Larga y accidentada novillada inaugural
Fallas arranca con una novillada de ocho astados, que result¨® accidentada por la cornada y la lesi¨®n sufridas por Posada de Maravillas y el valenciano Rom¨¢n
Se movi¨® mucho la desigual novillada de Fuente Ymbro con que se abri¨® el ciclo fallero, pero no siempre con verdadera entrega, la del astado realmente encastado y bravo que toma los enga?os con entrega y codicia. De esos, en realidad, solo hubo uno, el tercero de los ocho, al que le cort¨® Rom¨¢n la ¨²nica oreja de la tarde.
Ese?Ta?idero, bajo y bien hecho, se arranc¨® siempre con alegr¨ªa a los cites desde la distancia y tom¨® los vuelos de capotes y muletas descolgando hasta el final su largo cuello para seguirlos con celo en todo el trazo de los pases. La faena que le hizo Rom¨¢n tuvo altibajos, pero tambi¨¦n grandes momentos en el toreo al natural, llevando muy largas y sometidas tan bravas embestidas. Solo le falt¨® al valenciano redondear m¨¢s las tandas para que su labor fuera completa. Aun as¨ª, un final de obra con unas ajustadas bernadinas, que el novillo tom¨® con el mismo celo, y una soberbia estocada volc¨¢ndose sobre el morrillo motivaron la petici¨®n de una segunda oreja para el torero local. Pero el presidente no sac¨® el segundo pa?uelo blanco ni tampoco el azul para ordenar una merecida vuelta al ruedo para el gran ejemplar de Fuente Ymbro.
En ese tercer turno se vivieron otros pasajes subrayables de la novillada, aunque no los ¨²nicos porque tambi¨¦n hubo trabajo para los m¨¦dicos. El primero en pasar por la enfermer¨ªa fue Posada de Maravillas, que entr¨® en el cartel a ¨²ltima hora tras su ¨¦xito de hace una semana en Olivenza.
Ocho novillos de Fuente Ymbro, de desiguales hechuras y remates. Aunque tuvieron movilidad, dieron un juego bajo de raza o a la defensiva en general, salvo el extraordinario tercero, alegre, bravo y con clase.
Antonio Puerta: dos pinchazos y estocada ca¨ªda (ovaci¨®n tras dos avisos); estocada tendida y estocada (ovaci¨®n tras aviso); y estocada (vuelta al ruedo tras aviso y petici¨®n), en el que mat¨® por Posada).
Juan Leal: estocada ca¨ªda (palmas tras leve petici¨®n de oreja); dos pinchazos y estocada (silencio).
Rom¨¢n: gran estocada (oreja con fuerte petici¨®n de la segunda y dos vueltas al ruedo); pinchazo de Rom¨¢n y estocada de Puerta (silencio).
Posada de Maravillas: estocada (silencio), en el ¨²nico que mat¨®.
Saludaron Ra¨²l Mart¨ª y Miguel Angel Garc¨ªa, tras banderillear al tercero.
Posada de Maravillas fue intervenido de una cornada de 12 cent¨ªmetros en la cara interna del tercio medio de la pierna. Pron¨®stico reservado. Rom¨¢n fue atendido de una luxaci¨®n del hombro izquierdo.
La plaza registr¨® un cuarto de entrada.
El novillero de dinast¨ªa result¨® herido por su primero cuando, en una fea colada, el utrero le prendi¨® en el gemelo izquierdo. Aun as¨ª, sangrando visiblemente, Posada se mantuvo en la arena sin un gesto de dolor hasta dar muerte al animal. Tambi¨¦n entr¨® al hule el propio Rom¨¢n, y en dos ocasiones, durante la lidia del s¨¦ptimo, un novillo descompuesto que le volte¨® al inicio del trasteo de muleta y le provoc¨® una luxaci¨®n del hombro izquierdo. Hizo gestos el novillero de que saldr¨ªa de nuevo a torear y as¨ª lo hizo pasados unos minutos de confusi¨®n.
Otra vez en la arena, Rom¨¢n se volvi¨® a arrimar para sacar muletazos de m¨¦rito con la izquierda, hasta que ser le volvi¨® a salir el hombro antes de entrar a matar. Y, tras un pinchazo, retom¨® el camino de la enfermer¨ªa con gesto de rabia y de dolor, mientras Puerta acababa su trabajo.
Por todos estos contratiempos, el murciano Antonio Puerta acab¨® estoquando cuatro de los ocho ejemplares que salieron por chiqueros. En el que abri¨® plaza, un novillo a m¨¢s pero con querencia a tablas, ya sufri¨® el primer susto de la tarde en unas manoletinas, aunque la cosa no pas¨® de una transitoria conmoci¨®n. Si estuvo algo ligero con ese primero, al novillero de Murcia se le vio m¨¢s c¨®modo con el noblote quinto, aunque tampoco sin levantar pasiones, y m¨¢s animoso a¨²n con el octavo, que acab¨® rajado en una faena de m¨¢s intenci¨®n que resultados.
Por su parte, al franc¨¦s Juan Leal le correspondieron los dos novillos m¨¢s deslucidos, dos animales sin raza ni fuerza que apenas si tuvieron un pu?ado de medias arrancadas. Con todo y, aunque sin ¨¦xito posible, a Leal se le apreci¨® un valor firme y sereno que pide enemigos de m¨¢s posibilidades.
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