?Y si la muerte tuviese pr¨®rroga?
Javier Gom¨¢ indaga en la esperanza tras la mortalidad en el libro 'Necesario pero imposible'
A Javier Gom¨¢ le distinguen varias cosas. Medita sobre un tiempo geol¨®gico ¨Cel filos¨®fico- sin renunciar a observar las urgencias del presente. Se apropia de conceptos ca¨ªdos en desuso que exhalaban aromas rancios ¨Cejemplaridad, mortalidad- y los rellena con savia nueva. Escribe y habla de filosof¨ªa con naturalidad, como si guardase lo trascendente y lo pr¨¢ctico en la misma maleta: buscar un trabajo, encajar la desilusi¨®n por las expectativas incumplidas. Le han descrito como fil¨®sofo de moda, le han incluido en influyentes listas de intelectuales iberoamericanos y le han llegado a decir que usa el tup¨¦ para reafirmar sus ideas. Como si, o a pesar de, Gom¨¢ encarnase la dosis justa de profundidad mundana.
Pero tal vez lo que est¨¢ haciendo que Gom¨¢ tenga una voz especial ¨Caparte de su poder literario: ¡°una filosof¨ªa sin eros no es filosof¨ªa¡±¨C han sido sus elecciones. Mientras la filosof¨ªa lleva un par de siglos haciendo historia de s¨ª misma y renunciando a pensar sobre cuestiones eternas, ¨¦l acaba de elegir un aspecto como la inmortalidad del alma, abandonado por la filosof¨ªa a la buena de Dios, en su ¨²ltimo libro, Necesario pero imposible (Taurus). A prop¨®sito de esta ausencia, Jon Juaristi record¨® ayer en el Teatro Real, durante la presentaci¨®n de la obra, las palabras de Borges: ¡°Esto de la inmortalidad es una cosa que solo interesa a los espa?oles¡±.
¡°A partir de Kant, la inmortalidad que hab¨ªa sido central en la filosof¨ªa desde los presocr¨¢ticos pasa a ser un no-tema y queda colonizado por las religiones. Se acepta que no hay m¨¢s realidad que lo tangible. El mundo de la experiencia se agota con la realidad. Otra creencia. Me parece un tema digno de la filosof¨ªa. Lo an¨®malo es que lo hayamos abandonado durante dos siglos¡±, cuenta una ma?ana tan luminosa como su despacho de la Fundaci¨®n Juan March, que dirige desde 2003.
"A partir de Kant, la inmortalidad pasa a ser un no-tema"
¡°Los cient¨ªficos? suelen tener una visi¨®n pueril de cuestiones religiosas¡±
La obra cierra una tetralog¨ªa (Imitaci¨®n y experiencia, Aquiles en el gineceo y Ejemplaridad p¨²blica fueron las entregas anteriores) que Gom¨¢ masc¨® durante m¨¢s de dos d¨¦cadas dedicadas a pensar sobre la experiencia de la vida, y m¨¢s all¨¢. Sin duda la mejor explicaci¨®n a este prolongado esfuerzo la facilita ¨¦l mismo al comienzo del libro que cierra el ciclo: ¡°Publican las instrucciones privadas que se ha dado el autor a s¨ª mismo para intentar un doble objetivo: llegar a ser individual en este mundo y, a la vez, albergar la esperanza ¨Ccontra toda experiencia¨C de seguir si¨¦ndolo fuera de ¨¦l. Mantener simult¨¢neamente dos platillos en el aire sin dejar de mover las manos ni avanzar por el camino. Eso es todo¡±.
Malabares. Tambi¨¦n funambulismo. Gom¨¢ camina sobre un alambre entre dos visiones arraigadas, inflexibles y contrapuestas. Se atreve, en tiempos de la modernidad que ha reafirmado al individuo y le ha desligado de la cosmovisi¨®n religiosa medieval, a plantear una hip¨®tesis sobre la esperanza m¨¢s all¨¢ de la destrucci¨®n de la muerte, que ¨¦l define como "una mortalidad indefinidamente prorrogada". Y rechaza, al mismo tiempo, que la materia religiosa est¨¦ sujeta a obediencia pol¨ªtica. ¡°Conf¨ªo en que el libro sea ¨²til para los agn¨®sticos y los creyentes no dogm¨¢ticos. Les propongo una versi¨®n cre¨ªble¡±, afirma. ¡°Los hombres de ciencia suelen refutar las cuestiones religiosas porque la visi¨®n que tienen sigue siendo infantil y pueril. Pero yo saludo la secularizaci¨®n como la emancipaci¨®n de las verdades ¨²ltimas, el proyecto moderno ha tenido que ser anticristiandad porque durante mucho tiempo los avances modernos se consideraban una derrota¡±, a?ade.
Todo parte de una premisa: morir es indigno. ¡°El individuo es la forma m¨¢s excelente de los entes. La muerte representa la destrucci¨®n objetiva de esa dignidad individual y un empobrecimiento objetivo del mundo, que se convierte en algo injusto¡±. No hay una aproximaci¨®n religiosa ¨Csino antropol¨®gica o filos¨®fica¨C. ¡°Todo hombre moderno es un agn¨®stico, no sabe nada sobre lo que puede haber m¨¢s all¨¢. Lo que planteo es si ese hombre puede tener esperanza¡±. Y lo hace examinando una figura central, el Jes¨²s hist¨®rico al que Gom¨¢ llama con premeditaci¨®n el Galileo para desmarcarse de la divinizaci¨®n construida posteriormente. ¡°El Jes¨²s hist¨®rico tiene una ejemplaridad que ni siquiera atacan anticristianos tan furibundos como Nietzsche. Con ¨¦l se da un fen¨®meno extra?o de divinizaci¨®n. Muere equivocado y fracasado en un suplicio que consideraba indigno. Que haya sido el fundador de una religi¨®n de difusi¨®n universal¡ no era previsible su ¨¦xito¡±.
Gom¨¢ trenz¨® sus tres libros anteriores -entre ellos ha publicado otros como Todo a mil, su recopilaci¨®n de art¨ªculos en Babelia- dejando al margen el concepto de esperanza. ¡°Primero era preciso abordar con parsimonia la descripci¨®n de la estructura de la experiencia sin permitir que apareciera confundida con otros elementos culturales, m¨ªticos o religiosos¡±, escribe. Dos incertidumbres le aguardaban ante el cuarto: ¡°C¨®mo me pod¨ªa sentir yo escribi¨¦ndolo y qu¨¦ recepci¨®n pod¨ªa tener¡±. Gom¨¢ trenz¨® sus tres libros anteriores ¡ªentre ellos ha publicado otros, como Todo a mil, con art¨ªculos en Babelia¡ª dejando al margen el concepto de esperanza. Dos incertidumbres le aguardaban ante el cuarto: ¡°C¨®mo me pod¨ªa sentir escribi¨¦ndolo y qu¨¦ recepci¨®n pod¨ªa tener¡±. Una de las respuestas se la dio ayer Gregorio Mara?¨®n: ¡°Me ha dejado huella tras plantearme preguntas y apuntarme respuestas. Tiene algo m¨¢s que filosof¨ªa¡±.
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