Jay-Z

La noche de ayer en los Grammy volv¨ªa a contener el nombre de Jay-Z, un habitual. Los premios ofrecen un listado de galardones tan amplio y exhaustivo que siempre rechina que los medios solo se hagan eco de las propuestas m¨¢s comerciales. La sexualizaci¨®n de la m¨²sica moderna ha puesto en ba?ador a las mejores voces, pero entre los triunfadores del nuevo modelo de negocio Jay-Z es el m¨¢s resonante. Ha logrado aunar en una sola persona al m¨²sico y cantante, al hombre de negocios, al productor musical, la casa de discos y al anfitri¨®n ideal para todo artista invitado, sin renunciar al discurso de or¨ªgenes marginales y abandono paterno.

Sumado por matrimonio a Beyonc¨¦ ofrece la ecuaci¨®n, tan perfecta que da miedo, al sue?o americano contempor¨¢neo. El playback de la estrella femenina en la ¨²ltima toma de posesi¨®n de Obama, moviendo esa boca mientras sonaba el himno nacional, los consagra como imagen del momento. Escriben esa historia de ¨¦xito que el mundo devora feliz. Jay-Z, cosecha del 69, es due?o hasta de equipos de baloncesto y locales de moda. Asociado con Kanye West en Lift off promete llevarte al sol y a las estrellas, llevarte hasta Marte si hace falta, pero no se olvida de recordar que para tan largo viaje ha dejado su cuerpo lleno de cicatrices. Sin embargo, sus cicatrices incluyen reconciliaciones con enemigos raperos y el goce de ser el nuevo rey, que ha aprendido la lecci¨®n de Elvis o Michael Jackson y gestiona al artista con un curso de direcci¨®n de empresa como terapia para evitar la angustiosa autodestrucci¨®n.

Como todos los novelistas americanos aspiran a la gran novela americana, todos los cantantes aspiran a la gran canci¨®n americana, de My way a Born in the USA, de Like a rolling stone a Smells like a teen spirit, al himno que los instale en el consciente colectivo. Jay-Z recicl¨® en himno propio el Empire State of mind, un expl¨ªcito New York, New York para quien se reconoce como el Sinatra del hip-hop, con Alicia Keyes incorporada a modo de Liza Minnelli, porque nada parece escaparse al control del padrino del entertainment. Y para la otra m¨²sica, no dejen de mirar al fondo de la lista de los Grammy.