La gran Machi
En el Lliure dan Dispara/Atrapa tesoro/repite, dirigida por Josep Maria Mestres, y ah¨ª est¨¢n Silvia Bel, y M¨®nica L¨®pez, y ?urea M¨¢rquez, y otra estupenda actriz a la que no conoc¨ªa, Mar Casas, que parece un p¨¢jaro atrapado en un zarzal, y tambi¨¦n ?lex Casanovas, Gonzalo Cunill, Bor¨¦ Buika, Roger Casamajor, un notable reparto bregando con los panfletarios textos de Mark Ravenhill, un se?or que aqu¨ª parece convencido de que los occidentales nos merecemos todo lo que nos pase. Y luego est¨¢ la gran Machi, Carmen Machi, que ha tenido el detalle de aprenderse el primer episodio en catal¨¢n, por pura gentileza, imagino, hacia todo ese p¨²blico que fue a arroparla y aplaudirla en Juicio a una zorra tras aquel lamentable intento de boicot, y tiene esa primera escena y luego, a mi juicio, el mejor texto de la funci¨®n, La madre, un fragmento en el que asoma y patalea, por fin, el Ravenhill de Shopping & Fucking y Unas polaroids expl¨ªcitas, y ese trozo vale por toda la velada, y la Machi est¨¢ ah¨ª que se sale, vuelve a salirse, una vez m¨¢s, corta el aire, est¨¢s deseando que aquello no se acabe nunca y deseando a la vez que se acabe para lanzarle el bravo, el ol¨¦ flamenco, y vaya si se lo lanzamos.
Llu¨ªs Pasqual me hab¨ªa dicho, dos d¨ªas antes: ¡°La ves entrar en escena y dejarse caer en esa silla, envuelta en una bata vieja, las piernas al aire, ense?ando las bragas, y sabes que ya no vas a poder dejar de mirarla y escucharla. En 1998 dirig¨ª la primera edici¨®n de los Max. Quer¨ªa a una actriz desconocida o casi para cerrar el espect¨¢culo. Piru Navarro me dijo: ¡®Hay una chica en La Abad¨ªa que est¨¢ empezando. Yo creo que va a ser una gran actriz¡¯. Ten¨ªa apenas un folio de texto, un personaje de mujer de la limpieza. Sali¨® a escena y consigui¨® la atenci¨®n y el silencio absoluto del p¨²blico. Al d¨ªa siguiente todo el mundo hablaba de ella. Cuando comenc¨¦ a preparar la nueva versi¨®n de Roberto Zucco no ten¨ªa claro el reparto, pero sab¨ªa que el papel de la hermana lo ten¨ªa que hacer la Machi. ?La viste en La tortuga de Darwin? ?Se convirti¨® en una tortuga! Y nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de Lecocq, pero era como si hubiera pasado por todos sus cursos, como si llevara a?os trabajando con ¨¦l. Es peque?a pero tiene la estatura de las grandes¡±. Am¨¦n a eso, se?or Pasqual.
En el episodio de La madre la Machi es Haley Morrison, la se?ora Morrison, una mujer de clase baja que vive en un piso miserable del East End y recibe la visita de una pareja de militares, dos soldados, un hombre y una mujer, Bor¨¦ Buika y Aurea M¨¢rquez. Vienen a decirle lo que ya sabe, lo que por nada del mundo quiere o¨ªr: que su hijo Darren ha muerto en la guerra. No quiere escuchar las condolencias habituales, la rutina del procedimiento, el ¡°lamentamos informarle¡±. ¡°?Cu¨¢ntas veces hab¨¦is hecho esto?¡±, les pregunta, ¡°?cu¨¢ntas veces al d¨ªa, m¨¢s o menos?¡±. Una mujer l¨²cida, pese a estar atiborrada de pastillas. ¡°Los putos m¨¦dicos no soportan que te niegues a aceptarlo. Decidles que lo he aceptado muy bien. Bastante bien. No quiero que me aumenten la dosis¡±. Una mujer gloriosamente grosera, con un humor negr¨ªsimo, desgarrada, desgarradora. Feroz, la palabra es feroz. Una perra de presa a la que acaban de arrebatarle a una de sus cr¨ªas y que no quiere darle a los militares ni el asomo de una l¨¢grima, que les provoca, que se r¨ªe de ellos, que les cuestiona entre taco y chiste (¡°?por qu¨¦ segu¨ªs combatiendo?¡±), que les insulta porque ya no tiene nada m¨¢s que perder.
Hay un momento extraordinario en el que se pone a cuatro patas, y ruge, y ense?a los dientes, y casi le arranca la nariz al soldado de un mordisco, y luego le abraza y le cura como si fuera su hijo perdido, y es loba o salvaje perra de presa del mismo modo que fue tortuga. Y luego les pide que se queden con ella un rato a ver la tele, los infames programas de la tele que ve cada ma?ana y cada tarde, y ellos se quedan, y r¨ªen un poco juntos, y cuando se largan se viene abajo, a¨²lla desde el centro del infierno, sola, orgullosamente sola, y nosotros hemos pasado con ella por el mismo carrusel de emociones en apenas quince minutos. Estas dos mujeres, Harley Morrison y Carmen Machi, saben de qu¨¦ va la vida.
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