Vi¨¦ndolo todo (m¨¢s bien) negro
Sospecho que la novela ¡°negra¡± en todas sus variantes lleva camino de convertirse en la estrella de los pr¨¦stamos de las bibliotecas Uno no puede terminar 'En la orilla', la ¨²ltima novela de Rafael Chirbes, y continuar como si nada. Hay libros que se leen como purgas, como latigazos que le conmueven a uno hasta lo m¨¢s hondo
Casi dos tercios de los libros m¨¢s solicitados en las bibliotecas p¨²blicas brit¨¢nicas en el ¨²ltimo a?o pertenecen a la categor¨ªa thrillers and detective fiction. No conozco los datos de las espa?olas, pero sospecho que la novela ¡°negra¡± en todas sus variantes lleva camino de convertirse en la estrella de los pr¨¦stamos. En los ¨²ltimos meses la oferta se ha multiplicado: no es solo que la novela de intriga m¨¢s o menos policial se haya convertido en el mayor contenedor de narratividad literaria, sino que se dir¨ªa que es el g¨¦nero privilegiado por un zeitgeist dominado por la crisis y el pesimismo ante el futuro. Se publican tantas que las mesas de novedades de las librer¨ªas no dan abasto, provocando una velocidad de rotaci¨®n sin parang¨®n en otros g¨¦neros. El marbete ¡°negro¡± adorna ya docenas de colecciones de sellos a los que antes les era ajeno, al menos como serie acotada. Entre las ¨²ltimas en incorporarse a la moda mercadot¨¦cnica destacan Alianza y Alfaguara. Por cierto que Alfaguara hab¨ªa lanzado, en 1990, una ins¨®lita colecci¨®n llamada ¡°damas del crimen¡±, asesorada por un comit¨¦ exclusivamente formado por mujeres y en la se publicaron algunas estupendas novelas de maestras del g¨¦nero (Sara Paretsky, Amanda Cross o Frances Fyfield); el mercado no respondi¨® y la colecci¨®n hubo de cerrarse antes de un a?o: inconvenientes de adelantarse (dos d¨¦cadas) a su tiempo. A juzgar por el n¨²mero de novelas negras que recibo mensualmente se dir¨ªa que cada quisque ha sacado la que ten¨ªa guardada en el caj¨®n: supongo que el espeluznante nivel de paro entre los j¨®venes contribuye tambi¨¦n a la aparici¨®n de nuevos novelistas ¡°negros¡±. Pensando en ellos Alba acaba de publicar, Intriga y suspense; el gancho invisible, de Mar¨ªa Jos¨¦ Codes, una especie de manual de ¡°cocina¡± en el que se analizan los mecanismos del g¨¦nero y diversos trucos (cliffhangers, ¡°ganchos de alpinista¡±) para que el lector no se desentienda de la historia. Para los negro-novelistas que precisen m¨¢s bibliograf¨ªa me permito recordarles mis cinco cl¨¢sicos imprescindibles: Chesterton (C¨®mo escribir relatos polic¨ªacos, Acantilado), Chandler (El simple arte de matar, Bruguera, descatalogado), P. D. James (Todo lo que s¨¦ sobre novela negra, Ediciones B), Highsmith (Suspense, c¨®mo se escribe una novela de intriga, Anagrama) y David Lehman (The Perfect Murder, a Study in Detection, University of Michigan). Por lo dem¨¢s, la novela ¡°negra¡± espa?ola m¨¢s interesante que he le¨ªdo (y hasta el final, lo que no me ocurre a menudo) en la ¨²ltima quincena ha sido Blue Christmas (Alba), del canario Jos¨¦ Luis Correa, que est¨¢ consiguiendo situar a su sabueso Ricardo Blanco en los primeros puestos del ranking de los detectives de ficci¨®n espa?oles. Que la disfruten tanto como yo.
Pantano
Para mi gusto, 'En la orilla' es la mejor novela espa?ola acerca de la crisis y, en todo caso, una de las cuatro o cinco m¨¢s importantes del ¨²ltimo lustro.
