Heiner Goebbels: ¡°El teatro debe renunciar a historias y mensajes¡±
El director y compositor alem¨¢n regresa al Festival de Oto?o con uno de sus hitos: 'Max Black'


Desde el d¨ªa de su estreno, en 1998 en Lausana, Suiza, Max Black se convirti¨® en un espect¨¢culo de culto que, pese a estar ampliamente documentado, nadie acaba de atrapar con palabras. Probablemente este detalle confiere a la pieza de Heiner Goebbels su mayor cualidad: no se parece a nada y por eso se resiste a lugares comunes y etiquetas. Desde ma?ana y durante tres d¨ªas, dentro de Festival de Oto?o a Primavera, esta pieza de ¡°teatro musical¡± ¨Cesas dos palabras las elige su autor- regresa a Espa?a despu¨¦s de estrenarse, precisamente en el mismo Festival de Oto?o, hace ya m¨¢s de una d¨¦cada. Se trata de un autohomenaje del Festival de Oto?o que con esta obra recupera un hito de uno de sus hijos predilectos y regala la oportunidad para ver por fin la pieza y despejar as¨ª las inc¨®gnitas sobre sus maravillas.
¡°En sustancia la obra no se ha modificado durante este tiempo, una buena composici¨®n deber¨ªa valer para toda la vida¡±, explica Goebbels en conversaci¨®n telef¨®nica. Nacido en 1952 en Neustadt an der Weinstrasse, el director de escena y compositor representa la esencia de una cultura europea fiel a su alma intelectual: en Max Black est¨¢n los textos del propio Black, adem¨¢s de otros de Paul Val¨¦ry o Wittgenstein. Un peso te¨®rico que, seg¨²n el compositor, no descompensa ese equilibrio que ¨¦l busca. ¡°Mis obras tienen todos los elementos del teatro: texto, fuego, iluminaci¨®n y m¨²sica. La clave est¨¢ en lograr que ninguno destaque por encima de otro y que todos formen parte del mismo engranaje¡±.

Ese engranaje tiene un ¨²nico responsable, el actor Andr¨¦ Wilms, sin el que Max Black ser¨ªa otra cosa o, directamente, ninguna.? Goebbels dice que la obra es ¡°una reacci¨®n en cadena de pensamientos, palabras, acciones, im¨¢genes, olores y sonidos". Todos causados en directo por un solo cerebro: Wilms. ¡°Es dif¨ªcil encontrar un actor con su virtuosidad por eso no ha dejado de representar nunca la obra en una relaci¨®n de exclusividad que ser¨ªa muy complicada con otro. Con ¨¦l comparto no tanto lo que el teatro debe ser sino lo que el teatro nunca debe ser¡±. Goebbels apela entonces a ese hilo de seda que logra unir nuestro cerebro con nuestro est¨®mago y con nuestros sentidos. ¡°Recuerdo cuando Heiner M¨¹ller me recomend¨® a Andr¨¦ sin yo saber entonces que era el actor perfecto para Max Black. Compuse la obra pensando en ¨¦l por su capacidad para manejar fuego, sonidos e ideas de una vez".
Al preguntarle por la actual escena madrile?a destaca la labor de Gerard Mortier al frente del Teatro Real: ¡°encuentro su trabajo profundamente estimulante, un director que abre la mirada a la modernidad sin ser elitista¡±. Sobre la importancia del teatro en esta vapuleada Europa Goebbels va m¨¢s lejos. ¡°Nunca como ahora ha sido m¨¢s necesario un lugar para el descubrimiento, para la perfecci¨®n y para la imaginaci¨®n. Tenemos que defender nuestro lugar frente a lo que nos ofrecen, de forma totalitaria, el discurso dominante del cine o de los grandes medios de comunicaci¨®n. No tenemos casi espacio y por eso cada vez es m¨¢s crucial defender el teatro como un lugar para la libertad y para la imaginaci¨®n. Por esta misma raz¨®n el teatro tiene que cambiar y renunciar a ofrecer mensajes e historias. Ya hay demasiadas de las dos. Hay que buscar un teatro que huela, que vaya m¨¢s all¨¢ del texto. No podemos cambiar el mundo pero s¨ª podemos abrir los ojos para que nuestra relaci¨®n con este mundo sea m¨¢s cr¨ªtica¡±.
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