Mirada a la muerte

Andr¨¦i Tarkovski escribi¨® en Esculpir en el tiempo que, a la hora de realizar Stalker, ¡°quer¨ªa que todo contribuyera a dar la impresi¨®n de haber rodado la pel¨ªcula entera en un solo plano¡±, que el plano no deb¨ªa ser ni una carga temporal ni cumplir la funci¨®n de una organizaci¨®n del material de cara a la dramaturgia. Unas palabras que vuelven a resonar durante el metraje de En la niebla,segunda aproximaci¨®n a la ficci¨®n del documentalista Sergei Loznitsa, ganadora del premio de la Cr¨ªtica en el pasado Festival de Cannes, y muy en la l¨ªnea compleja del cine de Tarkovski. Desde su descomunal plano-secuencia inicial, la pel¨ªcula, ambientada durante la ocupaci¨®n nazi de Bielorrusia, en 1942, discurre as¨ª por un sendero donde los cortes de montaje parecen ser m¨¢s una claudicaci¨®n ante lo imposible que una verdadera raz¨®n de ser. La c¨¢mara se pega al cogote de los personajes en su huida hacia ninguna parte y ya no se separa de ellos, ya sea a base de planos-secuencia o de planos fijos.

A ratos excesivamente morosa, con momentos deslumbrantes, sobre todo en el apartado fotogr¨¢fico, en su inicio y en su sobrecogedor final, ineludible tanto en el plano ¨¦tico como en el plano pr¨¢ctico, En la niebla recoge en su eje dram¨¢tico aquello que F. M. Dostoievski llamaba en El idiota el drama del que ha estado ¡°a veinte pasos del pat¨ªbulo¡±, el rostro de un condenado a muerte un minuto antes de la ca¨ªda de la cuchilla. De hecho, En la niebla es una pel¨ªcula de an¨¦cdota m¨ªnima que se convierte en una pel¨ªcula-rostro: el de un condenado a muerte que, hasta por tres veces, escapa en el ¨²ltimo instante de la guada?a, ya sea por los golpes de la barbarie, ya sea por el puro azar. En la mirada de ese hombre que elude continuamente el pat¨ªbulo, que con cada huida se rearma moralmente, aunque como contrapartida se hunda su familia, su legado y su memoria, reside la belleza, quiz¨¢ intermitente, de una obra no apta para todos los paladares (Tarkovski, en la memoria), pero que capta la malsana desconfianza en tiempos de guerra con el filo de una c¨¢mara que, en no pocos instantes, arrebata.