¡°Hago cine sobre la gente que no sale en Google¡±
El documentalista brasile?o Eduardo Coutinho inaugura el festival Punto de Vista El Museo Nacional Reina Sof¨ªa dedica un ciclo a su filmograf¨ªa
Figura medular del documental latinoamericano, Eduardo Coutinho (S?o Paulo, 1933) se balancea sobre el columpio gramatical del ¡°portu?ol¡± y se presenta como un hombre ¡°sin biograf¨ªa¡±. Lo proclama con voz impetuosa cuando, al hilo de su ¨²ltimo filme, As Can??es (Las canciones), se le sugiere que haga lo mismo que los hombres y mujeres que desfilan por su pel¨ªcula, que cante y evoque la historia de la canci¨®n de su vida. ¡°No solo canto muy mal sino que yo le hablo desde el vac¨ªo, no tengo memoria, no tengo palabras¡¡±, ruge Coutinho al otro lado del tel¨¦fono para, segundos despu¨¦s, abrir la rendija por la que entrar¨¢ todo el vendaval de una poderosa personalidad que reivindica la belleza y la sabidur¨ªa del hombre com¨²n: ¡°Si quiere que le diga, mi canci¨®n ser¨ªa una canci¨®n barata y vulgar, porque me gusta lo vulgar. Encuentro algo muy hermoso en lo kitsch, soy un hombre sin prejuicios sobre la cultura de masas. Al contrario¡±.
Esta ausencia de complejos y de ideas preconcebidas es clave para entender el caudal de energ¨ªa de un cineasta que ayer inaugur¨® la octava edici¨®n del Festival Punto de Vista de Pamplona, que el viernes ofrecer¨¢ una clase magistral en la Escuela de la Cinematograf¨ªa y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) y cuya filmograf¨ªa se podr¨¢ conocer a partir de este mes en el Museo Nacional Reina Sof¨ªa, que le dedica un ciclo retrospectivo.
¡°Abandon¨¦ la ficci¨®n por el documental para librarme de m¨ª mismo, era la ¨²nica posibilidad de olvidar mi propia historia: hablar de la de los otros¡±, explica sobre el salto que dio hace ya d¨¦cadas para situarse en unos m¨¢rgenes que le alejaban de los focos para buscarse a s¨ª mismo. ¡°El documental fue, es y ser¨¢ siempre cine marginal. Y adem¨¢s no tengo ni la esperanza ni el convencimiento de que alg¨²n d¨ªa deje esos m¨¢rgenes. Pero dir¨¦ m¨¢s, para m¨ª el documental tiene un atractivo que jam¨¢s tendr¨¢ la ficci¨®n: no vive de ilusiones¡±.
De Cabra marcado para morrer (1962-1984), filme clave sobre la dictadura brasile?a, a la citada As Can?oes (2010), la filmograf¨ªa de Coutinho es un crisol de cine pol¨ªtico, ¡°pero no militante¡± que se aleja de los postulados del Cinema Novo. ¡°Convencer a los convencidos no vale absolutamente para nada. Me gusta lo indeterminado, lo que no tiene una intenci¨®n declarada, donde cada uno puede decidir lo que dice cada pel¨ªcula¡±.
Pel¨ªculas que se zafan de cualquier ret¨®rica y en las que hay una postura ¨¦tica frente a la belleza. ¡°La belleza tradicional, arm¨®nica, no me interesa, porque yo quiero hacer arte imperfecto y humilde, basado en las sobras, en el detritus, en la basura, en los fragmentos de la vida¡±.
En su cine, en el que la palabra es imagen, late la vida de personas comunes transmitida a trav¨¦s de sus testimonios. ¡°Me interesa la palabra porque, como dec¨ªa Walter Benjamin, el pasado narrado es m¨¢s fuerte que el pasado vivido. Adem¨¢s, hablamos con la cara y con el cuerpo. Y nuestra manera de hablar ante la c¨¢mara es ¨²nica e irrepetible. Brasil es un pa¨ªs con millones de analfabetos totales o funcionales, por esta raz¨®n hay miles de personas que no se han corrompido ni con la televisi¨®n ni con casi nada, miles de personas que se expresan como antes. Y eso nos ofrece una enorme riqueza en el lenguaje oral que a m¨ª me interesa mucho recoger¡±.
A pesar de haberse forjado en el equipo televisivo de Globo Rep¨®rter ¡ªfamoso programa de reportajes que le permiti¨® documentar en profundidad y a pesar de la censura importantes asuntos del Brasil contempor¨¢neo¡ª, Coutinho ¡°detesta¡± el periodismo. ¡°Lo hice durante a?os y me cans¨®. El periodismo puede ser bueno y malo, pero en Brasil es por lo general muy malo. El periodista tiene la obligaci¨®n de buscar las dos partes, pero yo solo estoy interesado en una. Yo hago cine sobre la gente? que no sale en Google, que habla de sentimientos. Me interesa algo tan difuso como la sabidur¨ªa popular¡±.
Escuchar sin juzgar para llegar, explica, a un pacto con las personas cuyas ideas refleja: ¡°Yo acepto la palabra del otro como m¨ªa y ellos, cuando ven la pel¨ªcula, aceptan mis palabras como suyas¡±.
Juego de verdades y mentiras, el cine de Coutinho bebe del teatro en su relaci¨®n con el espacio y la puesta en escena. Lo explica y, le guste o no, su biograf¨ªa se cuela: ¡°Cuando yo empec¨¦, hace 50 o 40 a?os, quer¨ªa hacer teatro, ser actor. Pero era t¨ªmido y la verg¨¹enza me apart¨® de esa vocaci¨®n. La vida es teatro, o sue?o, como dec¨ªa Calder¨®n, y yo quiero que esa relaci¨®n ef¨ªmera de toda representaci¨®n ocurra en mis pel¨ªculas. Todos hacemos teatro cada d¨ªa, cargamos con nuestro tel¨®n y nuestro escenario¡±.
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