Violencia sin cad¨¢veres

En la secuencia pr¨®logo de GI Joe: la venganza,segundo largometraje inspirado en los mu?ecos militares de la empresa Hasbro, un soldado apunta con su fusil de alcance a una serie de objetivos (humanos, por supuesto), pero, a la voz de fuego, donde dispara es a la taza de la que bebe uno de esos enemigos, haci¨¦ndola a?icos e iniciando el asalto con sus compa?eros. Justo despu¨¦s, tras ganar esa contienda, dos de los integrantes del grupo militar r¨ªen socarronamente, y uno de ellos espeta al otro: ¡°?Pero qu¨¦ hijo de p¡­!¡±, frase cortada no por un pitido sino por la m¨²sica y los t¨ªtulos de cr¨¦dito iniciales.

Ya desde el inicio de la pel¨ªcula, los responsables de la saga parecen apuntar a un objetivo claro: los ni?os, ya que al abrir el abanico por abajo se est¨¢ en condiciones de acumular m¨¢s taquilla con un p¨²blico en principio alejado de este tipo de cine de acci¨®n, sanguinario de por s¨ª.

Entre la acci¨®n rutinaria y los di¨¢logos sonrojantes, lo primordial de GI Joe parece ser que no se vea ni una gota de sangre, ni un solo cad¨¢ver (en verdad, solo uno, el del villano mayor), que las consecuencias de tantas luchas de artes marciales, explosiones, ca¨ªdas al vac¨ªo y disparos sean invisibles, quedando siempre fuera de campo.

De modo que, entre el videojuego y la tonter¨ªa solemne, lo ¨²nico interesante del relato quiz¨¢ sea ese doble maligno del presidente de EE UU que sube los ¨ªndices de popularidad conforme sus decisiones son cada vez m¨¢s ultras. Muy instructivo para los ni?os.