La Biblia acelerada
Contar la Biblia en diez horas era misi¨®n imposible aunque la audiencia acuda en masa. La serie no tiene la emoci¨®n de los antiguos libros ni la de las pel¨ªculas cl¨¢sicas
Hay peliculones basados en esa fascinante colecci¨®n de libros antiguos que es la Biblia. Ben-Hur, Los diez mandamientos, La t¨²nica sagrada o Sans¨®n y Dalila fueron concebidas desde la fe pero sobre todo desde la ¨¦pica, en la edad dorada de las grandes producciones de Hollywood. Seg¨²n avanz¨® la secularizaci¨®n el cine fue dando de lado al Antiguo Testamento y se centr¨® en versiones menos ortodoxas del Nuevo, desde el mes¨ªas jipi de Jesucristo Superstar al atormentado de La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo, pasando por el sadismo devoto de Mel Gibson en La pasi¨®n.
Esas pel¨ªculas funcionaban porque exprim¨ªan una historia entre las cerca de 75 escritas durante m¨¢s de mil a?os. Contar la Biblia de un tir¨®n en diez horas es mucho m¨¢s complicado, algo as¨ª como explicar la teor¨ªa de la relatividad en una cuartilla. El intento se llama La Biblia, la miniserie estrenada este lunes en Antena 3, y no es obra de los estudios cl¨¢sicos sino del History Channel. Del poder¨ªo de la televisi¨®n por cable da idea el presupuesto de 22 millones de d¨®lares. El p¨²blico ha respondido tanto en EE UU como en Espa?a, donde el lunes?fue lo m¨¢s visto del d¨ªa y reuni¨® a casi 3,9 millones de espectadores, cifra notable en ¨¦poca vacacional.
La Biblia no es cine. A ratos parece un documental dramatizado marca de la casa, y no solo porque escuchemos a un narrador. La producci¨®n no brilla para el dineral invertido, con el que otros har¨ªan maravillas. La ambientaci¨®n es solo correcta, los efectos especiales muy modestos y los personajes no acaban de ser cre¨ªbles en su cuarto de hora escaso en pantalla. Ad¨¢n y Eva o No¨¦ ni llegan a eso y pasan como r¨¢fagas. Obligados los guionistas a detenerse en tantos episodios, algunas tramas quedan resueltas en pocos minutos sin profundizar en figuras que dar¨ªan mucho m¨¢s de s¨ª.
Lo que no se puede negar a La Biblia es la honestidad de atenerse a las fuentes. Los autores han consultado con historiadores y te¨®logos, y a?aden poco de su cosecha. Si acaso hacen concesiones al espect¨¢culo como esos combates de espadas filmados al estilo Spartacus. La fidelidad incluye mostrarnos sin tapujos en los primeros cap¨ªtulos al Dios temible que arrasa Sodoma y Jeric¨® o acaba con los primog¨¦nitos de Egipto. Pod¨ªa esperarse un intento de edulcorar historias que le¨ªdas desde la ¨®ptica actual resultan terribles, pero no: Abraham destierra a su primer hijo, el que tuvo con una sirvienta, y est¨¢ a punto de acuchillar al segundo porque Dios le pon¨ªa a prueba, en la escena de m¨¢s intensidad dram¨¢tica de la primera entrega. Un Sans¨®n jamaicano pierde las rastas traicionado por su pareja y derriba el templo en atentado suicida. Aparecen varias veces unos ¨¢ngeles exterminadores con aspecto de caballeros jedi que cumplen su misi¨®n derramando sangre ante nuestra vista. En un momento Samuel dice a Sa¨²l: "Dios os lo manda, matad a todos y a todo. Si Dios te dice que salves, salvas; si te dice que mates¡".
Desde aqu¨ª el relato tendr¨¢ que evolucionar hasta el Dios compasivo que predica Jes¨²s de Nazaret, ese que invita a poner la otra mejilla y a amar a los enemigos. Resolver las contradicciones internas, hacer casar los mensajes de escrituras tan diversas, no estaba al alcance de una miniserie, y menos de esta.
En los libros b¨ªblicos se intenta abarcar la historia universal y el sentido de la vida desde el punto de vista del pueblo jud¨ªo, y en ese recorrido encontramos a guerreros y a poetas, a reyes y a ermita?os, pasiones altas y bajas, todos los extremos de la condici¨®n humana. Hay emoci¨®n, hay esperanza. La Biblia es una gran obra literaria, atribuya usted su autor¨ªa a la inspiraci¨®n divina o a la sabidur¨ªa, hechos y leyendas que acumul¨® la memoria de un pueblo. Pero La Biblia no es una gran serie. Uno sigue prefiriendo cualquiera de Charlton Heston.
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