La alta pol¨ªtica tambi¨¦n pone y quita premios
Independientemente de sus dones ¨¦ticos y est¨¦ticos, su poder de seducci¨®n, su capacidad comunicativa, la sensaci¨®n de que su lema de campa?a Yes, we can no era un artificio populista sino que puede acercarse a la realidad logrando que cambie un poco el bochornoso estado de las cosas, ese se?or llamado Barack Obama ha manifestado tener criterio y un paladar bien educado en sus opiniones p¨²blicas sobre cine, m¨²sica y literatura. Confesar su entusiasmo por la serie de televisi¨®n The wire y citar como uno de sus h¨¦roes al ¨¦pico y tr¨¢gico Omar, ese chulazo negro, homosexual y camello que en compa?¨ªa de su implacable recortada y casi siempre solo atraca a los grandes traficantes, revela una dosis admirable de riesgo y de credibilidad en la estrat¨¦gica boca de un pol¨ªtico. Deduces que ese hombre ama el cine, y al parecer, su luminosa y s¨®lida mujer, tambi¨¦n. Pero me quedo entre perplejo y mosqueado cuando un deshilachado Nicholson con ins¨®litas gafas claras conecta con la Casa Blanca para que Michelle Obama abra el sobre m¨¢s trascendental y nos desvele el Oscar a la mejor pel¨ªcula.
Y aunque se suponga que nadie conoce el contenido de ese sobre, me temo que es imposible que le concedan el Oscar a la tensa, compleja y extraordinaria La noche m¨¢s oscura. Sabemos que Obama dio la orden definitiva del asalto al escondite de Bin Laden y sigui¨® en directo la ejecuci¨®n de este y de varios de sus familiares, incluida una mujer. Lo cuenta Kathryn Bigelow magistralmente en la parte final de su pel¨ªcula. Y antes nos ha descrito las torturas con las que se ensa?an los buenos para encontrar la pista del malo. Consecuentemente, ser¨ªa muy extra?o que la primera dama fuera la encargada de bendecir acad¨¦micamente una cr¨®nica real cuyo tratamiento tiene que resultar inc¨®modo e incluso provocar n¨¢useas en las escenas de tortura para el p¨²blico de cualquier parte, en la que cuentan de forma turbadora los salvajes m¨¦todos de los agredidos en el siniestro 11-S para acabar una d¨¦cada m¨¢s tarde con su huidizo verdugo.
Ser¨ªa raro ver a la primera dama bendiciendo ¡®La noche m¨¢s oscura¡¯
Si el cine norteamericano celebra venturosamente este a?o las viejas y nuevas gestas de la devaluada CIA, tan necesitada la pobre de autoestima despu¨¦s de variados y monstruosos despistes o errores, nada mejor que exaltar la triunfante gesta de liberar mediante el recurso imaginativo m¨¢s audaz a seis compatriotas en el Ir¨¢n de Jomeini. Sin torturas, sin matar a nadie, mediante un enga?o tan ins¨®lito como pedir ayuda a Hollywood para montar la pel¨ªcula que nunca existi¨® y sacar a los rehenes de Ir¨¢n dot¨¢ndoles de la falsa identidad de un equipo de producci¨®n. Ben Affleck narra bien esta historia en Argo. Algunas cosas incluso muy bien, como la preparaci¨®n del audaz enga?o entre la CIA y sus colaboradores de Hollywood, interpretados con sorna y gracia por dos pesos pesados como Alan Arkin y John Goodman, dos secundarios capaces de levantar una pel¨ªcula cada vez que aparecen. Y hay otras cosas facilonas y convencionales, como las secuencias de la fuga en el aeropuerto, una tensi¨®n que en manos de Hitchcock se hubiera transformado en arte. Tampoco me fascina ese actor limitad¨ªsimo llamado Ben Affleck, empe?ado en asumir el protagonismo. Argo me parece una pel¨ªcula meritoria, pero de ninguna forma lo mejor que ha parido este a?o el cine norteamericano.
¡®Argo¡¯ es meritoria, pero no lo mejor del cine norteamericano parido en 2012
Casi siempre son r¨¢canos con Spielberg, pero negarle el Oscar a la impresionante creaci¨®n de Daniel Day Lewis hubiera supuesto una intolerable agresi¨®n a la l¨®gica, a la evidencia, a lo incontestable. Pero no me inspira ni fr¨ªo ni calor, aunque est¨¦ crispada y gritando todo el rato, el trabajo de Jennifer Lawrence en El lado bueno de las cosas. Y lamento que no hayan reconocido el inmenso talento de Helen Hunt y de Sally Field dando vida a una terapeuta sexual y a la volc¨¢nica esposa de Lincoln. Pero ya se sabe que Anne Hathaway parece tan vulnerable, tan mona... y adem¨¢s canta bien. El camale¨®nico Ang Lee lleva demostrando desde su primera pel¨ªcula y las tem¨¢ticas m¨¢s dispares que es un director tan raro como fascinante. Todo el mundo sale tocado de Amor, aunque haya tenido la suerte de no conocer de cerca la devastaci¨®n f¨ªsica y mental. Haneke es un maestro de la desaz¨®n, removiendo sentimientos. El guion y los di¨¢logos de Django desencadenado revelan el genuino y brillante talento de Tarantino para introducir su universo en cualquier g¨¦nero. Ver y escuchar a Christoph Waltz, ese impagable hallazgo de Tarantino, supone un lujo.
Babelia
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