La ternura del n¨®mada
Fraile no fue, no quiso serlo, un escritor de multitudes, porque el g¨¦nero que eligi¨® para su obra, el cuento, y tambi¨¦n su tipo de sensibilidad le abocaban a una escritura l¨ªrica
Medardo Fraile no fue, no quiso serlo, un escritor de multitudes, y esto no porque hubiera en ¨¦l ninguna inclinaci¨®n al elitismo, sino porque el g¨¦nero que eligi¨® para su obra, el cuento, y tambi¨¦n su tipo de sensibilidad, le abocaban a una escritura l¨ªrica, confidencial, indagatoria muchas veces, meditativa siempre, que no suele ser la m¨¢s apreciada por el gran p¨²blico. Aun as¨ª, no hizo bandera de su diferencia como artista (ni ¡ªme parece¡ª de casi nada), porque ten¨ªa un sentido antiguo, casi aristot¨¦lico, de la mesura, y una disposici¨®n humor¨ªstica y relativizadora ante las cosas, que en ¨¦l era algo esencial.
Como cuentista, ten¨ªa el talento de lo pr¨®ximo y el don de la vida inmediata, y sin embargo era a la vez un realista insurgente, un realista aplicado a captar ese momento de zozobra en que la realidad deja de coincidir consigo misma, y se trasciende en poes¨ªa.
¡ª?Yo ten¨ªa que haber sido m¨¢s rebelde! ¡ªme dijo una vez.
Pero no era verdad. Porque rebelde lo fue a su modo, que era ante todo existencial y po¨¦tico, y porque fue rebelde en su pasi¨®n por la rectitud y la justicia, y en la reverberaci¨®n humana de su escritura.
Sus libros gozaron siempre de la atenci¨®n y el elogio de la cr¨ªtica, es cierto. Pero es cierto igualmente que el nombre de Medardo Fraile sufri¨® cierto eclipse en las d¨¦cadas de los setenta y ochenta por su traslado a Glasgow, en parte, y en parte tambi¨¦n porque la literatura espa?ola de aquellos a?os estaba a otras cosas. Pese a ello, la primera edici¨®n de sus cuentos completos por Alianza, en 1991, nos descubri¨® su obra a una incipiente generaci¨®n de cuentistas (Navarro, Tiz¨®n, S¨¢ez de Ibarra¡), y el deslumbramiento, sobra decirlo, fue inmediato, profundo y duradero. En sus cuentos encontramos la fluencia pura, vibrante y casi milagrosa del idioma (Medardo ha escuchado el castellano con el sigilo y la devoci¨®n que solo se dan entre los grandes escritores), y ¡ªunido a ella¡ª encontramos adem¨¢s otro realismo, ya est¨¢ dicho, que se nutr¨ªa subterr¨¢neamente de la hondura, la audacia y el impulso exploratorio de la vanguardia.
Con Medardo Fraile, las letras espa?olas pierden al maestro por antonomasia de las ¨²ltimas generaciones de cuentistas, y a uno de los m¨¢s notables prosistas en castellano del siglo XX.
Sus cuentos admirables van a acompa?arnos siempre.
El vac¨ªo que dejan en todos los que le quisimos su generosidad, su malicia de hombre bueno, su humor y su ternura, no tienen ¡ªno pueden tener¡ª consuelo.
?ngel Zapata es escritor. Tuvo a su cargo la edici¨®n de los Cuentos completos de Medardo Fraile en P¨¢ginas de Espuma, y ha publicado Las buenas intenciones y otros cuentos y La vida ausente.
Babelia
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