Todo por Godard, solo por Godard

Anne Wiazemsky era una chica afortunada. De familia de intelectuales bien, nieta del escritor Fran?ois Mauriac, figura insigne del pensamiento cat¨®lico franc¨¦s, protagonista de la pel¨ªcula de Robert Bresson Al azar, Baltasar, su vida se cruza en tres breves encuentros con Jean-Luc Godard, que entonces ya ten¨ªa 36 a?os y encabezaba el m¨¢s rabioso cine franc¨¦s. Ambos quedan impresionados, ambos creen que el otro ni se ha fijado en ellos. En junio de 1966 Wiazemsky le escribe una carta a la redacci¨®n de Cahiers du cin¨¨ma, explic¨¢ndole c¨®mo le hab¨ªa gustado Masculino, femenino, y pocos d¨ªas despu¨¦s Godard se va a buscar a Wiazemsky al peque?o pueblo donde estaba de vacaciones. El flechazo, parafraseando al pop espa?ol, fue instant¨¢neo.

As¨ª arranca Un a?o ajetreado (Editorial Anagrama), una sincera y reveladora novela autobiogr¨¢fica que pertenece claramente al g¨¦nero inici¨¢tico, en la que Wiazemsky desgrana su amor con Godard, con el que se casar¨¢ el 21 de julio de 1967, su descubrimiento del cine, la filosof¨ªa (en esa carrera se matricula en la Universidad) y de la vida¡­ Todo marcado por la influencia que en ella ejerce, o intenta ejercer el m¨ªtico cineasta de la Nouvelle vague, con el que seguir¨ªa casada hasta 1979. Porque Godard quiere ser su maestro en cualquier campo ¨Ces muy divertido ver c¨®mo le carcomen los celos, especialmente en lo relacionado con Fran?ois Truffaut- pero Anne demuestra suficiente personalidad como para luchar por algo de independencia y criterio propio, eso s¨ª, rodeada de los mejores intelectuales del momento, que incluso le dan clases de refuerzo. Wiazemsky, privilegiada, reconoce su suerte, en una reflexi¨®n bastante adulta, pero a la vez escribe desde la inocencia de una adolescencia prolongada, desde el p¨¢lpito de que lo que vive se mueve entre una existencia ideal para muchas chicas de su generaci¨®n y la sensaci¨®n de que a cambio se est¨¢ perdiendo algo.

En este primer a?o de relaci¨®n Wiazemsky llega a participar en el rodaje de La chinoise, que empieza el 6 de marzo de 1967, y as¨ª el lector tambi¨¦n descubre el m¨¦todo de trabajo de Godard, bastante ca¨®tico, pero en el que emerge poderoso su talento. Sin embargo Anne, actriz de vocaci¨®n, que m¨¢s tarde trabajar¨ªa con Pasolini, T¨¦chin¨¦ o Ferreri, y por supuesto repetir¨ªa con Godard, es tambi¨¦n estudiante de Filosof¨ªa en la Universidad de Nanterre, y ella vive de primera mano la efervescencia de la que surgir¨¢ el mayo de 1968. Ese es probablemente el mayor reparo del libro: que se acabe justo antes de ese periodo, que no podamos acompa?ar a la pareja en la gran eclosi¨®n de libertad del siglo XX.

Escrito en 2012, bas¨¢ndose en sus diarios, en Un a?o ajetreado la pelirroja Wiazemsky ¨Cque ha resultado con el paso de los a?os una estupenda escritora muy galardonada- hace una peque?a trampa: ella sabe c¨®mo acab¨® su relaci¨®n con Godard, y por eso ya apunta en el relato notas del car¨¢cter del cineasta que posteriormente har¨ªan naufragar su matrimonio. Hasta la ¨²ltima frase del libro es reveladora: ¡°Y feliz de haber dicho, una vez m¨¢s, la ¨²ltima palabra, se qued¨® dormido¡±. Godard en estado puro, Wiazemsky en modo sincero.