Pasen y vean: un jud¨ªo en la vitrina
Una provocadora exposici¨®n en Berl¨ªn disecciona la idiosincrasia de la religi¨®n y de la cultura que los nazis quisieron aniquilar Algunas voces han criticado la muestra
¡°Los jud¨ªos tienen demasiada influencia¡±. Eso fue lo primero que oy¨® Sharon Adler el lunes. Empezaba su turno de Jud¨ªos en una vitrina, una pieza de una nueva exposici¨®n en Berl¨ªn. A Adler, periodista berlinesa de 50 a?os, no le son¨® a pregunta sino a afirmaci¨®n. Lo mismo que: ¡°Hay demasiados jud¨ªos diseminados por el mundo¡±.
Ambas las plante¨® uno de los asistentes, un m¨¦dico jubilado de 70 a?os de Iserlohn (Renania del Norte-Westfalia) que despu¨¦s pas¨® a debatir sobre la reciente pol¨¦mica alemana en torno a la legalidad de circuncisiones religiosas a varones menores de edad. Tampoco aqu¨ª se mordi¨® la lengua: ¡°Yo esperaba poder hablar con un rabino, con un hombre cualificado¡±. Cuando se le pregunta de qu¨¦ parte de Alemania viene, exige saber antes si su interlocutor tambi¨¦n es jud¨ªo. ¡°Tengo que ver con qui¨¦n estoy hablando¡±. Un tanto apurada, su esposa, tambi¨¦n m¨¦dico y jubilada, responde por ¨¦l explicando: ¡°la exposici¨®n es enormemente interesante. Nos ha dado la oportunidad de hablar con una jud¨ªa, por primera vez sabiendo que lo es¡±. ?l, que prefiere no dar el apellido, abunda en esta opini¨®n elogiando ¡°la idea esta de enjaular al jud¨ªo¡±.
Debajo de la vitrina en la que se expone a Sharon Adler se lee la pregunta ¡°?Quedan jud¨ªos en Alemania?¡±. Es la n¨²mero 22 de las 32 cuestiones que, m¨¢s que contestar, plantea la exposici¨®n Toda la verdad: lo que siempre quiso saber sobre los jud¨ªos, inaugurada esta pascua en el Museo Jud¨ªo de Berl¨ªn. El lema de la muestra, un chiste jud¨ªo escrito en grandes letras en la escalera de acceso, da la pista de lo que espera al visitante: ¡°Le preguntan al rabino: ?Por qu¨¦ los jud¨ªos responden siempre con preguntas? El rabino contesta: ?Por qu¨¦ no?¡±.
Para quien, a diferencia del m¨¦dico de Iserlohn, no entre con todas las preguntas ya contestadas por sus prejuicios, la exposici¨®n ofrece un repaso sarc¨¢stico de la enorme diversidad de la vida o la identidad jud¨ªas en el mundo y en la historia.
El lunes de pascua a las dos de la tarde, justo cuando iba a empezar el turno de dos horas de la jud¨ªa Sharon Adler en su vitrina, la cola de visitantes se alargaba unos 20 metros en el fr¨ªo berlin¨¦s. Thorsten y Lisa, ambos estudiantes, se acercaron despu¨¦s de ver los ¡°provocadores¡± carteles que anuncian la muestra por todo Berl¨ªn. ¡°Toda la verdad¡±, sonre¨ªa Lisa abriendo mucho los ojos, ¡°es mucho decir para algo tan complejo¡±. Tampoco ella conoce a demasiados jud¨ªos en persona, porque los nazis asesinaron entre 1938 y 1945 a los que no pudieron huir. Hoy viven entre 100.000 y 200.000 jud¨ªos en el pa¨ªs. Thorsten explica su gran inter¨¦s en hablar con Adler: ¡°la vida jud¨ªa en mi pueblo renano se limita a la Plaza de la Sinagoga; una sinagoga que no existe desde la Noche de los Cristales Rotos¡±, el gran pogromo de 1938 que fue el preludio del gran Holocausto.
La exposici¨®n se ha visto precedida por algunas cr¨ªticas, quiz¨¢ potenciadas por la fruici¨®n con la que los medios anglosajones recogen cualquier asomo de controversia que incluya en la misma frase ¡°alem¨¢n¡± y ¡°jud¨ªo¡±. Entre las m¨¢s prominentes est¨¢ la del secretario general del Consejo Central de los Jud¨ªos en Alemania, Stephan Kramer, que ironiz¨® ante la agencia neoyorquina AP pregunt¨¢ndose: ¡°?Por qu¨¦ no le dan un pl¨¢tano y un vaso de agua al jud¨ªo?¡±.
La jefa de prensa del Museo Jud¨ªo, Katharina Schmidt-Narischkin, ironizaba a su vez el lunes: ¡°la nota de AP ha dado la vuelta al mundo, tengo la impresi¨®n de que cada cr¨®nica que se basa en ella le da un giro adicional para crear controversia¡±. Los jefes de seguridad del museo, uno de los mejor vigilados de la ciudad, dicen no tener ¡°ninguna constancia de manifestaciones o protestas¡± contra la exposici¨®n. Tampoco hay, de momento, queja oficial del Consejo Central, que suele estar ojo avizor ante cualquier manifestaci¨®n antisemita o racista en Alemania.
La cuesti¨®n del ser o no ser jud¨ªo rondar¨¢ al curioso a la salida, porque dentro no hay respuesta. Puede poner sus dudas en un post-it y pegarlo a la pared. Ya hay cientos, entre ellas ¡°?c¨®mo nacen los jud¨ªos?¡±. Casa bien con dos de las incluidas en la muestra: ¡°?Por qu¨¦ todos quieren a los jud¨ªos?" y ¡°?Por qu¨¦ los jud¨ªos no gustan a nadie?¡±.
Babelia
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