Uno no puede terminar En la orilla (Anagrama), la ¨²ltima novela de Rafael Chirbes, y continuar como si nada, doblar la p¨¢gina 437 y pensar, ¡°bueno, ahora a otra cosa¡±, y prepararse la merienda o salir a un recado por el barrio. Hay libros que se leen como purgas, como latigazos que le conmueven a uno hasta lo m¨¢s hondo y este es uno de ellos, desde esa trepidante apertura al ep¨ªlogo restaurador. Ya lo era, desde luego, Crematorio (2007), con el que el nuevo comparte tantas cosas, incluyendo un paisaje (geogr¨¢fico, social) muy pr¨®ximo. Pero entonces la crisis todav¨ªa estaba en sus primeras fases y nuestros pol¨ªticos se mostraban empecinados en negarla. Claro que Chirbes, como tantos grandes novelistas desde Balzac a Faulkner, viene escribiendo el mismo libro ¡ªo la misma ¡°comedia humana¡±¡ª desde hace muchos libros, y en En la orilla volvemos a encontrarnos con todos sus temas: desde las ilusiones (colectivas) perdidas a los enga?os (individuales) aceptados, desde los mete¨®ricos ascensos a las m¨¢s fulminantes derrotas y abandonos, desde los mecanismos nada sutiles de la explotaci¨®n a la angustia universal de la irreversibilidad del tiempo. Como en el mef¨ªtico pantano que funciona como tel¨®n de fondo (simb¨®lico y real) de su deterioro y decadencia, un conjunto de personajes vive la ¨²ltima fase de una peripecia anunciada a la que han acelerado el estallido de todas las burbujas, el pinchazo de todas las ilusiones. Chirbes se mantiene en la tradici¨®n del realismo cr¨ªtico, pero mantiene el suficiente dominio de sus materiales como para contrapuntear constantemente el punto de vista de su protagonista principal, sabiendo que solo el artificio de un relato absolutamente controlado puede transmitir la verdad e, incluso, el testimonio de lo visto/vivido. Para mi gusto, la mejor novela espa?ola acerca de la crisis y, en todo caso, una de las cuatro o cinco m¨¢s importantes del ¨²ltimo lustro.
Negritudes
En el pr¨®logo a En el pico del ¨¢guila (?rdora, 1998), que sigue siendo una excelente introducci¨®n a la cultura afroamericana contempor¨¢nea, su autora, la infatigable Mireia Sent¨ªs, se quejaba del pavoroso desconocimiento que de ella se tiene entre nosotros. La Embajada estadounidense en Espa?a, entre cuyas prolijas y m¨¢s confesables misiones no parece encontrarse la de la promoci¨®n de la cultura del gran pa¨ªs, tampoco ha hecho gran cosa por facilitar el encuentro con intelectuales, artistas y pensadores afroamericanos, quiz¨¢s por temor a que tal cosa distraiga a sus funcionarios de otras ocupaciones m¨¢s lucrativas o estrat¨¦gicas. M¨¢s all¨¢ de una docena de autores irregularmente publicados, los lectores espa?oles desconocen casi todo sobre esa parte imprescindible de la creaci¨®n literaria norteamericana. Hace algo m¨¢s de un a?o, Joaqu¨ªn Gallego, el obstinadamente temerario director de La Oficina, acept¨® el reto de la infatigable Mireia Sent¨ªs de crear la Biblioteca Afroamericana de Madrid (BAAM), una meritoria serie que ¡ªay¡ª no creo que les est¨¦ proporcionando mucho m¨¢s que intangibles satisfacciones morales. A los dos primeros vol¨²menes (De Misisipi a Madrid, de James Yates, y Escritos sobre Espa?a, de Langston Hughes) se unen ahora Trapos sucios, una selecci¨®n de art¨ªculos de Ishmael Reed (del que Grijalbo hab¨ªa publicado su interesante novela Mumbo Jumbo) y Dificultades t¨¦cnicas, una recopilaci¨®n de la influyente activista June Jordan a la que Angela Davis ha puesto pr¨®logo. Casi simult¨¢neamente ha llegado a las (buenas) librer¨ªas Divago mientras vago (La Balsa de la Medusa), de James Langston Hughes (1902-1907), uno de los grandes representantes de lo que se ha llamado Harlem Renaissance, un volumen autobiogr¨¢fico que recoge sus viajes por el mundo, y en el que me ha interesado especialmente el relato de su estancia en la URSS a principios de los a?os treinta, bastante antes de que el autor apostatara de su radicalismo ante el senador McCarthy. Y antes tambi¨¦n de que surgiera en Estados Unidos el influyente movimiento de los Panteras Negras, fundado en 1966 por Huey Newton y Bobby Seale, y del que la editorial de la University of California ha publicado recientemente una estupenda historia: Black Against Empire, The history and politics of the Black Panther Party, de Joshua Bloom y Waldo Martin. Ojal¨¢ encuentre editor en Espa?a.
Babelia
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