Lo com¨²n es de lo m¨¢s extra?o
El mayor atasco circulatorio de la historia tuvo lugar en China a finales de agosto de 2010. La cola de coches y camiones lleg¨® hasta los 100 kil¨®metros sobre la v¨ªa que discurre desde Huanian a Pek¨ªn. Se tardaron 11 d¨ªas en deshacer el embotellamiento, aunque las primeras previsiones llegaron a calcular que se necesitar¨ªa un mes. M¨¢s de 10.000 camiones formaban parte de esta caravana inm¨®vil. La caravana paral¨ªtica que, en cierto modo, es la met¨¢fora de los muchos problemas enroscados en el subdesarrollo ancestral.
Los datos de este superatasco chino que dejaban chatas las peripecias parisinas de Cort¨¢zar en su cuento La autopista del sur (1966) se difundieron entonces por las redes y Norman Foster los recordaba en la conferencia inaugural del segundo congreso que la fundaci¨®n Arquitectura y Sociedad ha recopilado en un volumen titulado: Arquitectura: lo com¨²n.
Unas 200.000 personas emigran diariamente del campo a la ciudad en los mayores pa¨ªses emergentes. Pa¨ªses que se alzan en unos puntos y siguen, no obstante, clavados en la extrema pobreza por doquier. India, Brasil, China, Rusia m¨¢s otros innumerables lugares de Asia, ?frica y Am¨¦rica Latina presentan gigantescos problemas de urbanismo que nunca antes hab¨ªa conocido la Humanidad. Basta saber que el crecimiento industrial que en Europa requiri¨® 200 a?os, se alcanza (o se abalanza) entre ellos durante un tiempo 10 veces menor.
La arquitectura, como la sanidad, aspira a ser universal y difundir vendas o vacunas
Los emiratos ¨¢rabes, desde Dubai a Abu Dabi se redise?an, en unos casos siguiendo el modelo de corrupci¨®n estrafalaria y en otros supuestos con intenciones de brillante y buena fe. En este ¨²ltimo caso, Foster, ha creado incluso una flamante ciudad, Masdar, en Abu Dabi, que no solo se alimenta tan solo de sol, sino que en todos los ¨®rdenes se comporta como un ser autoabastecido. Los combustibles s¨®lidos se hallan cerca, pero el desaf¨ªo consiste en crear, como mandaba Vitruvio, obras nuevas que den buen cobijo, eficiente y placentero (firmitas, utilitas y venustas). Y de bajo coste.
Parece una oraci¨®n ben¨¦fica de los a?os de Mari Casta?a esta invocaci¨®n al pasado tradicional, pero, de hecho, la moral contempor¨¢nea se ha degradado tanto que su putrefacci¨®n impulsa a buscar aromas en la inteligencia cabal que ha proporcionado supervivencia a los seres humanos. En Masdar, por ejemplo, la temperatura exterior llega a ser de 66 grados, pero el abigarramiento de las viviendas procur¨¢ndose sombra mutuamente logra rebajar ese infierno hasta los 46 grados. Todav¨ªa podr¨ªan fre¨ªrse huevos sobre el pavimento, pero, a medida que se penetran las fachadas, aparecen patios con columnatas que alivian del sofoco. Y, por a?adidura, como comprob¨® Foster, si se planta vegetaci¨®n en los patios y se multiplican fuentes y estanques surge un enfriamiento evaporativo que, por lo menos, permite respirar y hasta abrazarse.
En esas zonas existe una construcci¨®n tradicional llamada Torre del Viento, cuya po¨¦tica labor consiste en aprehender las leves corrientes de aire que planean sobre el desierto y hacerlas discurrir por el interior de las viviendas y, en ocasiones, a trav¨¦s de unos trapos h¨²medos.
Estas torres de viento se usaban solo en las casas nobles, pero hoy la arquitectura, como la sanidad, aspira a ser universal y difundir vendas o vacunas para proteger las vidas. Para protegerlas y mejorarlas algo m¨¢s.
El coraz¨®n del congreso que patrocin¨® la fundaci¨®n Arquitectura y Sociedad en junio del a?o pasado tuvo como lema Lo com¨²n. Es decir, el espacio que se habita para la fiesta, la protesta pol¨ªtica o el intercambio comercial en plazas o en pasajes.
La ciudad regresa como primera inspiraci¨®n de los edificios y no azarosamente y temerariamente al rev¨¦s. La construcci¨®n espectacular o especulativa que origin¨® ciudades monstruosas se desacredita tanto o m¨¢s que los pol¨ªticos y sus instituciones ante la conciencia cr¨ªtica de una Humanidad que cuenta ya ¡ªy cada vez m¨¢s¡ª con profesionales interesados en proteger vidas en esta Tierra y ganar, de paso, el cielo tanto para el cliente como para el autor.
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