante al fijar la l¨ªnea de actuaci¨®n de la C¨¢tedra de Memoria Hist¨®rica, reaccion¨® siempre frente al riesgo de politizaci¨®n, viniese de quien viniese, y de intrusi¨®n en el campo de la historia con fines partidistas. Ni mito, ni moda, ni dogma... la memoria era rigor, investigaci¨®n y trabajo en sus manos. Esta c¨¢tedra ha sido el mejor ejemplo de la defensa del papel fundamental de la Universidad en el mapa memorial¨ªstico espa?ol, tan plagado de oportunismos. La memoria, y en ese sentido el magisterio del profesor Ar¨®stegui ha sido muy claro, no puede ser patrimonio de unos pocos, ni utilizarse como arma arrojadiza contra nadie; su misi¨®n es servir para entablar un debate abierto que este pa¨ªs lleva d¨¦cadas eludiendo, capaz de englobar todas las posturas y reivindicaciones, vengan de donde vengan, sin otras reglas que las marcadas por las ciencias sociales.
Gutmaro G¨®mez Bravo es profesor del Departamento de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad Complutense de Madrid y subdirector de la C¨¢tedra de Memoria Hist¨®rica Siglo XX.
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